El desconfinamiento musical en Europa: hablan sus protagonistas chilenos
Varios músicos de nuestro país han sido los primeros en volver a los escenarios, dando conciertos e incluso óperas en ciudades como París, Leipzig y Módena, tras las cuarentenas. Pero también han sido testigos de rebrotes de la pandemia. La incertidumbre, coinciden, sigue siendo palpable.
Fueron noticia en Alemania. El tenor Álvaro Zambrano, solista de la Ópera de Leipzig, y el director orquestal Sebastián Camaño, protagonizaron un hito el 17 de julio, cuando montaron la primera ópera pos confinamiento. Fue al aire libre, en el complejo cultural de la Baumwollspinnerei, con vestuario y escenografía. Eligieron la ópera cómica Rita, de Gaetano Donizetti.
“Todo el mundo se reía, la gente estaba fascinada. Estaban hambrientos; hay mucha cultura de ópera acá. Les llamaba la atención que hubiera tanta presencia latina, porque la regisseur era la única alemana. Estamos en conversaciones para repetirla en octubre, y nos encantaría presentarla en Chile también”, cuenta Sebastián Camaño.
El elenco lo integraron tres cantantes y un ensamble de cuerdas y piano, en su mayoría chilenos, todos, a dos metros de distancia, con un aforo autorizado de 50 sillas y una fila de curiosos al fondo. “Fue un éxito, se vendieron todos los tickets. Salió en todos los diarios de acá, destacando que era la primera ópera que se presentaba desde el lockdown”, dice Álvaro Zambrano.
La experiencia contrastó con la realidad de la Ópera de Leipzig, cerrada al género desde febrero. “Tengo ensayo el 3 de septiembre, y vamos a empezar a hacer funciones en octubre, pero el formato ya cambió. No se harán óperas completas, sino cosas más pequeñas, porque tienes que mantener seis metros de distancia en escenario”, explica el tenor.
Helmuth Reichel, director titular de las orquestas de la Universidad de Dresde entrega más datos: “Las cuerdas tienen que ubicarse a un metro y medio de distancia, y el director, a dos metros en los ensayos y a un metro y medio en concierto”. Así fue cómo ensayó con sus orquestas en julio. “Estamos discutiendo cambios tanto de la forma de los conciertos como de los programas, pensando que tal vez en diciembre se pueda hacer conciertos de formato pequeño”, revela.
Porque en Alemania ya hay música en sala. “La Orquesta de la Radiodifusión Bávara tuvo hace dos semanas un concierto con Simon Rattle, con distanciamiento entre los músicos y un público reducido de 200 asistentes”, asegura Reichel, quien además ya está empezando a tener nuevas invitaciones confirmadas, las primeras, para julio de 2021.
Aunque vive en un pequeño pueblo de Murcia —Caravaca de la Cruz—, el guitarrista Ramón Vergara ha experimentado las consecuencias de los recientes rebrotes en España. Junto a su mujer, la cantante María de los Reyes Aznar, conforman el Dúo Hispania y fueron los primeros en dar un concierto pos cuarentena en la región, el 9 de junio. El 17 de julio ya actuaban ante cien personas.
Pero todo cambió en sólo dos semanas. “Ahora estamos de vacaciones forzadas, porque muchos ayuntamientos están con miedo por los rebrotes que han tenido en sus comunas. Se castiga a la actividad artística de verano, pero los bares siguen llenos”, comenta Vergara. Para fines de septiembre tienen una gira que harán de pueblo en pueblo, aunque toquen sin público; ya comprometieron a las televisoras locales a grabarlos y transmitirlos.
“Esta modalidad, de conciertos de música de cámara que se graban con distancia física, y luego son difundidos en streaming, ha cobrado mucha importancia”, confirma desde París, donde reside hace 19 años, el compositor Roque Rivas. Entrega varios ejemplos: el Teatro del Châtelet comisionó obras breves, las grabaron y difundieron, y lo mismo hizo el Festival Aix-en-Provence, con la última ópera de Kaija Saariaho.
Mientras más exigente sea el público, más tecnología se invierte. Un buen ejemplo será, en septiembre, el festival ManiFeste del IRCAM. “Diseñaron dos modalidades; ciertos conciertos son filmados con un sistema binaural, de manera que uno en los audífonos escucha casi como si estuviera en la sala de concierto, y los otros son en vivo, pero con una cantidad reducida de público”, detalla Rivas, quien tiene proyectos hasta 2023 con el IRCAM. La reactivación se evidencia en las próximas obras que ya tiene confirmadas: en octubre le tocarán una composición en París, otra en febrero en Londres y en marzo, el célebre Ensemble InterContemporain interpretará Assemblage en la Cité de la Musique.
También en París, el chileno Erwin Aros fue el primer cantante que actuó en escenario en desconfinamiento. Fue el 11 de julio, en el Teatro del Châtelet, y TV France transmitió la función sin público. El espectáculo elegido fue Una de las últimas tardes de carnaval, comedia barroca de Carlo Goldoni que ganó el Premio de la Crítica 2019, en la cual el haute-contre nacional (registro cercano al de contralto) tiene el rol protagónico y además es el director musical.
“Políticamente, acá en Francia fue un hito. En la entrada te pasaban una nueva mascarilla y sólo te la podías sacar en el escenario, donde sólo podía haber nueve personas. Nos teníamos que lavar las manos cada diez minutos”, detalla Aros. “Todo sigue bien incierto, pero ya tenemos una gira con Una de las últimas tardes de carnaval en Francia y varios países. Cruzamos los dedos”, agrega.
Otro músico chileno que inauguró la pos-cuarentena musical es el tenor Juan Pablo Dupré. Junto a la soprano Roxana Herrera, también chilena, interpretaron el 22 de julio arias de Giacomo Puccini, en el primer concierto pos cuarentena de Módena. “Fue histórico. Además de que todos estuvimos dos meses encerrados, llevábamos cuatro meses sin poder hacer música”, comenta Dupré. Fue al aire libre y los 150 asistentes estaban a un metro de distancia. La soprano, además, cantará este sábado 15 en una conferencia musicalizada sobre Tosca, en los Jardines Ducales de la ciudad.
Colaborador permanente del Teatro Comunale de Módena, Dupré está a la espera del cuándo y el cómo de la próxima temporada. “Por ahora los teatros siguen cerrados, y están prohibidos los eventos masivos; todo se hace al aire libre”, cuenta.
También en Italia, pero al norte, en Vigavano, poblado cerca de Milán, vive hace 14 años el compositor Manuel Contreras Vásquez. La suerte que han corrido las obras que le habían programado refleja la evolución de la pandemia. Primero, le cancelaron el estreno en Milán de su ópera Aswalaq. Zoos humanos, el 24 de febrero. “En marzo, se alcanzó a tocar otra obra mía en Inglaterra; en Italia ya estábamos muy mal, pero allá todavía se hablaba de la inmunidad de rebaño. Además, tenía otro concierto en abril en Barcelona, que quedó reprogramado para mediados de septiembre. Pero con los rebrotes que estamos viendo en España no hay certezas de que se haga”, comenta.
“Las actividades musicales en Italia están partiendo lentamente y con formas muy experimentales. Hace un mes en La Scala se hizo un primer tentativo de concierto, con un dúo de chelo y piano y un público muy reducido, que transmitieron por televisión. Por ahora no hay ningún concierto sinfónico programado, pero Milán ya está preparando su temporada”, agrega Contreras.
En Inglaterra, en cambio, hay un plan de cinco fases, y están en la tercera, según explica el guitarrista chileno Emmanuel Sowicz, desde Londres. “Se permiten las presentaciones al aire libre con público y pruebas piloto en espacios cerrados con público limitado”, detalla. “Me parece fascinante el caso de mi amigo, el chelista Sheku Kanneh-Mason, que tuvo sus primeros conciertos el fin de semana pasado, en un estacionamiento”, agrega.
En ese país, sin embargo, las oscilaciones del virus son evidentes. Las autoridades anunciaron a mediados de julio que los teatros podrían reabrir el 1 de agosto, aunque no era seguro, y efectivamente el primer ministro Boris Johnson se ha retractado no una, sino dos veces del plazo, por el aumento de casos Covid.
“Ya asumimos que la mayoría de nuestra actividad musical va a ser comunicada online”, reconoce el guitarrista. Sin embargo, su mujer, la pianista Yuko Sano, viajó en julio a Japón a dar conciertos. “Allá es obligatorio el uso de mascarillas y la gente tiene que estar separada en las butacas. Hay un proceso paulatino de ingreso y de retiro de la sala, y se usa gel desinfectante. En Japón la reapertura ha sido más rápida, en parte por la cultura de higiene que tienen.”, cierra Emmanuel Sowicz.
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