Cinemateca de París dedica ciclo de homenaje al cine surrealista y trasgresor de Jodorowsky
Con 90 años cumplidos en febrero, el artista chileno recibe el reconocimiento la ciudad a la que llegó en 1953. Desde el cómic al teatro y el cine, la obra de Jodorowsky vuelve a escena en Francia. Mañana se estrena además su nuevo filme, el documental Sicomagia.

Alejandro Jodorowsky hipnotiza a París. Con 90 años cumplidos el 17 de febrero, el artista, escritor, cineasta y sicomago ha logrado una presencial inusual este 2019 en diferentes géneros y formatos en la capital francesa. Desde el cómic al teatro, el cine y el arte concebido como terapia, la creación surrealista y provocativa de Jodorowsky llega a librerías, festivales y salas parisinas.
En enero publicó su libro Psicomagia con la editorial Alban Michel. La agrupación Los Humanoides Asociados ha vuelto a editar sus comics en 12 volúmenes comenzando por los que hizo junto a Jean Giraud, Moebius, entre 1978 y 1988: El Incal, Los ojos del gato y En el corazón del increíble meta búnker. A su vez, con la editorial Glénat sacó el segundo álbum de Los hijos del Topo, que tanto tiempo quiso llevar a la pantalla grande pero que parece haberse conformado a verlo impreso en papel.
Su hijo Brontis presenta actualmente en teatro con muy buena crítica El gorila, basada en Informe para una academia de Kafka y adaptada por su padre. Y su película El ladrón del arco iris de 1991 fue proyectada con su presencia en el Étrange Festival en París. Además, mañana estrena su película Psicomagia, un documental que interrumpe su trilogía autobiográfica para mostrarnos casos reales de éxito de esta terapia que creó hace 50 años.
En el año de su 90 aniversario, el artista recibe la admiración y el reconocimiento de la ciudad a la que llegó en 1953. Como guinda de la torta la Cinemateca de París inauguró ayer una retrospectiva en su homenaje, que presentará las nueve obras de la filmografía del chileno, un "anticonformista, fascinante e impresionante artista pluriforme" que ha dedicado su vida a "transgredir las reglas del arte para encontrar la iluminación", según la descripción que hace en el programa el crítico de Cahiers du Cinéma, Stéphane de Mesnildot.
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El topo (1970), uno de los filmes que forma parte del ciclo dedicado al autor en la Cinemateca de París.[/caption]
Como parte del ciclo los seguidores del realizador podrán ver una versión restaurada de su primera película Fando y Lis, adaptación de un texto del español Fernando Arrabal con quien formó el grupo de activismo pánico en 1962 al poco de llegar a Francia, como crítica al "aburguesamiento" de los surrealistas. El mismo Jodorowsky recuerda cada vez que puede que durante el estreno en el XI Festival de Cine de Acapulco en 1968, el público se indignó ante las imágenes provocativas. El director salió escoltado para evitar que "lo lincharan" mientras el realizador de cine Emilio Fernández, presente en la proyección, lanzaba amenazas en su contra. Debido a este escándalo el festival fue cancelado y la cinta sólo se estrenó comercialmente en México en 1972, luego de que cosechara buenas críticas en el extranjero y lograra apoyos de Roman Polanski, Sharon Tate, presentes en Acapulco, John Lennon y Yoko Ono.
Jodorowsky tuvo una relación "siempre complicada con la crítica, sobre todo en sus inicios porque la gente no entendía su universo", explica Bernard Payen, programador del ciclo en la Cinemateca parisina. Según el especialista, la anécdota mexicana fue "una manera de anunciar que su recorrido no iba a ser fácil pero al mismo tiempo único porque no hay dos Jodorowskys. Además, él no busca caer en el consenso, su singularidad está también en no ser consensual".
La retrospectiva incluye versiones restauradas de El topo, La montaña sagrada y la proyección del Ladrón del arco iris (1991) considerada por el propio Jodorowsky como uno de sus mayores fracasos. Aunque estaba protagonizada por Omar Sharif y Peter O'Toole, según Jodorowsky la película no funcionó debido a las presiones de la compañía del productor judío ruso polaco Alexander Salkind y su esposa, la pintora mexicana Berta Domínguez, quienes tomaron el control del filme. La nueva versión corresponde a una edición hecha por el propio tocopillano que ahora sí quedó satisfecho. "Volvió a trabajar en esta película y en una nueva versión de Tusk (1980), los dos filmes con los que no quedó satisfecho. Él mismo volvió a hacer el montaje con su sociedad de producción", y debe estar contento "pues nos ha prohibido que mostremos las anteriores", advierte Payen.
La Cinemateca exhibirá también el documental La Dune de Jodorowsky, del estadounidense Frank Pavich, que cuenta la historia del mayor proyecto de cine jamás realizado por el chileno que no vio la luz debido en parte a su millonario presupuesto que incluía un casting de estrellas y artistas desde Salvador Dalí a Orson Welles. Muchos coinciden en que el story board de esta película, diseñado por Moebius, y toda la preparación del filme es una de las grandes influencias de Jodorowsky: "Los bocetos aportaron un imaginario fantástico a muchos cineastas, que se puede ver en Alien y otros filmes americanos. En Francia, Gaspar Noé reivindica influencia de Jodorowsky, pero no creo que haya un nuevo Jodorowsky o un heredero directo, porque él es verdaderamente único", afirma Payen.
"Quiero que el cine sirva para sanar"
"En este filme todos los sentimientos y acciones que se muestran son reales, nada hay en él de imitado; trabajan ahí seres humanos, no actores estrellas. Se le da al cine una finalidad honesta sin imitaciones de sentimientos sino con sentimientos verdaderos, tratando de lograr un arte sano. Cuando hace más de medio siglo intenté llegar a este arte verdadero con Fando y Lis provoqué un gran escándalo. El público furioso, me quiso linchar. Espero que esta vez en Lyon no me suceda lo mismo".
Con ese mensaje en Twitter publicado el pasado 3 de septiembre Jodorowsky se despedía por unas horas de la red social donde tiene 197 mil seguidores. Partía, no sin temor, al primer pre-estreno de su última película Psicomagia, un arte para sanar, un documental que interrumpe su trilogía autobiográfica y que está dedicado a su faceta de psicoterapeuta iniciada hace 50 años tras practicar la pantomima, el yoga y los chacras, la medicina china y la cábala. "Quiero que el cine sirva para sanar los problemas espirituales, los míos y los de la humanidad", reconocía el cineasta al presentar su proyecto en una plataforma de financiamiento colaborativo.
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Sicomagia, el nuevo documental que retrata la labor terapéutica de Jodorowsky.[/caption]
Psicomagia, un arte para sanar forma parte también de la retrospectiva. La cinta encadena los testimonios de personas que han superado diferentes traumas como el desamor de una madre, la tartamudez o la depresión a través de la psicomagia. Para ello el cineasta mezcla imágenes de archivos de los años 70, extractos de sus películas donde se ven actos psicomágicos y nuevas filmaciones junto a los "consultantes" como les llama Jodorowsky, donde se demuestra la eficacia de este método.
El artista que tiene una pléyade de seguidores en Francia tenía razones para sentir miedo. Sus fans galos por muy incondicionales que parezcan, se muestran divididos a la hora de entender sus actos psicomágicos. En el blog de crítica Abus de Cine, Guillaume Gas se reconoce fan del chileno y tras ver Psicomagia escribió que su arte "otras veces hermoso debido a su estilismo" se resume en esta última entrega "a prácticas pseudo-esotéricas-terapéuticas que se limitan al ridículo absoluto". Según el crítico, Jodorowsky aparece en la cinta "menos como un artista realizado y más como un gurú que aprovecha la ocasión para tirarse flores". A su vez, en el sitio de cine Bande a Part, la editora Anne-Claire Cieutat afirma que "lo que emerge de Psicomagia… es de hecho un gesto de gran generosidad. Es una canción de esperanza en el potencial infinito del ser humano, una invitación a deshacerse de sus grilletes internos para existir plenamente y abrirse al mundo. Una oda a la libertad. El trabajo de un verdadero humanista".
Para Payen, programador del ciclo sobre el cine del tocopillano, esta última entrega "es muy coherente con toda su obra porque incluye extractos de sus películas más antiguas, hay una verdadera relación con lo que vimos antes. La danza de la realidad, por ejemplo, me parece que la película misma es un acto de psicomagia de Jodorowsky para sanarse de su infancia o de su familia y del dolor vinculado a su padre. Incluso viendo La Montaña Sagrada, hay varias escenas que hacen pensar a la psicomagia", concluye.
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