Con un integrante menos, mensajes al momento de asumir y la presidencia en manos republicanas: así fue el arranque del Consejo Constitucional

SESION INSTALACION CONSEJO CONSTITUCIONAL
Instalación del Consejo Constitucional. SESION INSTALACION CONSEJO CONSTITUCIONAL FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Luego de una ceremonia de casi tres horas, el órgano redactor quedó instalado. El acto fue sobrio, sin sorpresas y estrictamente formal, marcando de inmediato una diferencia abismal con la Convención.


Eran casi las nueve de la mañana y por el acceso ubicado entre las calles Bandera y Catedral entraban los dos invitados del consejero de la UDI Edmundo Eluchans. Uno de ellos, su hijo, fue abordado por la prensa. Eran los primeros en llegar a la ceremonia de instalación y, en ese improvisado diálogo, comentó que a su papá le tocaría presidir la comisión de Sistema Político.

El órgano redactor aún no se instalaba de manera oficial y ya aparecía, de modo imprevisto, la primera información respecto de cómo se organizarían los 50 consejeros. Segundos después, por ese mismo camino, apareció el consejero Eluchans.

El exdiputado recién aparecía por el Congreso en Santiago y la pregunta le cayó de cajón. “¿Asumirá la presidencia de la comisión de Sistema Político?”, consultó un periodista. El gremialista lo negó. Se le volvió a contrapreguntar con la información que había dado su hijo, pero Eluchans pidió calma: “Las cosas no suceden hasta que ocurren, mi hijo no tiene derecho a voto aquí”.

Lo cierto es que los consejeros de derecha pasaron la noche del día anterior negociando los apoyos de Chile Vamos a la candidata de los republicanos para la presidencia de la mesa directiva y también las presidencias de las cuatro comisiones del órgano redactor.

Durante esta jornada, la sede capitalina del Congreso cambió la calma y paz que reinaron durante tres meses del funcionamiento de la Comisión Experta, por el caos y el desorden provocado por la prensa que suele acompañar a actividades de este tipo.

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Consejeros del Partido Republicano.

Hubo dos momentos de tensión. Cuando entró Ninoska Payauna, la frustrada carta republicana para la presidencia, las cámaras se volcaron hacia ella, quien incluso se quedó atrapada en los cables y no podía entrar al hemiciclo. Luego pasó lo mismo con Luis Silva (republicano), quien pese a la insistencia, optó por no hablar.

El jardín de la Cámara estaba convertido en un corral. La prensa estaba cercada en un espacio restringido y las vallas papales delineaban un camino para que los consejeros, comisionados y árbitros pudieran entrar al hemiciclo. Al principio la entrada de los consejeros se dio en orden, luego, a medida que pasaban los minutos, el asunto se fue desordenando.

En paralelo a la llegada de los representantes, iban entrando los comisionados. Esta vez las cámaras ya no los seguían. El cambio se notó de inmediato: ya no eran los protagonistas. De hecho, más de alguno entró pasando inadvertido. En un momento había un grupo de expertos observando la escena desde afuera. “¿Nos echarán de menos?”, bromeaban algunos.

La ausencia de Sanhueza

La gran incógnita del día recién se despejó pasadas las 11 horas. En los minutos previos existía expectación respecto de si el consejero electo Aldo Sanhueza asistiría o no a la ceremonia de investidura. El candidato del Biobío fue electo en la lista del Partido Republicano, pero luego de resultar electo renunció al partido. Esto, debido a que se hizo público que en 2019 fue imputado en una causa por el delito de ofensas al pudor.

Sanhueza intentó renunciar a su cargo ante el Tricel, pero el máximo tribunal electoral declaró inadmisible su recurso debido a que aún no había aceptado su cargo. Existía la duda de si entraría por algún otro acceso, pero finalmente todo ocurrió según lo previsto.

Tal como había adelantado La Tercera, Sanhueza no llegó. “Le corresponde invitar adelante a Aldo Sanhueza Carrera, quien al no encontrarse presente, le corresponde pasar adelante a don Paul Sfeir Rubio”, afirmó a las 11.18 el secretario general del proceso, Luis Rojas.

Sanhueza optó por no aceptar su cargo y, por lo tanto, según el artículo 15 del reglamento del proceso constitucional, no será considerado un consejero en ejercicio. De hecho, Sanhueza está fuera de Chile en un viaje que organizó para alejarse de la polémica y del Consejo.

Al no ser un consejero en ejercicio, el Consejo Constitucional quedó instalado con 50 consejeros y los quórums deberán calcularse en base a esa cifra. A su vez, Sanhueza no recibirá dieta, ya que eso solo les corresponde a los consejeros en ejercicio.

Las diferencias con la Convención

Los consejeros optaron por la sobriedad. No hubo mayores sorpresas ni actuaciones. Algunos traían chapitas con los logos de sus partidos, pero nada más. El escaño indígena, Alihuén Antileo (mapuche), llegó con la vestimenta característica de su pueblo originario.

Los representantes tuvieron su primer debut. Para varios de ellos, esta es la primera incursión en política. Y se notó. Algunos no sabían hacia dónde ir e incluso otros intuitivamente fueron directo hacia el podio dedicado para los puntos de prensa sin notar que ningún medio estaba conectado al audio y nadie estaba escuchando sus primeras declaraciones.

La ceremonia fue igual de breve y formal que la realizada para la Comisión Experta. La diferencia es abismal respecto de lo ocurrido para la Convención Constitucional. Esta vez hubo orden, no se presenciaron manifestaciones, el himno nacional se cantó sin contratiempos, asistió el Presidente de la República, Gabriel Boric, y no hubo gritos ni mayores tensiones.

Al momento de aceptar sus cargos, algunos consejeros aprovecharon de marcar su estilo. “Por las víctimas de la violencia rural de la Macrozona Sur, sí, acepto”, dijo Héctor Urban (republicano). “Con Dios todopoderoso y eterno por testigo, sí, acepto”, afirmó Diego Vargas (republicano). En tanto, la izquierda también marcó diferencias. “Acepto por el pueblo de Chile”, exclamó con el puño izquierdo en alto Karen Araya (PC).

A las afueras del Congreso, las calles estaban cerradas y había gran presencia policial. El único que se motivó para ir a protestar fue Francisco Muñoz, más conocido como “Pancho Malo”. Lo hizo acompañado de un grupo de personas para gritar una y otra vez que Chile no necesita una nueva Constitución. Pancho Malo es un conocido del barrio. Durante los tres meses en que los partidos negociaron el Acuerdo por Chile asistió todos los días para protestar. Esta vez no cambió su estilo. Con un parlante entonó el himno nacional, puso Chile, Chile, lindo, de los Huasos Quincheros, y Libre, de Nino Bravo.

Cuando entró el socialista Miguel Littin, quien por edad ejerció como presidente provisorio, llegó con entusiasmo. “Hoy día puede comenzar una nueva época para Chile”, afirmó. A la salida calificó la ceremonia como perfecta.

A las 10.02 el Presidente Boric llegó hasta el Congreso. Ingresó raudamente por un acceso especial preparado en el sector de la biblioteca. Una vez adentro, esperó a que el pleno estuviera listo para ingresar al hemiciclo. Todo fue coordinado entre Presidencia y la secretaría técnica. Cuando se dio la señal, entró al hemiciclo por una puerta directo hacia la testera. Una vez ahí, fue recibido con aplausos mientras los presentes se pusieron de pie.

El Mandatario, en su alocución de siete minutos, aprovechó para hacer un llamado al órgano a buscar los acuerdos amplios: “(Los comisionados) han desempeñado su tarea con un espíritu patriótico, que ha demostrado ser virtuoso y espero, además, que sea contagioso, no solo para este espacio, sino que para el conjunto de la sociedad chilena. Nos han demostrado que quienes pensamos distinto podemos ponernos de acuerdo cuando se trata del bien de la patria”.

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El hemiciclo de la Cámara, donde sesionará el Consejo.

Luego de sus palabras, Boric se retiró del hemiciclo y se procedió a la votación de la mesa directiva. El resultado no tuvo ninguna sorpresa y se cumplió lo que ya se había negociado previamente. La republicana Beatriz Hevia se quedó con la presidencia al obtener los 33 votos de la derecha, y Aldo Valle (Ind.-PS) obtuvo los 17 votos de la izquierda para llegar a la vicepresidencia.

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De izquierda a derecha: el secretario general del proceso, Luis Rojas; la presidenta del Consejo, Beatriz Hevia (Republicana), y el vicepresidente del Consejo, Aldo Valle (Ind.-PS).

Hevia, cuando llegó a la testera y se dirigió al pleno, habló en ese mismo tono. “Nuestra disposición es a trabajar, sin quedarnos pegados en las divisiones del pasado. Nuestro rol como consejeros es buscar acuerdos que perduren en el tiempo y nos permitan superar la polarización actual”, afirmó la consejera de Los Lagos.

Luego de la exposición de la mesa directiva de la Comisión Experta, que hizo entrega formal del anteproyecto a los consejeros, la ceremonia llegó a su fin. Eran las 12.48, Hevia tomó la campana y clausuró la ceremonia: “Agradeciendo el informe, y por haber cumplido con su objetivo, se levanta la sesión”. A partir de ahora comienza a correr el reloj y los 50 consejeros tendrán cuatro meses para evacuar la propuesta de nueva Constitución.

Las primeras definiciones

Luego de la ceremonia los consejeros se fueron a almorzar y varios de ellas volvieron al Congreso a tener reuniones de trabajo. Los republicanos se fueron hasta la sede de su partido, mientras que la UDI tuvo una reunión con sus seis consejeros.

RN hizo lo mismo con sus cuatro consejeros y también con sus comisionados. Lo mismo replicó la bancada de RD. En la derecha estuvieron afinando los detalles de la negociación para sellar la integración de las cuatro comisiones. El asunto no estaba cerrado y fuentes del Consejo comentaban que una opción es que se pueda dejar lista en la reunión de delegados que, al cierre de esta edición, se esperaba que fuera citada para este jueves a las 12.00

Las mismas fuentes comentan que todo indicaba que los republicanos presidirían la subcomisión de órganos autónomos con Antonio Barchiesi y la de principios con María de los Ángeles López o Patricia Spoerer. Eluchans se quedaría a la cabeza de sistema político, y Becker, en la de derechos sociales. Sin embargo, este último nombre no convencía en su totalidad al partido fundado por Kast.

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