Cambio de gabinete, episodio IX: Julieta Brodsky en Cultura, ¿crónica de una salida anunciada?

Julieta Brodsky, ministra de Cultura. Foto: Juan Farias / La Tercera
Julieta Brodsky, ministra de Cultura. Foto: Juan Farias / La Tercera

En los distintos sectores políticos se da por hecho que la antropóloga y ministra de Cultura dejará el gabinete. Marcada por controversias y desencuentros con los gremios, su gestión no es bien evaluada en La Moneda, sobre todo su mal manejo del paro de funcionarios del patrimonio. Poco conocida por la ciudadanía, fue candidata a dejar el cargo en el primer cambio de gabinete, y ahora los partidos de gobierno activaron los sondeos de nombres para sucederla.


Con un Presidente lector, que asiste al teatro y aprecia la cultura, se esperaba que el ministerio liderado por Julieta Brodsky brillara durante su primer año de trabajo. Ampliamente apoyado por el sector cultural, el gobierno de Gabriel Boric asumió compromisos y creó altas expectativas en el área. Y si bien se entregó un bono para 30 mil trabajadores y el Mandatario destinó mayores recursos en el presupuesto 2023, los primeros 12 meses del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (Mincap) estuvieron marcados por controversias, paros de funcionarios y críticas a la gestión de la ministra. Y en el plano legislativo, no se presentó ningún proyecto al Congreso.

“La idea era que Cultura fuera foco de buenas noticias, sobre todo en un año difícil política y económicamente. Pero no ha sido el caso. La ministra no ha mostrado el liderazgo que se necesita”, comenta una reconocida figura de la gestión cultural.

La participación de Santiago como ciudad invitada de honor en la próxima Feria del Libro de Buenos Aires es la controversia más reciente que afecta al ministerio. Uno de los motivos es la elaboración de un relato en torno a la ciudad que acentúa los conflictos y resalta como dos de sus ejes los 50 años del Golpe de Estado y el estallido social, proceso en que editores y autores (los protagonistas del encuentro literario) no tuvieron participación. Otro es la confección de una lista de invitados por una comisión de expertas donde ya se notan ausencias y una tendencia a la “homogeneidad ideológica”, como dijo el propio autor del relato, el poeta Guido Arroyo.

“Me llama la atención la opacidad de la organización y del Ministerio de Cultura”, decía la semana pasada el editor Matías Rivas. “Entiendo que hay un grupo de personas del Ministerio de Cultura que está a cargo. Lo que sí me parece increíble es que haya tan poca información por parte del Ministerio. No por nada la ministra no está muy bien evaluada: quizás porque no comunica bien”.

Las dudas en torno a Julieta Brodsky comenzaron con su nombramiento: pocos entendían la designación de la antropóloga dedicada a la investigación, sin experiencia en la gestión cultural.

PARO MUSEO DE BELLAS ARTES
El Museo de Bellas Artes, cerrado durante el paro de noviembre. FOTO: MARIO TÉLLEZ / LA TERCERA

Los primeros desencuentros con los autores y artistas ocurrieron en abril, en medio del debate constituyente, cuando la ministra expresó la idea de “limitar” el derecho de autor para facilitar el acceso a la producción cultural. Su desafortunada propuesta demostró desconocimiento del tema y abrió las primeras desconfianzas con el sector.

El poco cuidado en la forma y el trato al promover la salida de las directoras del museo Violeta Parra y el Centro Cultural La Moneda, Cecilia García-Huidobro y Beatriz Bustos; su intención de “alinear” a los museos que reciben fondos públicos con las políticas del ministerio, así como su idea de que premiar la calidad artística induce a la “elitización de la cultura”, fueron algunas de las controversias en que se vio involucrada.

Pero sin duda el conflicto de mayor resonancia fueron los dos paros de funcionarios del patrimonio: la primera paralización fue en junio, por la “desidia de las autoridades” ante las demandas de los trabajadores, que pedían mejora en sus condiciones laborales. El conflicto se resolvió con la firma de un compromiso por parte de la ministra. Pero cinco meses después, en noviembre, museos y bibliotecas públicas fueron a paro nuevamente, luego de comprobar que la partida presupuestaria no incluía mejoras para el servicio. Finalmente el conflicto se solucionó en el Senado.

En los estudios de opinión pública, su figura y su gestión no suelen destacar. En la encuesta Cadem de octubre del año pasado era la ministra menos conocida del gabinete, con un 20%. Desde entonces bajó un punto: el mismo sondeo la ubicó en torno al 19% hace una semana.

Su nombre sonó insistentemente como una de las ministras que saldría en el primer cambio de gabinete, en septiembre. Hoy distintos sectores políticos dan por hecho que Julieta Brodsky no seguirá en el gobierno. En estos días los partidos de la coalición han sondeado nombres de eventuales reemplazantes entre sus filas.

En los pasillos de La Moneda se comenta que la ministra no supo resolver con eficiencia los problemas del sector, particularmente, no fue bien evaluado su manejo del paro de funcionarios del patrimonio. Del mismo modo, la relación con la subsecretaria de la Cultura y las Artes, Andrea Gutiérrez, tampoco ha estado exenta de fricciones:

“Es evidente la rivalidad que hay entre ellas. La ministra viene del mundo de la investigación, tiene poco arraigo en el medio de los artistas y los trabajadores de la Cultura, que es el fuerte de la subsecretaria”, dice un miembro del Consejo de la Cultura.

A su vez, Andrea Gutiérrez no está libre de cuestionamientos. De hecho, ella es quien está a cargo de la presentación de Santiago en la FILBA que ha recibido críticas por su sesgo ideológico.

De la Subsecretaría depende el Consejo del Libro, organismo que lleva seis meses sin dirección. La secretaria ejecutiva, la poeta Gladys González, asumió en mayo, y un mes más tarde los funcionarios la acusaron de crear un “ambiente hostil”, en una carta enviada a Gutiérrez. Gladys González tomó licencia médica y su situación no se ha resuelto, a la espera de los resultados de un sumario. Esto ha impedido el lanzamiento de la nueva Política Nacional de Lectura (2021-2026), que está lista hace un año.

No es la única demora: entre los principales compromisos de gobierno en esta materia se encuentra la elaboración de un Estatuto del Trabajador Cultural, la reforma a los concursos de fondos culturales y la creación de un nuevo Sistema Nacional de Financiamiento. En torno al primero se echó a andar una agenda de trabajo, pero no hay novedades respecto de los otros.

Si bien el presupuesto de Cultura 2023 aumentó significativamente, con un crecimiento real del 16%, no se aprecian transformaciones concretas: “Llama la atención que, al menos en este presupuesto, no se observen cambios estructurales en general, ni nuevos instrumentos públicos que vayan en la línea del anunciado nuevo Sistema de financiamiento”, dijo la directora del Observatorio de Políticas Culturales, Bárbara Negrón.

El Observatorio acaba de dar a conocer un informe sobre la agenda legislativa en Cultura durante 2022 y arrojó los peores indicadores desde 2013: por primera vez en 10 años no hubo ningún proyecto cultural que se convirtiera en ley; desde el Ejecutivo no se presentó ninguna iniciativa.

“Sabemos que existen anuncios de futuras iniciativas, pero al menos por ahora, el gobierno no tiene agenda legislativa para cultura”, dijo Bárbara Negrón.

Candidatos

Militante de Convergencia Social desde 2021, Julieta Brodsky desarrolló su trayectoria en la investigación y se estima que no cuenta con fuertes redes políticas. Uno de sus apoyos en el gobierno era la excoordinadora sociocultural de La Moneda y pareja del Presidente, Irina Karamanos. Pero quienes la conocen dicen que no tiene especial cercanía con el Mandatario. Hacen ver que el Presidente suele ir al teatro o a ferias de libros, “y nunca aparece con su ministra de Cultura”.

Sin embargo, Gabriel Boric le confió la coordinación de las actividades conmemorativas de los 50 años del Golpe de Estado. A su vez, designó al periodista y escritor Patricio Fernández como jefe de la comisión asesora presidencial.

Fundador de The Clinic y exconvencional constituyente, en los últimos días el nombre de Fernández apareció como eventual sucesor de Brodsky. Cercano al Presidente, con contactos transversales y una destacada trayectoria en el medio cultural, Fernández se distingue por su vocación de diálogo y es una figura que podría darle realce al Mincap.

Pero según cercanos, el autor de Cuba, el fin de la revolución, valora su autonomía, sobre todo después de la intensa experiencia de la Convención Constituyente.

En los círculos de gobierno comenzó a escucharse también el nombre de Morgana Rodríguez, gestora cultural de reconocida trayectoria. Fue la primera directora ejecutiva del Centro Cultural La Moneda y dirigió la dirección cultural de Santiago durante la alcaldía de Carolina Tohá.

La antropóloga y Premio Nacional de Humanidades Sonia Montecino; la académica Kemy Oyarzún, excandidata a rectora de la Universidad de Chile y primera presidenta de la Fundación Pablo Neruda; la directora de Fitam, Carmen Romero; la actriz Carolina Arredondo, uno de los rostros de la campaña del Apruebo; el subdirector de proyectos del Centro Cultural La Moneda, Pablo Brugnoli, y el productor artístico Alfredo Saint-Jean, son otros de los nombres que se mencionan como candidatos al cargo, así como el exdiputado PS Marcelo Díaz.

Tampoco se descarta un eventual traslado del escritor Pablo Paredes desde la Secom al Mincap, aunque en las últimas horas Boric ha respaldado al primero ante el organismo que ve las comunicaciones del gobierno.

En los partidos oficialistas se comenta que la ministra está enterada de su salida. Por lo pronto no ha hecho anuncios en el equipo del ministerio ni ha sugerido cambios en su agenda. El miércoles, invitada por el Cine Arte Alameda, asistió al estreno del filme Close, de Lukas Dhont, en la sala del Ceina. Y el domingo tiene una actividad de tipo patrimonial en Valparaíso.


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