Efecto pandemia: 19 meses deben esperar ahora los pacientes por una cirugía
En ocho meses ha crecido, en promedio, el plazo para ser operado en el sistema público, como consecuencia de la paralización de las atenciones no urgentes que obligó el coronavirus. Ahora, con la participación de privados y planes especiales en los hospitales se busca abordar el reservorio, que registra a 272.503 personas.
Un total de 583 días o, dicho de otro modo, 19 meses. Ese es el plazo promedio que ahora deben aguardar los pacientes del sistema público para ser operados. Una espera muchas veces dolorosa e incluso incapacitante, que se extiende cada vez más producto de la pandemia.
Así lo reporta la última actualización de la lista de espera de los hospitales, con cifras hasta junio, que fue informada al parlamento. Son 272.503 las personas que engrosan el reservorio y que han visto aumentar en ocho meses el plazo que antes de la crisis sanitaria ya generaba alarma, con una media de casi un año -348 días- para concretar la intervenciones quirúrgicas que no están en el Auge/Ges.
Si antes de la pandemia se realizaban 480 mil cirugías anuales - casi 40 mil cirugías mensuales-, “el año 2020 producto de la pandemia se efectuaron solo 280 mil cirugías”, reconoce el subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac. Esto significa que por mes se practicaron un poco más de 20 mil cirugías, la mitad del estándar previo..
La autoridad recuerda que esto obedece a que en los momentos más complejos de la pandemia los pabellones y salas de recuperación fueron utilizados como unidades de internación, demanda que ya ha comenzado a ceder.
“Hemos reducido aproximadamente 1.500 camas, dando prioridad a los pabellones quirúrgicos y unidades de recuperación para que puedan reiniciar sus actividades. En la actualidad quedan aproximadamente 58 camas de recuperación que están siendo utilizadas para pacientes Covid-19, las cuales esperamos descomplejizar en los próximos días”, afirma.
Así, a medida que la demanda por el virus cae en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), los hospitales han ido retomando las atenciones en los quirófanos, incluso fuera del horario hábil de atención. A la vez, para agilizar la atención de los pacientes postergados, de manera inédita Fonasa licitó a 35 clínicas parte de la lista de espera.
Algo similar ocurre con los pacientes que aguardan por una o más consultas con un médico especialista, la lista hoy la engrosan 1.965.653 pacientes con una espera promedio de 543 días: 164 días más que hasta antes de que el virus colapsara la red asistencial. ¿El riesgo de esto? La falta de diagnóstico oportuno que decante en lo que varios especialistas y académicos han denominado una pandemia 2.0, esta vez de los pacientes crónicos descompensados.
Efectos en la salud
Para el académico de la Universidad Andrés Bello y director del Instituto de Salud Pública de la casa de estudios, Héctor Sánchez, son dos los principales efectos no deseados asociados a la dilación en las atenciones. El primero, que al reactivarse el sistema se transparente la cantidad de gente que requiere consultas, tratamientos o cirugías, lo que aumentará incluso más los tiempos de espera. Además, a mayor tiempo aguardando, mayor posibilidad de agravamiento de los cuadros clínicos, advierte Sánchez.
“Este es un fenómeno que sabíamos que iba a suceder. Y en la medida que se ha comenzado a relajar o disminuir la demanda por Covid-19 aumentó la demanda por estos pacientes postergados, sus diagnósticos, las indicaciones de cirugías y con ello, los tiempos de la lista de espera”, aborda.
Sánchez señala que, a pesar de que ya se realizó una primera licitación de la lista de espera, serán necesarios recursos adicionales, pues el análisis que hacen varios salubristas y expertos en salud es que la próxima “ola” sanitaria será la de las patologías postergadas y agravadas por pandemia.
“El sistema de salud tiene que echar mano a todos los recursos disponibles, que las licitaciones crezcan principalmente en el sector privado, que hoy tiene una capacidad mayor de absorción de estos requerimientos que el sistema público”, precisa.
En cuanto a la priorización de pacientes que aguardan meses por una atención, señala que si bien existen aquellas patologías que impactan el diario vivir de las personas, “hay otro grupo de cirugías que, además de afectar calidad de vida, si no se realizan a tiempo aumentan el riesgo de muerte. Por eso, uno de los criterios que se tiene que utilizar para priorizar tiene que ser ese. Además de la gravedad de los pacientes con un mismo diagnóstico y a quienes que de no ser atendidos rápidamente tienen riesgo de fallecer en las próximas semanas o meses”.
Cirugías en horario inhábil
Junto con la licitación al sistema privado, Dougnac explica que se ha elaborado un plan que, entre otras cosas, “genera incentivos para recuperar al menos en parte este retraso, con la actividad quirúrgica fuera de horario y en fines de semana, para lo cual disponemos de fondo especiales de 150 millones de dólares, solo para este año. Esperamos mantener sobre el 95% de los quirófanos operativos, reducir al 5% la suspensión de la tabla quirúrgica y efectuar una gestión de las listas de espera. Con ello esperamos disminuir, al menos en parte, tantas cirugías que hoy están pendientes”.
Durante esta semana, de hecho, en el Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso se realizó una primera cirugía de columna fuera del horario habitual. En ese centro en particular planean programar alrededor de mil cirugías de aquí a fin de año.
Alejandro Cáceres, jefe de Gestión de Ingresos Clínicos del hospital de Valparaíso, sostiene que “se replica en cierta medida el modelo con el que ha venido trabajando Fonasa en años anteriores. Siempre hemos visto que esta posibilidad se le daba a las instituciones privadas, clínicas principalmente, y hoy día, nosotros como prestadores públicos estamos habilitados también para poder hacer operaciones en horario extra, lo que nos permite resolver, como red pública en conjunto, la problemática de listas de espera que tiene la región”.
La primera paciente en ingresar a pabellón bajo esta modalidad, explicó el neurocirujano Juan Felipe Huidobro, estaba en espera desde 2018.
“Esta cirugía fue a una paciente que tiene una raquiestenosis, es decir, un canal vertebral estrecho, así que sus nervios están apretados y eso le está generando dolor para deambular. Ella está en espera de cirugía del 2018 y progresivamente estuvo con mayor dolor. Así que la idea de esto es aliviar esa presión de los nervios y ayudarla a que disminuya considerablemente el dolor después de la cirugía”, explicó.
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