El conflicto en Daguestán que complica a Putin: alto desempleo, desigualdad y Estado Islámico

Agentes encargados de hacer cumplir la ley trabajan en la calle después de un ataque de hombres armados en Makhachkala, en la región de Daguestán, Rusia, el 24 de junio de 2024. Foto: Reuters

Los ataques del domingo en que murieron al menos 20 personas han puesto de manifiesto el conflicto en esta región rusa, principalmente musulmana, con problemas de desempleo.


Los ataques perpetrados el domingo por hombres armados contra una iglesia, una sinagoga y un puesto de policía en la región de Daguestán, y que dejaron al menos 20 muertos, han puesto de manifiesto el conflicto en el Cáucaso Norte de Rusia, una región de población principalmente musulmana y con problemas de desempleo.

El número de muertos por los ataques en la convulsa región rusa aumentó a 20 personas, dijo el lunes el Comité de Investigación de Rusia. Al menos 15 agentes de policía murieron junto con varios civiles, entre ellos un sacerdote ortodoxo. También se informó que cinco atacantes habían sido “liquidados”.

Según dieron a conocer investigadores rusos, los atacantes portaban rifles y bombas molotov, cuando atacaron sinagogas e iglesias ortodoxas el domingo por la noche en dos importantes ciudades de la región predominantemente musulmana en el Mar Caspio.

Entre los civiles muertos se encontraba Nikolai Kotelnikov, sacerdote de la ciudad de Derbent. Los atacantes también incendiaron una sinagoga de la ciudad.

Durante horas, los pistoleros anduvieron sueltos y se enfrentaron a tiros con miembros de las fuerzas del orden, según declaraciones del Ministerio del Interior de la región. Cinco atacantes fueron finalmente abatidos, según las autoridades locales.

Sergei Melikov, jefe de la región de Daguestán, visita la sinagoga de Derbent luego de un ataque de hombres armados y un incendio, en la región de Daguestán, Rusia, el 24 de junio de 2024. Foto: Reuters

Al menos 12 personas también resultaron heridas en los ataques, que tuvieron lugar en las ciudades de Derbent y Makhachkala el domingo, fiesta de Pentecostés de la Iglesia Ortodoxa rusa.

Los investigadores rusos calificaron el ataque de acto terrorista, pero no está claro quién fue el responsable.

Las autoridades locales declararon un período de luto de tres días en Daguestán y dijeron que las familias de las víctimas recibirían una compensación especial.

El portavoz del Kremlin dijo el lunes que el presidente Vladimir Putin estaba recibiendo regularmente informes sobre el ataque, pero que no tenía previsto dirigirse a la nación al respecto. El portavoz Dmitri S. Peskov se negó a comentar los motivos de los agresores.

El ataque fue el último de una serie de actos de violencia extremista en Rusia en los últimos meses, lo que subraya los complejos desafíos de seguridad del país mientras continúa la guerra en Ucrania, indicó el diario The New York Times.

En marzo, cuatro hombres armados mataron a 145 personas en una sala de conciertos cerca de Moscú, en un ataque reivindicado por el Estado Islámico y que puso en entredicho la reputación de Putin como líder capaz de garantizar el orden en este vasto y turbulento país, según CNN. Y en Daguestán, en octubre pasado, una turba, aparentemente en busca de pasajeros judíos, asaltó un avión que llegaba de Tel Aviv.

Una región turbulenta

Con poco más de 50.000 kilómetros cuadrados y 3,2 millones de habitantes, Daguestán es la república más poblada en el Cáucaso Norte y su población está integrada por multitud de etnias, como lo demuestran sus 15 idiomas oficiales, incluido el ruso.

Miembros de las fuerzas de seguridad llevan a cabo una operación policial después de múltiples ataques en Makhachkala y Derbent, en la región de Daguestán, Rusia, el 24 de junio de 2024. Foto: Reuters

La historia reciente de Daguestán, una república musulmana bañada por el Caspio y fronteriza con Georgia y Azerbaiyán, se ha visto afectada por acciones terroristas, algunas de gran envergadura como la incursión liderada por el checheno Shamil Basayev, que hizo estallar la segunda guerra en Chechenia (1999-2009).

Más del 96% de los habitantes de Daguestán, nombre que significa “tierra de montañas”, son musulmanes. La región también tiene una población judía pequeña (el judaísmo es una de las religiones más antiguas de Daguestán, practicada por comunidades de judíos de las montañas, que hablan una forma de persa), pero después de siglos de coexistencia con vecinos musulmanes esa población ha disminuido debido a la emigración.

En otros temas, la vecindad con Chechenia, que en 1991 proclamó su independencia de Rusia, concedió a Daguestán una papel clave en las dos guerras libradas en la región colindante.

En la ciudad daguestaní de Jasaviurt, fronteriza con Chechenia, Rusia firmó en 1996 el acuerdo de alto el fuego con los independentistas chechenos, que al año siguiente se materializó en un tratado de paz. También Daguestán fue el territorio elegido por Basayev en 1999 para lanzar una incursión armada y proclamar, con el apoyo del Estado Islámico, la creación de un califato en el Cáucaso.

Una vista muestra una escena de tiroteo en la calle de Makhachkala, Daguestán, en el sur de Rusia, el 23 de junio de 2024. Foto: Reuters

Rusia, un país que abarca 11 zonas horarias y en el que viven unos 144 millones de personas, es hogar de más de 200 comunidades de minorías étnicas.

Algunas de estas comunidades se han visto especialmente afectadas por la guerra en Ucrania.

En 2022 estallaron protestas en varias regiones de minorías étnicas contra las órdenes de movilización de Putin, incluso en Daguestán. En un video geolocalizado por CNN de la época, se podía ver a mujeres de la capital, Makhachkala suplicando a la policía fuera de un teatro.

“¿Por qué se llevan a nuestros hijos?, ¿quién atacó a quién? Es Rusia la que atacó a Ucrania”, se les escucha decir en el video.

La guerra de Israel contra Hamas tras los brutales ataques del 7 de octubre también ha aumentado las tensiones en todo el mundo, alimentadas por imágenes diarias de la destrucción en Gaza, incluso en el Cáucaso.

Putin ha jugado un delicado papel de equilibrio internacional , presentándose como un posible mediador y pidiendo moderación a ambas partes, una postura que ha recibido elogios de Hamas.

La violencia interreligiosa es algo que preocupa “mucho, mucho” a Putin, dijo la exjefa de la oficina de CNN en Moscú Jill Dougherty, en respuesta a los ataques del domingo en Daguestán.

Rusia tiene una compleja red de relaciones en Medio Oriente: Putin respalda al presidente sirio Bashar al-Assad; depende de Irán para obtener un arsenal de drones para atacar a Ucrania, y es amigo íntimo del príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman Al Saud.

Una vista muestra vehículos del servicio de emergencia en la calle de Makhachkala, Daguestán, en el sur de Rusia, el 23 de junio de 2024. Foto: Reuters

También ha mantenido relaciones de trabajo cordiales con sus homólogos israelíes, aunque su relación con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se ha enfriado.

“Nunca ha habido una calma especial en el Cáucaso Norte y durante mucho tiempo han existido todo tipo de células wahabíes, pero tales acciones requieren desencadenantes y líderes. En Daguestán hay un problema grave con el desempleo, hay un problema grave con el sentimiento de desigualdad social, un problema grave asociado con la idea de que la sociedad es injusta. Y si las autoridades no pueden dar respuestas convincentes a determinadas preguntas, los predicadores islámicos radicales darán esas respuestas“, explicó el politólogo Konstantin Kalachev al portal ruso Info 24.

Otros ataques

Al igual que lo ocurrido en marzo cuando las autoridades rusas intentaron ocultar las fallas de inteligencia en torno al ataque a la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú -que mató a 145 personas- culpando a Occidente y a Ucrania, sin aportar pruebas, las primeras declaraciones de las autoridades tras el ataque del domingo sugirieron que el gobierno podría adoptar una táctica similar en Daguestán.

Los ataques parecen haber sido coordinados. Una sinagoga y una iglesia ortodoxa en Derbent fueron los objetivos.

El Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Estados Unidos, ha sugerido que es probable que sea obra de la rama del Estado Islámico en el Cáucaso Norte, Wilayat Kavkaz, pero no hay confirmación de ello.

La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), un grupo de países euroasiáticos liderado por China y Rusia, dijo anteriormente que Wilayat Kavkaz se había vuelto más activo desde los ataques del Estado Islámico del Khorasan (EI-K) del 22 de marzo en el Crocus City Hall de Moscú.

El medio de comunicación Al-Azaim, rama rusa del EI-K, elogió el ataque, que según dijo fue llevado a cabo por “sus hermanos del Cáucaso”, sin reivindicar la responsabilidad.

La semana pasada, la policía de la ciudad sureña de Rostov del Don mató a varios hombres, algunos de ellos vinculados al Estado Islámico, que habían tomado como rehenes a personal en un centro de detención preventiva.

Harold Chambers, analista de seguridad del Cáucaso Norte, dijo a Newsweek que el intento de fuga de una prisión la semana pasada y los ataques del domingo en Daguestán mostraron cómo los servicios de seguridad de Rusia se ven superados por los militantes, en particular del Estado Islámico.

“Las exigencias de la invasión de Ucrania han distraído a todas las agencias de seguridad del país, mientras que las regiones más cercanas a la línea del frente están más sujetas a las demandas de mano de obra en tiempos de guerra”, dijo Chambers.

Agregó que los ataques del domingo, que incluyeron el primer ataque a una iglesia en Daguestán en años, “mostraron un regreso a los ataques contra objetivos fáciles”.

Miembros de las fuerzas de seguridad llevan a cabo una operación policial después de múltiples ataques en Makhachkala y Derbent, en la región de Daguestán, Rusia, el 24 de junio de 2024. Foto: Reuters

“Esto es importante porque, en contraste con el ataque a la sinagoga, que podría interpretarse como una reacción violenta similar a la del asalto al Aeropuerto Internacional de Uytash del año pasado, parece presagiar un regreso a la persecución de los objetivos terroristas internacionales”, afirmó Chambers. Manifestantes antiisraelíes irrumpieron en un aeropuerto de Makhachkala el pasado mes de octubre y buscaron un avión lleno de pasajeros que habían llegado de Tel Aviv.

En una declaración enviada por correo electrónico a Newsweek, Pinchas Goldschmidt, el rabino jefe exiliado de Moscú, dijo que los ataques a las comunidades judía y ortodoxa rusa eran motivo de gran preocupación.

“Los informes de que ISIS es responsable de este atroz ataque son una prueba una vez más de que las autoridades policiales rusas, en lugar de utilizar sus recursos para luchar contra ISIS y el terrorismo, han abusado de sus recursos para reprimir y matar a ciudadanos pacíficos que estaban en contra de la guerra”, agregó la declaración de Goldschmidt, que también fue compartida en las redes sociales.

Chambers dijo que los perfiles de los atacantes del domingo eran más de clase media y alta que “los individuos más oprimidos que se espera sean propensos a la violencia yihadista”. En el ataque se observó que había mayores medios financieros y que se utilizaron armas de fuego de mayor calidad.

“Otros indicadores como los IED (dispositivos explosivos improvisados), que han estado presentes en todas las demás células del EI en la región en los últimos meses, no estuvieron presentes en este ataque”, comentó Chambers, estudiante de doctorado en la Universidad de Indiana.

En general, Kalachev cree que los ataques terroristas se han vuelto más frecuentes también porque en los últimos años ha surgido en el mundo una atmósfera de turbulencia, lo que lleva a que “los promotores de ideas radicales sientan que ha llegado su momento”. El politólogo subrayó que “la tarea de los islamistas radicales hoy es señalar su presencia, mostrar que existen”.

“Ahora, aparentemente, se sienten más tranquilos. Quizás esto se deba al hecho de que, según les parece, la atención de las autoridades y agentes del orden se desplaza hacia otros temas y problemas, y surge una ventana de oportunidad. De una forma u otra, estamos entrando en un período de turbulencias, tanto externas como internas. Y creo que el número de todo tipo de excesos no hará más que crecer “, concluyó Kalachev.

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