Cómo el debate por las isapres ha provocado el aislamiento de la ministra Aguilera

Dedvi Missene
13 JUNIO 2023 LA MINISTRA DE SALUD, XIMENA AGUILERA, EN EL CONGRESO NACIONAL. FOTO: DEDVI MISSENE

La crisis de las aseguradoras se agrava cada vez más y la discusión de la ley corta va contra el reloj. En ese contexto, distintas voces desde el Congreso advierten que la secretario de Estado no ha hecho los esfuerzos suficientes para lograr un acuerdo en una votación que ya se adelanta dividida.


Tras los años de pandemia, 2023 ha sido probablemente uno de los años más complejos para el sistema sanitario. Y no necesariamente por las secuelas del Covid-19, sino que por la crisis de las isapres y todas las esquirlas que esto ha dejado. El escenario de un colapso avizoraba un panorama desastroso, tanto para los afiliados del sistema privado como para los que están en el público, lo que ha llevado a intensas negociaciones y tratativas, combinando los mundos técnicos y políticos y que ha tenido a la cabeza a la ministra de Salud, Ximena Aguilera.

Desde el inicio de este debate - exactamente un año atrás cuando se dio a conocer el fallo de la Corte Suprema que ordenó a las aseguradoras aplicar la tabla de factores definida por la Superintendencia de Salud en diciembre de 2019- la ministra ha sido flanco de críticas sobre todo porque la autoridad sanitaria tiene un perfil más técnico que político, un hecho que ella misma ha reconocido publicamente.

Esta es también una de las principales críticas que se hace al interior Comisión de Salud del Senado, instancia en la que se debate actualmente la ley corta que ingresó el Ejecutivo para viabilizar la sentencia de la última sala. Los parlamentarios ya adelantan que la votación estará dividida debido, justamente, a la falta de acuerdos en aspectos claves, como la metodología de cálculo y la nueva modalidad de Fonasa para administrar seguros complementarios, debates en los que la secretaria de Estado ha asumido un rol secundario y donde dicha comisión ha llevado la agenda.

Puertas adentro, los senadores advierten que la jefa de la cartera sanitaria debería estar en búsqueda de acuerdos, dialogando y negociando, pero relatan que no lo ha hecho con la fuerza que debería. Y pese a ciertas reuniones que ha tenido con algunos de ellos, el tema se habla sólo por encima. Incluso, varios se aventuran a decir que este debate no es de su interés o que “le gana la timidez”.

Asimismo, los parlamentarios dan cuenta que desde hace meses -más o menos cuando el debate subió de tono y el gobierno optó por desoír parte de las recomendaciones del comité técnico- no hay reuniones con todos los integrantes de la comisión o con todos los los parlamentarios de la bancada oficialista que, hasta junio, se hacían mensualmente. Las relaciones se limitan algunos almuerzos o cafés cuando la ministra visita el Congreso formalmente los días que es citada.

Sin embargo, en el Congreso advierten que no es solo la ministra, sino que desde La Moneda tampoco han mostrado interés en buscar acuerdos y que las señales han sido claras en torno a mantener la línea -política- de las indicaciones. Incluso, atribuyen esta falta de interés a que tampoco hay consenso ni acuerdo al interior del propio Ejecutivo. Muy por el contrario, hay dos ideas completamente distintas de lo que hay que hacer, que se enfrentan constantemente. Y ahí la ministra Aguilera tiene su visión más técnica, que iba en línea con el informe de los expertos. Quienes han estado encima del proceso creen la secretaria de Estado no está del todo conforme con las las indicaciones que hoy se discuten.

“En manos del Senado”

En el mundo sanitario afirman que ha sido el Senado, específicamente la Comisión de Salud, la que ha sacado el debate adelante, dando cuenta que fueron ellos los que formaron un comité técnico -que incluyó representantes de Salud y Hacienda- para encontrar la manera de aplicar el fallo sin perjudicar el sistema sanitario o quebrar a la industria.

Por ejemplo, el senador Francisco Chahuán (RN) acusó hace casi dos meses que la mayoría de los esfuerzos los habían hecho los parlamentarios y no el Minsal: “No es el gobierno el que ha hecho el trabajo, hemos sido todos los miembros de la comisión que hemos trabajado de manera coordinada, e incluso formamos una comisión técnica que entregará una propuesta”.

De hecho, volvieron a tomar las acciones con su propias manos cuando frente a las “nulas” señales del Ejecutivo en cuanto a una de la principales promesas de campaña, decidieron convocar a otra instancia similar para que entregue directrices sobre una reforma sanitaria, en paralelo a la que trabaja el gobierno.

En ese contexto, en el Congreso apuntan al presidente de la Comisión de Salud del Senado, Juan Luis Castro (PS), como el que ha tomado el rol más dialogante, pues se ha encargado de hablar con cada uno de los actores, hasta las isapres. Hay quienes cuentan que la misma ministra ha bromeado diciéndole que apure la votación de la ley corta.

Hay voces, incluso, que han sido críticos con ella. A inicios de octubre, el diputado Tomás Lagomarsino, del Partido Radical, que compone una de las coaliciones del gobierno, acusó que estudiaría una acusación constitucional contra la ministra. Y nadie del gobierno se le acercó para recriminarle su actuar.

“Creo que hay un apoyo silencioso, porque nadie del gobierno me ha contactado para buscar soluciones y ver qué pasa, por lo que pareciera que están dejando caer a la ministra”, planteó esa vez Lagomarsino.

No muy distinto fue el tono de la diputada Arce, quien aseguró hace un tiempo que “lo de la ministra Aguilera debe ser, lejos, una de las demostraciones de mala gestión que se han visto en autoridades en años. No solo por el fallo de las isapres, sino porque hemos visto que su precaria gestión es percibida transversalmente por autoridades de todos los sectores. Para que un diputado cercano al gobierno esté pensando en una acusación constitucional, es porque nos encontramos en una situación muy grave”.

De todas formas, los parlamentarios dan cuenta que es necesario tener un nexo con el Ejecutivo y creen que podría ser el ministro de Hacienda, Mario Marcel, o el titular de la Secretaría General de la Presidencia de Chile, Álvaro Elizalde, quienes tomen la batuta, pues creen que la voluntad de la ministra de Salud no será suficiente y su perfil técnico no será más que un obstáculo en este debate.

Esto es algo que, dicen en el entorno parlamentario, ya se ha visto: durante la discusión de La Ley de Presupuesto, afirman esas personas, quien hizo el trabajo más político fue el ministro Marcel. Incluso, hay quienes advierten que durante este periodo las relaciones entre el Congreso y el Minsal se quebraron.

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