Si a nivel de ministerios se habla de un cambio de gabinete más acotado, enfocado en las carteras sectoriales y que no tocaría -hasta ahora- al comité político ni al económico, el ajuste mayor vendría por parte de las subsecretarías.

Pese a que en los partidos -en el Socialismo Democrático y en Apruebo Dignidad- algunos plantearon el lunes, tras el comité político, que no existía tal urgencia de un cambio en los equipos, en La Moneda ya han transmitido el movimiento de piezas como algo “inminente”. Una prueba de eso es que el Ejecutivo ha intensificado las conversaciones con los actores involucrados.

Para el Socialismo Democrático hay una promesa no cumplida desde el cambio de gabinete anterior: el ajuste en subsecretarías, seremías o incluso en las delegaciones regionales y provinciales.

Es a ese nivel, en el de elaboración de políticas públicas, de toma de decisiones más “prácticas”, donde PS, PPD, PR y el PL han protestado que aún no tiene el suficiente espacio, pese a haber sumado en septiembre -tras la derrota en el plebiscito- a dos líderes del bloque a la conducción política del gobierno: la socialista Ana Lya Uriarte (Segpres) y la PPD Carolina Tohá (Interior). En las subsecretarías, cinco nombres de las 39 pueden considerarse del Socialismo Democrático.

Entre los socialistas aseguran que ya manejan un “dossier de nombres subsecretarios y de seremis para cuando se requiera”. Mientras que en el PPD, en la cita que sostuvo la timonel Natalia Piergentili con Tohá, estuvieron sobre la mesa nombres de corte “técnico” para las subsecretarías de Telecomunicaciones y Obras Públicas: Carlos Estévez y Pedro Huichalaf.

En ese sector, en todo caso, dicen contar con una ventaja comparativa versus sus socios de gobierno: disponen de mayor elenco, de cuadros probados en sus áreas y con experiencia en gobiernos anteriores. “Podríamos llenar las 39 subsecretarías”, han comentado en conversaciones distendidas durante las últimas semanas en esa coalición.

Mientras que en Apruebo Dignidad -a raíz del mismo “vaciamiento” de militantes al Ejecutivo y los desafíos electorales, como el Consejo Constitucional- los perfiles ya comienzan a escasear. Además, todavía están en duda los criterios para incorporar nombres al Ejecutivo: si se sumarán o no exconvencionales como autoridades, o si el gobierno esta vez acudirá al Congreso para completar el ajuste de piezas.

Por lo mismo, la exigencia del Socialismo Democrático mantiene en una especie de “estado de alerta” a Apruebo Dignidad, particularmente al Frente Amplio. En el desfile de directivas por La Moneda -a reuniones con el jefe de gabinete del Presidente, Carlos Durán- se vio ayer al presidente de Convergencia Social, Diego Ibáñez y su vicepresidenta, Ximena Peralta. También han acudido el timonel de RD y senador, Juan Ignacio Latorre; el representante de Comunes, Marco Velarde, y el secretario general del PC, Lautaro Carmona.

El temor en el bloque tiene asidero. Y es que en los diálogos internos de los partidos y directivas, para muchos militantes aún está en la retina el “golpe” asestado a Revolución Democrática (RD) en el último ajuste, que terminó con la salida de Miguel Crispi -jefe de asesores de La Moneda- de la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Interior) y con la baja más sentida para el partido fundador del Frente Amplio: la del ministro Giorgio Jackson (de Segpres a Desarrollo Social) quedando fuera del comité político.

El rebaraje de autoridades también terminó con Rocío Faúndez fuera de la Subsecretaría de la Niñez e hizo tambalear la continuidad del subsecretario de Salud Pública, Cristóbal Cuadrado, quien se mantiene -hasta ahora- en la cartera.

El senador Latorre (RD) plantea que “(en este ajuste importa) más que las cuotas de poder, la lealtad con el liderazgo presidencial, las prioridades que se definan, la gestión e implementación de políticas públicas y el compromiso con el programa de gobierno. El Presidente verá si el tema de los equilibrios es un criterio que considera relevante a la hora de decidir los ajustes”.

Esa visión es compartida por la extimonel de la tienda, y vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Catalina Pérez. “En momentos como estos, creo que es importante recordarles a algunas dirigencias partidarias que el criterio, más que las fichas de militancia de cada uno de los equipos ministeriales, es la capacidad para colectivamente gestionar y empujar el programa de gobierno y responder a nuestro compromiso con la ciudadanía”, comenta.

“El problema central para este o cualquier gobierno no es el de la proporcionalidad o el mero cálculo electoral, sino de la conducción y la capacidad para plasmar sus orientaciones. Por ello es el Presidente y no un algoritmo el que define el gabinete en un sentido amplio y cuenta y contará con nuestro respaldo”, acota el timonel de Comunes, Marco Velarde.

Aunque en privado el tema de no salir perjudicados en un rebajare ministerial ha sido motivo de debate interno en los partidos de Apruebo Dignidad, en público igual algunos han intentado reforzar que esto no es una discusión sobre quién tiene más o menos representantes en el Ejecutivo. “No buscamos un balance cuantitativo (...). Buscamos que el conjunto del gabinete presidencial se fortalezca”, dijo hoy Peralta a La Segunda.

En la antesala, las expectativas abundan en los partidos. En Palacio comentan que los cambios en la “segunda línea” podría ascender a 15 subsecretarías.

En el PS ven con cierto interés alguna de las subsecretarías de Desarrollo Social (Evaluación Social o Servicios Sociales). En el Socialismo Democrático también han fijado su atención en las subsecretarías de Obras Públicas y en la de Agricultura. Esta última, liderada por José Guajardo (FRVS).

En esa cartera, consideran en esa coalición, hay un desbalance de origen: en Agricultura, el subsecretario milita en la FRVS, la misma colectividad que el ministro Esteban Valenzuela. Allí podría aventajarse el PS con Carlos Furche, exministro Agricultura durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet.

La continuidad de Gabriel Bosque (PC), quien asumió a la Subsecretaría de Educación en reemplazo del actual subdere Nicolás Cataldo, también está en tela de juicio. Entre quienes defienden la continuidad del ministro de Educación, Marco Antonio Ávila (RD), apuntan a que muchos de los problemas de la cartera radican en la subsecretaría y no en la gestión del secretario de Estado en sí.

En Salud, esta vez sí podría concretarse la salida de Cristóbal Cuadrado (RD) de la Subsecretaría de Salud Pública. En La Moneda, advierten, que son conocidos los roces “de estilo” con las otras autoridades del Minsal. Un paralelo, de cierta forma, se puede hacer con el subsecretario de Relaciones Económicas, José Miguel Ahumada (independiente, cercano a RD), quien ha mantenido una relación compleja con la ministra Antonia Urrejola. “Como decía mi abuelita, en una casa no puede haber dos dueñas de casa”, señaló la presidenta del PS, Paulina Vodanovic a La Tercera PM al aludir a la complicada convivencia que ha mantenido la canciller con el subsecretario.

La independiente Andrea Gutiérrez en Cultura también podría verse damnificada. Si bien se ha instalado dudas sobre la continuidad de la ministra Julieta Brodsky (CS), en el oficialismo también apuntan a que Gutiérrez debería salir. La autoridad ha sido flanco de críticas por parte del mundo de las artes y la literatura.

En Deportes, se habla de que la subsecretaria Antonia Illanes (CS) podría pasar a primera línea si se concreta la salida de Alexandra Benado. ¿Podría haber ajustes en la vocería? Eso está por verse, la subsecretaria de la Segegob, Valeska Naranjo (CS), podría significar un movimiento “no tan costoso” para compensar a otras colectividades, dicen en el oficialismo.