Comisaría bajo amenaza: así permanece la tenencia más atacada de Chile

Sebastián Vedoya

El cuartel registra más de 20 atentados desde que iniciaron las protestas. En la policía estiman que es una estrategia de narcotraficantes, para evitar que los uniformados salgan a patrullar las calles.


Un llamado desde el exterior alertó a los funcionarios. Una bomba molotov había iniciado un incendio en el techo de la Subcomisaría de Padre Hurtado. Fue el miércoles 13 de noviembre. Decenas de personas atacaban el recinto y los uniformados permanecían en su interior. Desde allí, no lograban ver la gravedad del ataque. Solo gracias al aviso de un vecino se percataron del fuego y lograron evitar que la situación pasara a mayores.

La tenencia policial, dependiente de la 56 Comisaría de Peñaflor, sector poniente de la Región Metropolitana, ha sido atacado al menos 20 veces desde que comenzara la revuelta que afecta a Chile desde el 18 de octubre pasado. Es la unidad policial más violentada de Chile. 

Durante el día, decenas de jóvenes se reúnen a protestar y lanzar proyectiles. En las noches, ya esta vez a manos de adultos, diferentes ataques mantienen en vilo a los funcionarios hasta las 4 o 5 de la mañana. Piedras, proyectiles y bombas molotov son lo más usado. Carabineros repele con gas lacrimógeno y hasta hace algunos días, dicen, usaba escopetas antidisturbios. 

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A 40 días desde el estallido social, la unidad muestra las huellas de la crisis. Por dentro, vidrios rotos y un personal que se dice desgastado por los hechos. Por fuera, tablones de madera en cada una de las ventanas impiden que ingresen los proyectiles. Un grueso muro de concreto separa las instalaciones de la calle. Durante la mañana amaneció pintado de blanco nuevamente, borrando los rayados que sufrió por el lado de la Plaza Padre Hurtado. La marca de una bala aún permanece.

Los techos son la principal evidencia de la agresión. Sobre ellos incontables piedras reflejan lo ocurrido los días anteriores. Las rejas y ventanas fueron blindadas con planchas de metal. Mientras una joven uniformada vigila al exterior desde una garita con un pequeño orificio que le permite advertir lo que ocurre afuera.

"La unidad es atacada día y noche. Estudiantes y adultos. Menos mal es solo contra ellos y no nos agreden también a nosotros, los pequeños comerciantes", dice el propietario de un negocio que se encuentra en la plaza junto a la Subcomisaría, quien reconoce que en días de tranquilidad mantenía abierto hasta las 23.00. Ayer tuvo que cerrar a las 19.30. Nadie quiere revelar su identidad por temor a represalias.

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Desde Carabineros asumen estar cansados de la situación y reconocen que los daños en la infraestructura ponen en riesgo una futura reparación. "Puede salir más barato levantar una nueva tenencia", confidencian desde la unidad.

La Subcomisaría Padre Hurtado fue levantada en 1985, como respuesta al terremoto que afectó a la zona central de Chile en marzo de aquel año. En un principio, la idea era que permaneciera allí por cinco años, como punto de control carretero. Sin embargo, los años pasaron y pese a que la infraestructura fue la misma, el trabajo de los uniformados se hizo permanente. A raíz de esto, dicen uniformados, los daños recibidos son tan importantes, principalmente en los techos.

Según un comerciante del sector, los ataque comenzaron como respuesta a un par de hechos que grupos movilizados del sector responsabilizan a los miembros de la Subcomisaría. "Golpeaban estudiantes a palos. Hubo jóvenes detenidos y violentados al interior de la unidad. Se habla hasta de un muerto", comentan. Desde la unidad descartan completamente estas acusaciones.

"Para nosotros hay un rol de los narcotraficantes. Atacan para que nosotros permanezcamos encerrados, mientras ellos tienen libertad de controlar las calles", dicen en Carabineros.

Frente al recinto, un pequeño polo comercial ha sido testigo y víctima de los ataques. Ayer el supermercado Santa Isabel fue saqueado. Según Carabineros solo se llevaron tragos y un par de cosas más. Junto a este, una farmacia Cruz Verde permanece completamente blindada. A pocas cuadras, un supermercado Tottus se niega a reponer mercadería, tras el ataque sufrido los primeros días de crisis.

"Esto se convirtió en tierra de nadie", lamentó un comerciante del sector.

Desde la propia tenencia dicen desconocer que ocurrirá con la unidad. Se habla que los transferirán a algunos de los puntos policiales más cercanos, aunque enfatizan no haber recibido información oficial. Para un vecino del sector, además de calificar la situación como insostenible, reconoce que la salida de los uniformados traería peores consecuencias. "Si llegan a sacar a los carabineros de acá, a los cinco minutos incendian toda la Subcomisaría", advirtió.

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