El abismo del general del “Nunca más”: la ruta del desvío de gastos reservados de Cheyre que descubrió la jueza Rutherford
Fue su propia declaración en calidad de inculpado, junto a otros testimonios, la que llevó a Juan Emilio Cheyre a ser procesado y quedar detenido en el denominado caso "fraude en el Ejército". En el interrogatorio ante la magistrada admitió que fue él quien implementó un sistema de entrega de dineros en efectivo a los excomandantes en jefe, mensualidades que fueron desde los $ 400 mil a $ 1 millón, y que el origen de dichos montos provenía de gastos reservados. También jugaron en contra las declaraciones de otros compañeros de armas que lo sindicaron como un malversador de caudales públicos. Aquí detalles inéditos de su encausamiento.
No es la primera vez que Juan Emilio Cheyre enfrenta a los tribunales de justicia chilenos. El excomandante en jefe, que es recordado por haber asumido -en 2004- la responsabilidad del Ejército en los crímenes de la dictadura, ya estuvo procesado por su vinculación a casos de violaciones a los derechos humanos, cuyos términos aún están pendientes. Pero el 27 de septiembre de este año se enfrentó por primera vez a una imputación que, ahora, lo liga a una histórica investigación por corrupción en la institución que dirigió entre 2002 y 2006. Ese día fue citado a declarar como inculpado por la ministra en visita Romy Rutherford, quien indaga el denominado “fraude en el Ejército”. Un mes después la jueza decidió, durante la jornada de este martes 25 de octubre, procesarlo por malversar gastos reservados de la institución.
El exmilitar quedó preso a la espera de lo que resuelva la magistrada, quien podría darle la libertad bajo fianza. Si se la negara, su abogado Jorge Bofill puede recurrir a la Corte Marcial. A la espera de eso, el propio Poder Judicial -a través de un comunicado- sostuvo que Cheyre fue enviado al Batallón de Policía Militar de Peñalolén y que la jueza le atribuye la malversación de más de $ 128 millones. En el auto de procesamiento se detallan cada una de las conductas que es reprochada por la magistrada quien, además, amplió la imputación a otros dos comandantes en jefe que ya habían sido procesados: Juan Miguel Fuente-Alba y Óscar Izurieta.
Entre los antecedentes que tuvo a la vista la jueza Rutherford, y que fueron determinantes para este procesamiento, está la propia declaración del general (R) Cheyre y que prestó como inculpado a solicitud de la consejera María Inés Horvitz, del CDE que obra como querellante. En dicho interrogatorio que duró tres días el exmilitar admitió que fue él quien implemento la entrega de dinero en efectivo a los excomandantes en jefe del Ejército. Dicho mecanismo fue replicado por sus sucesores y tal como sostuvo ante la magistrada, el origen de esa “ayuda económica” eran los gastos reservados de la institución. En un inicio fijó una entrega mensual de $ 400 mil, pero ya al año 2018 -cuando la jueza descubre estas conductas y se eliminan- el pago ascendía a $ 1 millón mensual. En esa oportunidad explicó que dichos montos eran para seguridad de las exaltas autoridades castrenses y así se libraba al Ejército del uso de recursos humanos para tales fines.
Ante Rutherford, el general (R) Cheyre no sólo admitió recibir esas mesadas desde 2006 a 2018, sino que también tenía un conductor, un asistente-mozo a su disposición y que eran costeados por el Ejército. Según dijo, él habló en 2007 con Óscar Izurieta para renunciar a todo esto, pero éste le habría señalado que seguirían operando según el decreto que había firmado el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Una vez que la jueza descubrió esta entrega mensual de dinero en efectivo, Cheyre dijo que tuvo que pagar ante el SII cerca de $ 20 millones por concepto de dineros que no había tributado e ingresos que durante todos esos años, hasta el 2018, nunca declaró.
Compañeros de armas
En el auto de procesamiento de Cheyre, dictado por la jueza Rutherford, se hace alusión a imputaciones que hicieron los propios sucesores del militar en la Comandancia en jefe del Ejército. Es así como se detalla la declaración de Óscar Izurieta, quien confirmó que junto al aporte económico mensual en efectivo, su antecesor tenía personal castrense asignado y un vehículo fiscal. Al igual que el general del “Nunca más”, sostuvo que existía un decreto de ley que les permitía tales regalías a quienes se fueran a retiro después de haber dirigido la institución. Sin embargo, admite que dicho documento no da cuenta de una suma particular de dinero, ni mucho menos que se deba usar para tales fines gastos reservados.
Junto con esto, el expediente refiere a la declaración del excomandante Fuente-Alba que fue el primero, en el proceso, en admitir esta entrega de sobres con dinero en efectivo mensual para sus antecesores y que una vez él se fue a retiro, también los recibió. Dichos gastos, sostuvo el militar, estaban libres de rendición. Humberto Oviedo, por su parte, dio cuenta que en 2018 se suspendió la entrega de recursos económicos en efectivo y la seguridad de las exautoridades castrenses se delegó en la Dirección de Inteligencia.
Otros coroneles apuntan a que en la era Oviedo dichos montos empezaron a entregarse semestralmente y que había orden expresa de que el envío debía ser en efectivo y no por transferencias bancarias.
Un testimonio clave fue el del exjefe del Departamento de Asuntos Generales de la Comandancia en Jefe (DAG), el coronel (R) Luis Zamora Fuentes, quien expuso ante la jueza que “a fin de año en la Comandancia en Jefe se entregaba un obsequio a todo el personal, oficiales, suboficiales y personal civil. Se contaba que años atrás en el periodo del general Cheyre, las personas salían con televisores y otros regalos, lo que se veía muy mal, por lo que se resolvió entregar gift card en su segundo año en el DAG, en el año 2008″.
Un secretario general de la época de Izurieta, según consta en el expediente, da cuenta del mecanismo de uso de gastos reservados sin control. “Añade que si bien no busca exculpar responsabilidades sobre algo que hoy día es totalmente reprochable con el estándar actual, lo cierto es que pasaron, desde la época de gasto sin control, en la época del general Pinochet, a un proceso de reducción de los gastos y los regalos, al punto de ser más bien austeros. Señala que en ese contexto, los regalos como relojes y maletines eran muestra de una reducción o concientización en estas ‘costumbres’ que venían de mucho antes”, explicó.
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