“Cárcel o muerte”: la megaprisión para 40 mil pandilleros que Bukele inauguró en El Salvador

Este martes, el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, inauguró el “Centro del Confinamiento del Terrorismo”: una cárcel que había anunciado hace unos meses, y que tendría capacidad para 40 mil presos. Sin permitir el acceso a la prensa, el mandatario divulgó un video en sus redes sociales de él y sus funcionarios visitando el recinto.

El video fue transmitido en cadena nacional por los medios de comunicación salvadoreños, y la Secretaría de Comunicaciones del país confirmó que con tal visita la prisión se declaraba inaugurada.

Romeo Rodríguez, el ministro de Obras Públicas del país, aseguró que se trataría de “la cárcel más grande de toda América”, y que de ahí “sería imposible que salga un reo”. El recinto tiene 23 hectáreas de construcción, y estaría resguardado por 600 soldados y 250 policías.

“Ni crean que van a estar en hoteles”, dijo en el video uno de los funcionarios de Bukele. La cárcel se ubicó alejada de centros urbanos, en una zona rural aislada cerca de Tecoluca, a 74 kilómetros de San Salvador. Más allá de las 23 hectáreas de construcción, el predio tiene un total de 166 hectáreas, con decenas de pabellones.

Dentro de penal estará destacada de forma permanente una unidad especializada antidisturbios de la policía. Además, fuerzas conjuntas del Ejército y la policía serán responsables de la seguridad del muro perimetral de 2,1 kilómetros. La cárcel está rodeada de cercos electrificados y varios muros de concreto de más de 11 metros de altura, así como 19 torres de vigilancia. Cuenta con varios pabellones que albergarán a 2.500 reos cada uno.

El Salvador solo cuenta con 29 centros penitenciarios a nivel nacional, siendo el penal de Zacatecoluca, conocido como Zacatraz, el único de máxima seguridad. La dotación de cárceles del país tiene actualmente capacidad para 30.000 presos.

El viceministro de Justicia y director general de Centros Penales, Osiris Luna, declaró respecto al recinto: “Toda persona perteneciente a una estructura terrorista es la que va a ingresar a este centro de confinamiento”. Con esto se refiere en específico a los miembros de pandillas como la Mara Salvatrucha.

En el recinto también se espera que se hagan todos los procesos y trámites judiciales, con la idea de que quienes estén en la cárcel no salgan en ningún momento de ésta. Uno de los presentadores del centro penitenciario le comentó en el video a Bukele: “Estos tipos no han venido a descansar, tienen que saber que van a venir a trabajar”. Esto, mientras mostraba instalaciones con diferentes herramientas para trabajos manuales y de construcción.

La llamada “megacárcel” forma parte de la “guerra contra las pandillas” que está impulsando Bukele, y que ha llevado a un régimen de excepción que está pronto a cumplir un año. Usando Twitter como su principal forma de comunicación con el país, el presidente hizo un llamado a los “padres de familia”.

“Muéstrenles este video (de pandilleros encarcelados) a sus hijos adolescentes, explíquenles que entrar a la pandilla solo tiene dos salidas: la cárcel o la muerte”, escribió el mandatario, reportando un video en el que se muestran las difíciles condiciones de encierro en la que viven hoy los pandilleros en prisión.

En el video se muestra a los supuestos pandilleros hacinados en celdas, sin colchones para dormir, y se escucha a uno quejándose de la disminución de las raciones de comida. En ese entonces, Bukele recordaba que desde que se declaró el estado de excepción, “la comida es racionada” a solo dos tiempos para los 16 mil presos de tal recinto. Las cifras recogidas hasta el momento indican que en las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18 hay cerca de 70 mil miembros.

Desde el 27 de marzo del año pasado, en El Salvador rige un régimen de excepción que compromete las libertades civiles, y bajo el cual se han encarcelado a cerca de 63 mil supuestos pandilleros. El régimen, que en un principio se planteó para durar un solo mes, ya ha sido renovado 10 veces, y ha dejado más de 7.400 denuncias de atropellos a los derechos humanos.

La medida implica la suspensión de el derecho a la defensa y la inviolabilidad de las telecomunicaciones. Además, extiende la plazo de detención preventiva incluso hasta los 15 días, cuando normalmente era de tres días. El ministro de Defensa, René Francis Merino, aseguró que los operativos relativos a la “guerra contra las pandillas” no cesarán hasta que “ya no haya ni un solo pandillero en la calle”.

Estas medidas le han valido críticas internacionales a Bukele: en diciembre, Human Rights Watch publicó un informe en que documenta una campaña de arrestos arbitrarios, torturas y decenas de muertes en las cárceles salvadoreñas durante el régimen de excepción. Según Juan Pappier, investigador de la ONG, el régimen de excepción “es la receta perfecta para los abusos y las violaciones de derechos humanos”.

La Asamblea Legislativa salvadoreña, controlada por el partido de Bukele, ha aprobado leyes para permitir el encarcelamiento de niños de 12 años, la restricción en la libertad de expresión y la posibilidad de que fiscales y magistrados juzguen a personas en ausencia. Según el informe de Human Rights Watch, los comandantes de policía llegaron a establecer un sistema de cuotas, que requiere que los oficiales arresten a cierta cantidad de personas todos los días, lo que puede devenir en una política de falsos positivos.

El Congreso reformó el Código Penal y Procesal para criminalizar a los integrantes de pandillas, delito que conlleva una pena de hasta 20 años de cárcel. Los cabecillas pueden recibir condenas de 40 a 45 años. En los delitos relacionados con el crimen organizado, que incluye a las pandillas, se aplican 20 años de prisión a adolescentes mayores de 16 años y de hasta 10 años de cárcel a los mayores de 12.