Devs o la tecnología devorando nuestra vida: Habla el creador de la serie de ciencia ficción del año
Reconocido por filmes como Ex Machina y Annihilation, el cineasta británico Alex Garland conversa con La Tercera PM sobre la celebrada producción que estrena mañana: Devs, una miniserie sobre la desaparición de un joven dentro de una empresa tecnológica, que postula a los Emmy en cuatro categorías técnicas.
Como pocos cineastas, el británico Alex Garland (50) ha vivido en los últimos años en carne propia los radicales cambios de la industria. Tras ser nominado a los Oscar por Mejor guion original en reconocimiento a su celebrada ópera prima, Ex Machina –que venció a los blockbusters de Hollywood por la estatuilla a Mejores efectos visuales–, vio cómo su segunda película (Annihilation) pasó directo al streaming, porque el estudio Paramount anticipó una debacle en taquilla para un filme que costó entre US$ 44 y 55 millones y optó venderle los derechos de exhibición internacional a Netflix.
Ahora Garland se lanza por primera vez a la televisión, creando una miniserie de ocho episodios durante el que probablemente sea uno de los mejores años del formato, con producciones tan elogiadas y variadas como Unorthodox, Normal people y Mrs. America. En Devs la mirada del realizador británico prevalece, una apuesta por la ciencia ficción con sello propio y crítica social, pero que no rehúye la emoción. Para ahondar en su alabada última incursión –que se estrena mañana a las 22 horas por FOX Premium Series y postula a cuatro galardones técnicos en los Emmy– recurre a una de las sagas más brillantes de los 80, revivida con éxito en 2015.
“Mad Max es la historia sobre lo que sucedió después de una guerra nuclear, y parte de eso es hacer consciente o persuadir a todos a que no tengan una guerra nuclear. Creo que en el caso de Devs, me preocuparía que las compañías de tecnología pudieran llevarnos a algo así como una versión tecnológica de la guerra nuclear. Entonces estoy diciendo: no tengan una guerra nuclear. Es divertido explorarlo en nuestra historia, pero no lo exploremos en la realidad”, señala el cineasta en una videollamada con algunos medios de Latinoamérica, entre ellos La Tercera PM.
En su nuevo título como director y guionista se adentra en Amaya, una empresa liderada por Forest (Nick Offerman), un millonario que se encuentra realizando nuevos avances en una división llamada Devs. Un área que el resto de los trabajadores ignora cómo funciona o a qué se dedica específicamente, a la que se incorpora un joven de origen ruso (Karl Glusman). La trama se tuerce cuando el joven desaparece y su novia, Lily (Sonoya Mizuno), que también es parte de la compañía, se empecina en averiguar la verdad.
Garland, que dice que ignoraba la popularidad como comediante de Offerman (Parks and recreation), se benefició de su actor principal para evitar que las referencias del protagonista inevitablemente fueran hacia Mark Zuckerberg o Steve Jobs. Esto, pese a que su inspiración inicial para la serie surgiera de los planes que hoy desarrollan otros CEO y empresarios tecnológicos tan poderosos como ellos
“Tratamos a los jefes de estas compañías de tecnologías como genios, pero en realidad lo que son es gente de negocios muy exitosa, la mayor parte del tiempo. Y no creo que sea algo muy perspicaz para decir, porque creo que todas las personas que escuchan sobre eso, ya han tenido ese pensamiento. Creo que lo difícil no es lograr que la gente reconozca que existe, sino lograr que hagan algo al respecto”, sostiene Garland.
Mientras la intriga central se torna más oscura, la trama se aproxima a temas como el libre albedrío o el determinismo. Eso, dice, “dio una óptica muy distinta para observar el mundo y las personas”, en una serie que define como “una especie de ciencia ficción filosófica que tiene un apego a las vidas reales que estamos viviendo, a diferencia de la ópera espacial”.
¿Cómo conseguir entonces una historia perturbadora que hable de grandes temas, pero que al mismo tiempo emocione? “Intentando todo lo posible que fuera sobre las personas”, asegura el director.
“Sabía de todas estas grandes ideas sobre tecnología, las grandes compañías tecnológicas, el poder de la computación cuántica, la filosofía del determinismo. Pero también sabía que todo debía ser habitado por personas. ¿Y qué son las personas? En términos generales, son criaturas emotivas que se aman. Entonces, con el telón de fondo de todas las inquietantes y aterradoras cosas tecnológicas, tienes cosas muy simples sobre un chico que ama a una chica, una chica que ama a un chico, de dos colegas que se aman, el amor entre un padre y una hija, y una hija y un padre”.
“En cierto modo, todas las aterradoras grandes cosas se fundieron en estas preocupaciones mucho más humanas. Al final, de eso se trata realmente la historia, y los grandes conceptos científicos y filosóficos son como el paisaje”, concluye.
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