El 8-2 se devoró a Arturo Vidal: los 752 días contradictorios del Rey en Barcelona
El 3 de agosto de 2018, el club culé anunció el fichaje de quien llegaba a conquistar su incumplido sueño: la Champions League. Tuvo que lidiar con los cuestionamientos a su estilo y terminó como titular en la peor versión del que creía "el mejor equipo del mundo". Koeman le ha comunicado hoy que se busque equipo.
El 3 de agosto de 2018, el Barcelona anunció el fichaje de Arturo Vidal. A través de sus canales formales, el club azulgrana oficializaba la incorporación del mediocampista, quien había triunfado en Italia, donde defendió a Juventus y en Alemania, en los pasos por el Bayer Leverkusen y el Bayern Múnich. El último equipo, como si se tratara de una ironía del destino, terminó por acelerar su salida 752 días después de su llegada y con un año más de contrato por cumplir. El bochornoso 8-2 en los cuartos de final de la Champions apuró la salida de Quique Setién, el técnico que le había conferido la ansiada titularidad, y el fichaje en su reemplazo del neerlandés Ronald Koeman, su victimario. Y, para completar el cuadro, la Orejona quedó en manos del club que abandonó para tener una certeza mayor de conquistarla.
Vidal había elegido al club de la Ciudad Condal para cumplir uno de los pocos objetivos pendientes en su carrera. “Quiero ganar tres Champions seguidas con el Barça”, aseguraba, sin vacilaciones, a su arribo. La declaración terminó transformándose en un boomerang. Casi como hace un par de semanas cuando, en un intento por contrarrestar la verborrea alemana, intentó atizar al Bayern. “Mañana no juegan contra los equipos de la Bundesliga, sino que juegan contra el Barcelona, el mejor equipo del mundo”, lo desafió. Y perdió. Literalmente, por paliza.
Koeman llega al Camp Nou con varias misiones. Además de volver a sumar títulos criollos y europeos, tiene que recuperar la identidad de juego del equipo español. Ese mentado y hasta manoseado ADN Barça que para Vidal siempre se transformó en una piedra de tope. Desde su llegada y hasta el último día en que vistió la camiseta azulgrana, en aquella fatídica jornada en Lisboa, ni la actuación más consagratoria lo liberó de las críticas en función de la ausencia de la carga genética que se les exige a los jugadores del principal club de la Ciudad Condal. Si el oriundo de San Joaquín deja el club es también porque el nuevo técnico quiere partir dándole en el gusto a un paladar futbolístico que no está dispuesto a transar lo que considera el buen gusto. Vidal aportaba energía, pero no dejaba buen sabor.
Vidal no se va solo. También parten otros ilustres, como Luis Suárez, Samuel Umtiti e Ivan Rakitic. Koeman tiene carta abierta para decidir.
Números y disputas
El paso del Rey por el equipo catalán arroja 98 partidos disputados, dos de ellos amistosos. Del total, Vidal fue titular en 51. En otros 46 ingresó desde la banca, un sitial que nunca le acomodó y que, en el comienzo de su estadía, cuando en la dirección técnica estaba Ernesto Valverde, le llevó incluso a manifestar su malestar a través de las redes sociales, otro elemento que el sector más conservador de la afición nunca le perdonó plenamente. Con la camiseta azulgrana, el Rey marcó 11 goles y repartió 11 asistencias. Fue amonestado en 18 oportunidades y lo expulsaron una vez: este año, ante el Napoli, por la Champions.
La falta de presencias, que Vidal consideraba impropia para un jugador de su clase, incluso se tradujo en que el jugador chileno demandó al club a fines de 2019 para reclamar por bonos impagos, asociados a su participación en las competencias en las que interviniera el club.
El palmarés, que seguramente el oriundo de San Joaquín pretendía incrementar notoriamente al lado de varios de los mejores jugadores del mundo, partiendo por el argentino Lionel Messi, de quien terminó ganándose una determinante amistad, no creció demasiado. En el Barcelona sumó una liga (2018-19) y una Supercopa española. A nivel continental, la vez que estuvo más cerca de alcanzarla fue en la edición del año pasado, cuando el Liverpool eliminó al Barcelona en semifinales, después de revertir en Anfield, con un contundente 4-0 la victoria por 3-0 que los azulgranas habían conseguido en la ida. Vidal se había prometido revancha para esta versión, pero volvió a fracasar en el intento.
El polifuncional
En la última temporada, su afán por permanecer entre los 11 iniciales del Barça lo llevó a desempeñar varias funciones en el campo de juego. Jugó como puntero derecho ante el Napoli, como carrilero frente al Real Madrid. Ante el Eibar y el Betis se ubicó como enlace, detrás de Lionel Messi y por muchos pasajes de diversos partidos se situó como centrodelantero. Su ductilidad llegó a tanto que en el duelo frente al Alavés se ubicó como central después de la lesión del francés Clement Lenglet. Había que remontarse a sus orígenes en Colo Colo para volver a encontrarlo ubicado como zaguero.
Si bien esa facilidad para asumir distintas funciones le valió cierto reconocimiento, también es cierto que respondía a la amplia lucha que había por un cupo en el mediocampo. Asumiendo que Sergio Busquets era inamovible y que Frenkie de Jong era la gran apuesta del club en la última temporada, después de la gran campaña que había cumplido en el Ajax, Vidal disputaba la plaza restante con Arthur. Para Valverde, al menos, el ex jugador de Gremio respondía mucho más al perfil que seduce al club, al ADN Barça. Recién con el arribo de Setién, el panorama varió. A tal punto que el brasileño perdió presencia y se transformó en moneda de cambio para el arribo de Miralem Pjanic. Para colmo, deja el club enemistado con la dirigencia.
El Rey debe buscarse ahora equipo o resistirse. Le resta aún un año de contrato. Son sus agentes los que ahora deben encontrarle un nuevo destino o condenarlo al ostracismo en el Barcelona, el equipo que le acaba de abrir la puerta de salida. Koeman no cuenta con él. 752 días después, Vidal tiene que hacer otra vez las maletas.
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