Diputados vs. senadores: el rol de contención de Elizalde que terminó crispando la caldera socialista
La frase de los “tontos útiles de la ultraderecha”, expresada por el jefe de diputados PS, Daniel Manouchehri, molestó a los senadores del partido, quienes inmediatamente sospecharon del ministro de la Segpres. El miércoles en la mañana, el jefe de los senadores socialistas, Alfonso de Urresti, le manifestó al diputado el malestar por aquellas afirmaciones. Sin embargo, en La Moneda niegan una incidencia del secretario de Estado.
El martes pasado, sorpresivamente llegó a almorzar al comedor de los diputados socialistas el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde (PS), con el titular de Justicia, Luis Cordero, y la subsecretaria general de gobierno, Nicole Cardoch (PS).
El encuentro surgía justo después de que el lío por los traspasos irregulares de recursos públicos a fundaciones, el llamado caso convenios, volviera reactivarse.
El sábado, La Tercera había publicado que la Contraloría había declarado ilegal un conjunto de contratos, mayoritariamente de gobiernos regionales. Si bien esta nueva arista no involucraba directamente a La Moneda, pues se trataba de fondos administrados tanto a nivel nacional como regional, fue la chispa que enardeció nuevamente el clima político, pues mayoritariamente se trataba de organizaciones ligadas a simpatizantes de la administración de Gabriel Boric.
Ello provocó que, en los días siguientes, incluso algunos legisladores oficialistas, como el senador PS Juan Luis Castro, dijera que le daba “vergüenza” ser de la alianza de gobierno. Posteriormente, los ministros se vieron obligados a endurecer el discurso contra estas irregularidades, al punto que Cordero calificó como corrupción el caso de Democracia Viva, que fue el que inició esta crisis.
Los dichos de Castro, a los que se sumaron luego las declaraciones de otro senador PS, Gastón Saavedra, y del expresidente socialista Osvaldo Andrade (su parafraseo a una antigua consigna de la UP: “Este es un gobierno de mierda, pero es mi gobierno”), fueron una señal de alerta de que el malestar con el Ejecutivo dentro de las filas del PS estaba creciendo.
Ya no se trataba sólo de la crítica solitaria del senador Fidel Espinoza (PS), a quien muchos le achacan una personalidad explosiva. Ahora era Castro -que, si bien es considerado un parlamentario locuaz, meses atrás se había caracterizado por su tono más bien oficialista-, y Saavedra, quienes comenzaban a alzar la voz. Los tres legisladores del PS, además, eran representantes de tres facciones distintas: Espinoza, a pesar de su estilo díscolo, es parte del Tercerismo; Castro hoy integra Las Grandes Alamedas y Saavedra es un histórico de la Nueva Izquierda.
Con todas esas alertas, en la parte final del almuerzo -en el que los comensales comieron garbanzos- Elizalde transmitió que, para sacar adelante los proyectos, se necesitaba unidad.
Según algunos asistentes, el ministro remarcó que la unidad se alcanzaría con “un partido que responda a los desafíos” y siendo “leal” con la administración de Boric. Sus palabras, de hecho, fueron reforzadas, según presentes, por el ministro Cordero. El titular de Justicia agregó que “se necesita apoyo de todos” para salir de la crisis.
Lo que vino después, sin embargo, agitó más el ambiente.
Los diputados socialistas tomaron el guante de lo conversado en el almuerzo con Elizalde y en redes sociales salieron a ratificar la lealtad al gobierno, entre ellos el jefe de bancada del PS, Daniel Manouchehri (reconocido discípulo político del ministro), quien publicó que “hay que actuar con seriedad y lealtad con el gobierno. El llamado es a no ser tontos útiles de la ultraderecha”.
La frase de los “tontos útiles” molestó a los senadores socialistas, quienes inmediatamente sospecharon de Elizalde de poner sus huellas dactilares en esa crítica. Esa versión que, sin embargo, es descartada tajantemente desde La Moneda y por un sector de los diputados PS.
El miércoles en la mañana, el jefe de los senadores socialistas, Alfonso de Urresti, quien también ha sido una de las voces críticas de su partido con el gobierno, concurrió a la Cámara de Diputados a tomarse un café con Manouchehri y manifestarle el malestar por aquellas afirmaciones.
El senador Saavedra fue uno de los que le respondieron públicamente a Manouchehri: “Una cosa es la obsecuencia y la otra es la lealtad. Nosotros somos leales al Presidente Boric y tenemos nuestras diferencias respecto de todo lo que tiene que ver con la escala de valores que se nos propuso. Creo que hay que tener un poquito más de concordancia y coherencia entre nosotros. El adversario de los diputados no son los senadores del PS. Fue un poquito impetuoso (el diputado)”.
“Le diría a Danielito que él representa un alma del PS que es autocomplaciente con todo lo que digita La Moneda. Yo represento la otra alma, que queremos combatir la corrupción, caiga quien caiga”, dijo, a su turno, Espinoza.
Este cruce de declaraciones revolvió aún más la interna socialista.
Hay quienes no están de acuerdo con Castro ni Espinoza, pero tampoco con Manouchehri ni el rol que está tratando de ejercer Elizalde para evitar el desbande socialista.
De hecho, en la reunión realizada en el Palacio Cerro Castillo, tampoco cayó bien en algunos senadores que la diputada Daniella Cicardini le pidiera disculpas al Presidente por las afirmaciones de ciertos personeros socialistas.
La inquietud en las filas socialistas por la incapacidad de La Moneda para frenar la crisis, además, va en línea con las señales públicas que están transmitiendo otros dirigentes del Socialismo Democrático. De hecho, este miércoles se aprobó por segunda vez una declaración de la Cámara contra figuras del Frente Amplio gracias a desmarques de parlamentarios que son parte de esta facción del oficialismo.
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