Desde el trasnoche a la sorpresiva alusión a Piñera: la trastienda de la primera cuenta de Boric
El Mandatario casi no durmió anoche porque se quedó trabajando hasta la madrugada en el discurso de su primera cuenta pública, el cual afinó -en el Palacio Presidencial de Cerro Castillo- con un puñado de asesores y el ministro de la Segpres, Giorgio Jackson. Un percance del Presidente con la mascarilla y quejas de parlamentarios de derecha fueron otros hitos que marcaron la jornada.
Cuando el Presidente Gabriel Boric pronunció el nombre de su antecesor, Sebastián Piñera, se produjo un silencio casi absoluto en el Salón de Honor del Congreso en Valparaíso. Solo se escuchaba el disparo incesante de las cámaras fotográficas.
“Quiero reconocer y valorar a todas las trabajadoras y trabajadores de la salud. Han cumplido un rol fundamental y nos han enseñado lo que significa el compromiso con la vida y el bienestar de las personas. Reconozco también la labor, dedicación y aprendizajes de las autoridades del Ministerio de Salud del gobierno de mi predecesor, Sebastián Piñera”, dijo al destacar el manejo de la administración anterior frente a la pandemia del Covid-19.
Pero sus palabras no quedaron ahí. “Si en algún momento fuimos injustos en las críticas, quiero reconocer que lo hicimos de buena fe y que entendemos la dificultades de afrontar algo tan complejo como una pandemia desconocida para el mundo”, añadió generando un tenue murmullo en el salón. La frase fue improvisada por el jefe de Estado. No estaba en su discurso original.
El tono republicano -que el Presidente también empleó para referirse a la forma como se abordó el estallido social, “con más democracia, no menos”-, marcó el inicio de su rendición de cuentas ante el Parlamento, la que tuvo una extensión de dos horas y 20 minutos, superando el tiempo estipulado por Presidencia y también de su antecesor. En 2018, en su primera cuenta pública de su segundo gobierno, Piñera tuvo un discurso de dos horas y 17 minutos.
El Mandatario casi no durmió anoche porque se quedó trabajando hasta la madrugada en el texto, el cual afinó -en el Palacio Presidencial de Cerro Castillo en Viña del Mar- con un puñado de asesores y el ministro de la Segpres, Giorgio Jackson. Una alocución que trabajó con dedicación debido a que para el oficialismo, con este, se jugaba la posibilidad de retomar la hoja de ruta del gobierno y dar un golpe anímico al sector en semanas que han sido complejas y marcadas por los conflictos en materia de seguridad.
La ministra del Interior, Izkia Siches, llegó temprano a Cerro Castillo para reunirse con Boric y repasar el texto, sobre todo, en las referencias a seguridad y orden público. La noche anterior, en todo caso, la jefa de gabinete y el Presidente estuvieron en contacto por teléfono. En tanto, los ministros Camila Vallejo (Segegob) y Mario Marcel (Hacienda) viajaron directo desde Santiago al Congreso.
Al llegar, Vallejo adelantó que los temas de justicia y seguridad serían ejes del discurso. “Qué bueno que hay sol”, dijo la secretaria de Estado al iniciar su vocería, añadiendo que al gobierno le interesaba avanzar en una agenda de “seguridad humana”.
Minutos después ingresó Jackson, quien tras saludar a los parlamentarios que formaban parte de “comisión pórtico”, hizo un gesto con la mano tratando de excusarse de hablar con los representantes de medios que estaban apostados a un costado. “¡Ministro, ministro!... Cuando era diputado siempre venía”, le espetó a viva voz la periodista de CNN, Mónica Rincón, al ver que el titular de la Segpres desaparecía por la entrada.
Justo a las 11.00 llegó Boric al Congreso. Lo hizo a bordo del tradicional Ford Galaxie y escoltado por una guardia de jinetes del Regimiento Granaderos. La hora de su arribo daba cuenta de un leve retraso en el inicio de la ceremonia. Como ya es parte de su estilo, en esta ocasión, el jefe de Estado tampoco usó corbata y lució un traje azul marino con una camisa celeste, atuendo poco usual de acuerdo al protocolo de estas ceremonias.
Al escuchar los primeros sones de las bandas instrumentales y de guerra -interpretando el himno nacional y que avisaban del paso del Mandatario-, los senadores DC Matías Walker y Ximena Rincón, ambos integrantes de la comisión pórtico, iniciaron dos transmisiones en directo por Instragram.
En el clásico automóvil descapotable, que fue donado por la Reina Isabel II en 1968, el Presidente venía acompañado por la ministra Siches, quien lucía un traje blanco invierno con un suéter negro.
Al bajarse del auto, Boric -cuya banda presidencial se veía mucho más ajustada desde que la usó por primera vez el 11 de marzo- saludó con un abrazo apretado al senador PPD Ricardo Lagos Weber, a quien le correspondía ser el primero en la escalinata para recibirlo.
El gesto de los abrazos fue repetido por el Presidente con casi todos los parlamentarios, especialmente, con los miembros de bancadas oficialistas. Además, a la diputada RN Camila Flores, quien está en sus primeros meses de embarazo, Boric -con rostro emocionado- le dedicó algunas palabras.
Sin embargo, cuando el jefe de Estado iniciaba su ingreso al Salón de Honor, el jefe de la escolta de Carabineros, el mayor Patricio Aguayo, se le acercó discretamente para pararlo y pasarle una mascarilla. El Mandatario hizo un gesto de sorpresa, acusando su olvido, y se la puso rápidamente.
Una vez dentro de la sede del Poder Legislativo, la ceremonia se demoró algunos minutos más de lo habitual.
En los minutos previos al discurso, uno de los episodios complicados fue la ubicación de la senadora independiente Fabiola Campillai. Según algunos presentes, inicialmente se le había destinado un lugar, pero fue ocupado por otro senador. El hecho molestó a su equipo y ella salió del salón a la espera de que personal de protocolo del Senado resolviera la situación. Al final, la senadora igualmente ubicada en primera fila.
Ya durante la alocución del Mandatario, ocurrió otro momento incómodo. Cuando Boric abordó los ejes de seguridad de su gobierno y comentó la situación en la que encontró a Carabineros señalando que “el 80% de sus automóviles no estaban operativos”, parlamentarios de la derecha lo interrumpieron. “¿Por qué habrá sido?”, comentaron irónicos aludiendo al estallido social, lo que desató la respuesta de algunos dirigentes oficialistas, quienes los hicieron callar.
Una vez finalizado el discurso, el jefe de Estado rápidamente tomó camino para salir del Congreso, sin embargo, se devolvió al ver a la senadora Campillai -quien fue aludida en la cuenta pública debido a que ella se hará cargo de la coordinación de la Mesa de Reparación Integral que está impulsando el gobierno en materia de derechos humanos-, para saludarla y abrazarla. Pese al gesto, el Presidente no hizo mención sobre la promesa que más ha pedido la legisladora: la amnistía para los presos del estallido social.
Concluido el saludo, el jefe de Estado se retiró del lugar con destino a Cerro Castillo y luego a La Moneda, donde grabará una cadena nacional para hacer las bajadas de su discurso.
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