El apagón de Larrivey que coincide y agrava la segunda rueda del terror de la U
La poca efectividad del delantero, ayudada por el bajo nivel de sus compañeros, golpea a los azules en el fondo de la tabla. Desde que recibió la propuesta de renovación, a fines de septiembre, registra apenas dos goles.
A Joaquín Larrivey se le ve desesperado. Le grita a sus compañeros, los intenta ordenar en la cancha. Su paciencia, poco a poco, se agota. Más cuando Sebastián Galani, a casi dos metros de distancia, le mete un pase que va directo hacia el lateral, en la mitad de la cancha. El transandino, que a esa altura ya le había reclamado a Junior Fernandes por una jugada anterior, en la que este último le respondió con una sonrisa irónica, explota evidenciando gestos de molestia. Pese a su intento de capturar el pase, el balón se arranca sin destino. El empate sin goles frente a O’Higgins volvía a alargar su sequía.
Joaquín Larrivey está inquieto. Perdió el olfato goleador, con el que a la U le bastaba para respirar en la tabla de la posiciones. El mismo argentino, que acostumbraba a salvar a los azules, no logra desnivelar. La última vez que se abrazó fue en la derrota frente a Curicó, por 1-2, el 30 de octubre. Desde ese duelo, pasaron Ñublense, Universidad Católica y O’Higgins. Antes del duelo frente a los torteros, ya había registrado casi un mes de sequía, al convertir su tanto frente a Antofagasta, de penal, el 3 de octubre, en la igualdad 2-2.
En el Centro Deportivo Azul, pese a los números que van a la baja, lo defienden pues destacan su trabajo dentro y fuera de la cancha como líder de un equipo que intenta retomar el rumbo. Un dato que sí es relevante es desde que el delantero comenzó a negociar su renovación, su nivel tuvo una baja considerable, al igual que el defensor Ramón Arias. El 30 de septiembre, Azul Azul le hizo llegar su última oferta para renovar en los laicos. De ahí en adelante, solo convirtió dos goles (Antofagasta y Curicó). Su caída en el podio de los máximos goleadores del torneo nacional ha sido una constante. Pese a estar anclado por muchas fechas como el mayor artillero del torneo nacional, el ex San Lorenzo se quedó con 20 goles. Ya lo superaron Fernando Zampedri de la UC (22) y Gonzalo Sosa de Melipilla (21).
El argentino no se ha escondido del mal momento. Su autocrítica siempre ha estado presente. ”En los números, somos el equipo que menos puntos sacó en la segunda rueda. En otras fechas hemos sido muy buenos. No hemos sido los regulares que nos hubiese gustado ser. Hay que asumir la situación y tomar la responsabilidad que eso conlleva”, señalaba hace unas semanas.
El rendimiento coincide con el bajón general del equipo. También es cierto que el delantero no cuenta con compañeros que le permitan marcar diferencias. Ya no está Walter Montillo, su socio ideal. Marcelo Cañete, el llamado a reemplazar a la Ardilla, pese a derrochar ganas y entrega, sigue muy lejos del nivel que se espera.
La poca efectividad del artillero pasa la cuenta en la U. Más cuando las estadísticas ratifican la Larridependencia: ha convertido 20 de los 31 tantos de la Universidad de Chile en este torneo, completando un 64,52% de los goles del equipo. Recién le siguen Marcelo Cañete y Mario Sandoval, con solo dos anotaciones.
La segunda rueda del terror
Con la igualdad frente a O’Higgins, los laicos siguieron sumando cifras negativas. Llegaron a once encuentros sin saber de victorias, registrando apenas siete unidades de 42 posibles que se han jugado durante la segunda rueda. Las cifras arrojan un preocupante 16,67% de rendimiento, lejos del 58,33% de la primera mitad del torneo, en los que registró 28 de 48 puntos. Si no fuese por la primera ronda, la U estaría en zona de descenso directo.
Durante esta segunda ronda, la U apenas registra un triunfo. El 2-3 sobre Unión Española en Santa, el 13 de septiembre, fue la única vez que los azules se abrazaron durante esta segunda rueda. Una victoria en 14 encuentros, lo que arroja un increíble 7% de partidos ganados.
Los números del actual plantel pueden ser más negros. Los once partidos sin saber de victorias (dos empates, nueve derrotas), ubican al equipo de Romero como la segunda peor U de la historia solo superando a los azules de la temporada 1943-1944, que registraron 15 duelos sin saber de victorias (cuatro empates, 11 perdidos). En 2019, la otra vez que los estudiantiles estuvieron peleando con el descenso, se firmaron 10 encuentros sin saber de victorias (cinco empates y cinco derrotas).
En la concesionaria asumen la preocupación por el momento laico. Saben que algo hizo cortocircuito, luego de la caída del equipo frente a Colo Colo. Tras ese duelo, los estudiantiles cayeron en un túnel que hasta hoy no tiene salida y que provocó la salida de Esteban Valencia.
Ayer, en Rancagua, Cristian Romero entregaba su particular análisis. Cree que el duelo se definirá en la última fecha ante La Calera. “Nadie dijo que iba a ser fácil esto, pasamos la primera estación de las tres que nos quedan, pero espero y confío en mis jugadores. Esto lo vamos a revertir y se definirá en el último partido”, dijo Relojito.
Gonzalo Espinoza, el volante de la U, reconocía por su parte que el descenso les da vueltas por la cabeza. “Por ahí uno trata de no pensar en esas cosas (el descenso), pero es inevitable. El nerviosismo creo que corre siempre. El jugar acá ya tira un poco de responsabilidad. Tenemos que estar firme, decirle a la gente que vamos a dar todo de nosotros para sacar esto adelante. No sacamos nada con seguir lamentándonos si depende de nosotros”, dijo Bulldog.
Universidad de Chile ya se alista para su próxima final. La igualdad frente a O’Higgins, al menos, le valió para salir de la zona de promoción, por diferencia de goles con Melipilla. Hoy, en el Centro Deportivo Azul, la consigna que más se repite es que la historia sigue dependiendo de ellos.
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