¿Y si cerramos el Zoológico Metropolitano?

Es la pregunta que ha circulado antes, que volvió a plantearse después del incendio que anoche obligó a evacuar a pandas rojos (Aulirus fulgens), ranitas de Darwin (Rhinoderma darwinii), lémures rufus (Eulemur rufus) y otras especies, y que seguirá pendiente mucho después que se haya disipado el olor a quemado del Cerro San Cristóbal. ¿Qué hacer un zoológico creado en ese mismo sitio hace 94 años (1925, Arturo Alessandri)? ¿Soltarlos y que corran por las calles como al final del filme "12 Monkeys" de Terry Gilliam? ¿Darles franco? ¿Ampliarlo? ¿Trasladarlos a un parque abierto?

Con un debate donde tal vez pocos se atrevan a cuestionar la visión de que estas instalaciones son cárceles para animales que solo deberían vivir en libertad (no tanto como los circos, por cierto) y menos todavía teniendo en contra a las corrientes animalistas, lo sucedido anoche en el cerro abre alternativas e incógnitas. "Fuego a las jaulas", decían los rayados con que amaneció el sector.

Además, el también llamado Zoológico Nacional ha tenido muy malos momentos mediáticos. El más reciente, en mayo de 2016, cuando sus funcionarios debieron matar a tiros a la pareja de leones "Manolo" y "Flaquita" para salvar a un joven de 20 años que se había descolgado dentro del foso, se había desnudado y abrazado a la melena de uno de ellos. Los despidieron en una ceremonia privada.

O cuando Taco, el oso polar (Ursus maritimus) que había sido importado desde Europa, murió el 2015 y levantó protestas hacia lo que parecía obvio: qué puede hacer acá, en la ciudad de los veranos al filo de los cuarenta celsius, un plantígrado que vive en el Ártico bajo capas y capas de grasa y piel.

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12 de Enero del 2011.

Taco Oso polar traido desde el zoologico de la ciudad de Bremen en Alemania , con 15 años de vida Taco es una de las principales atracciones de este Parque

Foto Carlos Quezada[/caption]

Las opciones no son muchas, y en el caso del Parque Metropolitano, de momento no considera cambiar de domicilio. Veamos.

Cerrar un zoológico y liberar a sus especies, como si fuera el final del viaje del Arca de Noé, es algo que sencillamente no cabe en las cabezas de los entendidos. La premisa es conocida: un animal que ha estado, nacido o crecido en cautiverio probablemente no sobreviva en su ambiente salvaje. No duraría un día si es que nunca supo cazar o detectar una presa, ni menos tratar de mantenerse a salvo mimetizado entre la vegetación.

"Es un debate bastante ridículo, si ha estado toda su vida en esas circunstancias, no tiene las condiciones naturales para sobrevivir", anota Gustavo Marwitz, subgerente de comunicaciones del único otro zoológico que hay en la Región Metropolitana, el Buin Zoo (que existe en condiciones completamente distintas y con más espacio).

Otra alternativa que se ha probado fuera de Chile es cerrar y trasladar todo el zoo a una especie de "EcoParque". Es lo que se hizo en Buenos Aires. En Buin dicen que no ha funcionado de manera impecable, que a algunos animales no los pudieron trasladar por razones de salud y que incluso les transfirieron ejemplares a ellos. "Nosotros recibimos un hipopótamo pigmeo (Choeropsis liberiensis), dos monstruos de Gila (Heloderma suspectum), y unas tortugas", dice Marwitz.

Una tercera es ampliar lo que hay, que es la idea que existe para el Parque Metropolitano. En septiembre del año pasado, el gobierno anunció un proyecto para ampliar al doble sus 4,8 hectáreas, bajo el nombre de EcoParque Metropolitano. Tratándose de un anuncio, está por verse qué tan lejos o qué tan cerca quedará de las aspiraciones de quienes piensan en parques abiertos tipo safari, donde las bestias vagan libres y uno las ve desde un jeep con los cristales enrejados.

Lo claro es que, aunque en el Parque Metropolitano y en el Buin Zoo vivan experiencias muy distintas, desde ambos insisten en que siguen siendo espacios válidos.

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Children inside a cage watch at close quarters a lion at the Safari Lion Zoo in Rancagua, Chile, on October 30, 2014. the Safari Park Zoo is the only park in Latin America where tourists can see from a short distance six lions in a two-hectares large open area. AFP PHOTO/MARTIN BERNETTI (Photo by MARTIN BERNETTI / AFP)[/caption]

"Los zoológicos son muy distintos de la imagen que la gente tenía de ellos hace 50 ó 70 años. No son solo para entretener a la gente; son piedras angulares para la preservación de especies amenazadas. Más allá de criticar o no al Zoológico Nacional, sí todos deben trabajar para darle las mejores condiciones de bienestar a sus especies. Si quienes están a cargo del Zoológico Nacional interpretan que su ambiente no es adecuado para las especies que albergan, deben mejorarlo", apunta Marwitz.

Alejandra Montalba, directora subrogante del Parque Metropolitano y jefa del Zoológico Nacional, sostiene que el espacio que pasó susto anoche "no solo educa a sus visitantes y expertos, sino que participa en proyectos de conservación para salvar especies tales como ranita de Darwin, flamencos, pingüinos de Humboldt y Cóndor Andino, siendo parte de estrategias nacionales para conservar estas especies; tal es el ejemplo de haber liberado más de 140 cóndores en la naturaleza en el marco del proyecto binacional del Cóndor Andino".

Y justifica la existencia de los zoos diciendo que "en la naturaleza estamos sufriendo una ola de extinción en masa, donde se están perdiendo animales por culpa del ser humano, a tasas nunca antes vistas desde la extinción de los dinosaurios".

¿Más argumentos? Dice que "Tal como decía Jane Goddall, experta internacional en conservación, la sensación que da a las personas poder admirar a un animal, sentir sus olores y ver sus texturas en vivo y en directo jamás va a ser remplazado por programas de televisión. Esto es lo que entrega un zoológico moderno: genera agentes de cambio, crear conciencia, para que el daño de la naturaleza se comience a mitigar hoy".

En ambos parques subrayan claramente que además se ciñen a los parámetros y estándares de organizaciones internacionales como la Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios (ALPZA) y la Association of Zoos & Aquariums (AZA).

¿Hay soluciones ideales? Tal vez no. En el Buin Zoo dicen que así como han logrado reproducir en sus instalaciones tres crías de hipopótamo pigmeo y otras especies, así también mueren. "En un parque de dos mil animales, todos los días nacen unos y mueren otros. Atendemos partos y exequias todos los días".

Una discusión que tal vez  continúe: el senador PPD Guido Girardi, quien a contar de marzo presidirá la comisión de Medio Ambiente del Senado, asegura que insistirá en un proyecto de ley suyo que pretende prohibir "que haya animales encerrados en cualquier zoo o circo; ni tras las rejas ni tras barrotes". Dice que eso forzaría que los zoos "sean abiertos y trasladar a los animales a sitios son suficiente espacio".

-En el Buin Zoo hay osos no cubiertos de rejas, pero separados del público por fosos. ¿Tampoco lo permitiría?

-No lo sé, nunca he ido al Buin Zoo, pero si está encerrado o sin espacio suficiente, no cumpliría. Es un tema de dignidad y del sufrimiento del animal.