El Clásico del Pacífico: el origen de una de las rivalidades más enconadas en la historia del fútbol

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El enfrentamiento entre Chile y Perú es una de las 10 rivalidades más enconadas en la historia del fútbol mundial, según la cadena norteamericana CNN.

Según la cadena norteamericana CNN, el enfrentamiento entre Chile y Perú es uno de los 10 antagonismos más importantes en la historia del fútbol. Una disputa que nació en los 70, según el historiador Sebastián Salinas, enardecida por las dictaduras de ambos países que utilizaron la rivalidad para encender el nacionalismo. Una disputa que se fue forjando con el avenimiento de la cultura de barra brava argentina y que se consolidó con el mensaje punzante y chauvinista de comunicadores como Eduardo Bonvallet.


La rivalidad entre chilenos y peruanos va más allá del fútbol. Antiguos problemas limítrofes y un extremo aprovechamiento político de ambos países, en los años 70, han delineado el llamado Clásico del Pacífico. El duelo que vivirá un nuevo capítulo en Lima, cuando la Roja visite al cuadro del Rímac.

Pero a pesar de las susceptibilidades, hace tres años la cadena norteamericana CNN elaboró una lista de los antagonismos más grandes en la historia de las selecciones. Sin un orden determinado, el enfrentamiento entre Chile y Perú apareció en un registro en el que asoman duelos tan linajudos como el de Brasil contra Argentina y otros más históricos, como el de Escocia e Inglaterra.

Es más, según los norteamericanos, la gran disputa se remonta a la Guerra del Pacífico. Aunque agregan un argumento más deportivo como el inicio de esta discusión dentro de una cancha: la autoría de la famosa jugada de La Chilena, o “Chalaca”, como la llaman al otro lado de la Línea de la Concordia

Antecedentes políticos

Para el historiador Sebastián Salinas, si bien la rivalidad histórica existía por los reconocidos conflictos armados, el verdadero auge de esta rivalidad comenzó en los 70, cuando los gobiernos de ambas naciones ocuparon ese antagonismo para prender los ánimos y realizar una “cortina de humo” respecto a lo que acontecía en sus respectivas naciones.

El clásico, con toda la violencia u odio entre los dos países, nace en la década de los 70. En ese tiempo tanto Chile como Perú tenían dictaduras -en Perú lo hicieron Juan Velasco (1968-’75) y Francisco Morales Bermúdez (75-80); en Chile, Augusto Pinochet (73-89)- que utilizaron la cercanía con el centenario de la Guerra del Pacífico, que era en 1979, para encender los ánimos, los nacionalismos y para desviar la atención de otras cosas que ocurrían en ambos países”, relata el profesor de la Universidad de Chile.

Incluso, agrega que anteriormente no se registra en los libros de fútbol tal animosidad: “Fue ahí donde nació el tono que tiene el enfrentamiento hoy en día. Si uno ve, en la Eliminatoria del 74 no había el ambiente de la del 78. Ahí nace un discurso que no existía más atrás en el tiempo. En la década del 50 y 60 se jugaba la Copa del Pacífico, un evento que era totalmente amistoso. Nunca se vio lo que pasa hoy, tanto en Santiago como en Lima. No se advierte en esos años que el público peruano tenga una animosidad tan fuerte contra los chilenos. Ni siquiera en los 30 o 40, cuando aún estaban vivos los veteranos de guerra”.

Las barras bravas y Bonvallet

Si bien la política hizo su papel, también hubo otros factores que avivaron esta rivalidad. Uno de esos, la metamorfosis de las costumbres de las hinchadas, que provocó un cambio de actitud frente a estas rivalidades deportivas, tal como reconoce Salinas.

“Es cierto que la enemistad nació en los 70, pero fue incentivada en la década de los 80 y consolidada en los 90. Primero fue la cultura de barra brava que llegó desde Argentina, la misma que se instaló en los dos países. Porque la hinchada de la selección chilena, así como la conocemos hoy, surgió en las Eliminatorias del 98, no antes”, recalca el historiador.

Marcelo Salas Chile Perú
Marcelo Salas y Nolberto Solano, enfrentados en el duelo de Chile y Perú de 1997, donde la Roja prácticamente aseguró su clasificación a Francia 1998. Foto: Archivo ANFP

No fue el único caldo de cultivo, ya que el trabajo de encendidos comunicadores, en ambos países, terminaron de consolidar un conflicto que ya tiene una fama regional. “En los 90 aparecieron en Chile y en Perú dos comunicadores que tuvieron mucho éxito en incentivar ese nacionalismo. En Chile fue Eduardo Bonvallet y en Perú, Phillip Butters. Ambos tuvieron relativo éxito entre mucha gente. En la eliminatoria del 98, por ejemplo, no se escuchó el himno peruano. Luego está todo eso del público, de meter ruido en el hotel para que los jugadores no descansen, cosas y actitudes de la Copa Libertadores, en los 70, que se ven más en Perú que en Chile, donde los equipos visitantes se concentran en comunas más resguardadas”, aclara Salinas.

Se vive en la cancha

Pese a los antecedentes, los jugadores no pueden abstraerse de toda esa efervescencia. Más en duelos eliminatorios, donde está mucho en juego y cualquier detalle que pueda afectar al rival es bienvenido. Así lo reconoce Jorge Aravena, líder de la Roja en los 80.

“Yo había ido antes del 85 al Nacional de Lima, pero en la eliminatoria para México 86 nos vimos en peligro. El estadio está en medio de la ciudad, entonces el bus se estaciona a tres metros de camarines, uno baja y entra. En la revancha del 4-2 nos dejaron a una cuadra de la entrada. Nos hicieron un corredor de vallas papales, separados a cuatro metros una barrera de la otra. Nos tiraron de todo. Así se vive el Clásico del Pacífico”, relata el Mortero.

Un duelo que tiene una motivación diferente para ambas selecciones. Así lo reconoce Luis Guadalupe, exzaguero central que defendió los colores del Rímac en todas las divisiones.

“Desde pequeño eran partidos muy disputados, me acuerdo de muchos enfrentamientos donde se vivía un ambiente diferente, de mucha confrontación. Si te das cuenta, siempre este clásico termina con un jugador expulsado. Eso habla de la intensidad con la que se juega. Ganar a Chile no es lo mismo que vencer a otro rival”, advierte el tío de Jefferson Farfán.

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