De los símbolos a la acción

Gabril Boric, sebastian Pinera
Chile's new President Gabriel Boric, left, raises his fist as outgoing President Sebastian Pinera applauds during Boric's swearing-in ceremony at Congress in Valparaiso, Chile, Friday, March 11, 2022. (AP Photo/Esteban Felix)


La importancia de lo simbólico es evidente. Cada expresión simbólica puede entenderse como un texto colmado de contenidos y conceptos que debemos interpretar. Desde esta perspectiva, lo simbólico puede fortalecer lo explícito, pero también puede operar en contra.

El gobierno entrante ha demostrado dar a lo simbólico una importancia radical. Los detalles suelen estar medidos y la puesta en escena bien diseñada. Es posible deducir de todos ellos una aspiración, una mirada y una nueva forma de comunicar que a todas luces ha sido exitosa.

Gabriel Boric llega a La Moneda como el presidente más joven de Chile y lo hace con la primera ministra del interior, la primera Edecán de la Presidencia y con un gabinete mayoritariamente femenino. Lo hace desde Magallanes y desde un árbol. Lo hace con invitados y actividades elegidas cuidadosamente, e incluso algunos plantearon que lo haría con banda presidencial alternativa.

Sin embargo, los gobiernos se sirven de los símbolos pero no gobiernan exclusivamente con ellos. “Otra cosa es con guitarra” diríamos en buen chileno y ese es, precisamente, el desafío de Gabriel Boric. Pero ¿cuál es la guitarra del Presidente?

Giorgio Jackson sostenía en una entrevista que los gobiernos “se evalúan por sus logros, sus desempeños como por su conexión, su empatía y muchas veces por sus símbolos en la gestión diaria”. Sin embargo, parece olvidar que, lo uno está indeleblemente unido a lo otro y que la realidad o la frustración de las expectativas son exigentes. Dicho de otra manera, las lunas de miel con los gobiernos entrantes suelen ser amores cortos y volubles y frente al desamor no hay empatía que valga.

Decir como lo hizo la futura ministra del Interior que le “gusta pensar el Ministerio del Interior como una madre que cuida a su país” es, por ejemplo, simbólicamente perfecto, pero olvida que a las madres tienen que decir que no, que muchas veces deben tomar decisiones impopulares en pos del futuro de sus hijos y que, además, hay hijos más difíciles que otros. El cuidado asociado en esta imagen al rol de la madre, no puede quedarse en la ternura o en la acogida. El cuidado exige, y esta es la parte más difícil, reglas claras, firmeza, objetivos y estar dispuesto a dar batallas con muy poco rating. Una madre que consiente a sus hijos puede tener malas y muy malas retribuciones futuras para ella y para su descendencia.

Cuidado entonces con medidas como el retiro de los 139 querellas por Ley de Seguridad Interior del Estado, pues una disposición como esta (más allá del debate específico) y anunciada como se ha hecho, puede decir muchísimo más. Ojo con declaraciones como las de la ministra Vallejo respecto que el gobierno de Sebastián Piñera “ha sido de los peores o sino el peor gobierno de la historia”; pues el énfasis puede venir de vuelta como un boomerang indeseado.

Esta es una generación que muchas veces parece usar una vara distinta con ellos que con los demás y que, así como goza de las ventajas de los tiempos peca con ellos. Habrá que ver cómo resuelven cuando entren al ruedo y esperar que no queden atrapados en sus propios fantasmas.

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