El drama de los niños no identificados tras terremoto en Turquía y Siria: el difícil reconocimiento y el creciente temor a los secuestros
Son más de mil los menores de edad registrados como sobrevivientes del sismo, pero cientos de ellos no han podido reencontrarse con sus familias.
A más de una semana de que dos terremotos golpearan Turquía y Siria, y aun cuando se han rescatado muchos niños desde edificios y lugares dañados, ha empezado en ellos un nuevo drama: los menores que no han podido ser identificados o que perdieron a su familia durante los sismos.
En Turquía, la ministra de Familia y Servicios Sociales, Derya Yanina, comentó la situación a la prensa: “Actualmente tenemos registrados 1.362 niños no acompañados. De ellos, 369 fueron identificados por sus familias y entregados a las mismas”. Del mismo modo, indicó que hay 729 niños siendo atendidos en diversos hospitales, otros 201 alojados en instituciones estatales. “Hemos identificado a 1.071 de estos niños. Aún no se ha determinado la identidad de 291″, completó la ministra.
Hasta el momento, ya son 35 mil los muertos y 80 mil los heridos a causa del sismo en Turquía y Siria, convirtiéndolo en el más letal de la región, en al menos en un siglo. Antes de este terremoto, era el de 1939 el con mayor cantidad de muertos, con 32 mil.
La situación de los menores ha generado gran preocupación por lo ocurrido en 1999, luego de un terremoto en Izmit, Turquía. En esa oportunidad se registró una gran cantidad de niños que fueron secuestrados con distintos fines, entre ellos el tráfico de órganos. Por eso mismo, las autoridades están llamando a la población para que entreguen a los menores no acompañados a funcionarios del Estado y no a personas que afirmen ser sus parientes. En el terremoto mencionado, el entonces primer ministro Bulent Ecevit abrió una investigación para clarificar los rumores sobre una “mafia de órganos vitales” en la región que sufrió el sismo.
Debido al temor a que se produzcan secuestros, los familiares que busquen a sus menores perdidos en las instituciones estatales tendrán que proveer evidencia, tal como certificados de nacimiento y fotografías, para poder llevar a los niños a casa. Asimismo, según las agencias turcas, se harán escaneos faciales y otros test a las personas antes de entregarles a los menores.
En los primeros días luego de los terremotos, ha sido difícil para los equipos rescatistas identificar qué niños tenían padres o alguna familia que pudiera cuidarlos. Según contaron algunos agentes estatales turcos a The Washington Post, a veces ocurría que más allá de sus padres o sus madres, los niños no conocían los nombres de familiares más lejanos.
Mientras en las zonas rebeldes de Siria, luego de 12 años de guerra, los nombres y familias de los sobrevivientes son aún más difíciles de rastrear: “No podemos chequear en alguna base de datos, no podemos mirar listas. Algunos de los niños ni siquiera podían decirnos sus nombres a causa del shock”, comentó a The Washington Post Nour Agha, un trabajador humanitario en la ciudad de Jandaris.
Las autoridades en ambos países aún no tienen claridad sobre cuántos niños han quedado huérfanos, y qué hacer con ellos. En las zonas más afectadas se han puesto carpas y hospitales de campaña en los que se han enviado a los niños. También se les encuentra durmiendo en autos o en los apartamentos de algún familiar cercano que tengan.
Algunos de los niños que son rescatados se dan cuenta, ya libres, que no tienen a dónde ir. Un voluntario comentó al Post sobre una niña que intentó pelear en contra de los esfuerzos de los rescatistas, gritándoles “histéricamente que quería volver con su familia, aún enterrada bajo su casa”.
Mientras Turquía al menos empieza a generar una base de datos, y tiene ciertos números claros sobre los niños rescatados, Siria sufre una situación más compleja. Los números registrados en las zonas controladas por el gobierno no son compartidas con las zonas controladas por rebeldes. En estas segundas zonas, estos registros los hacen organizaciones no gubernamentales, que no cuentan con mucho financiamiento.
A medida que avanza el tiempo, los rescatistas se ven con más dificultades para encontrar personas vivas bajo los escombros. Por eso, se vivió con gran alegría el rescate de tres jóvenes este martes, que pasaron cerca de 200 horas atrapados bajo edificios colapsados, en las ciudades turcas de Kahramanmarash y Adiyaman.
Considerados como “milagros”, los rescates de Kahramanmarash fueron transmitidos en directo por la televisión turca, donde se pudo ver cómo se sacó a los hermanos Muhammed Enes y Abdulbaki Yeniar, de 17 y 20 años, respectivamente, de entre los escombros. Con heridas de diverso grado, ambos fueron enviados a hospitales.
Momentos después, pero en otra ciudad, se consiguió también rescatar a Muhammed Cafer Cetin, de 18 años. Estando atrapado, consiguió comunicarse con los rescatistas, y luego de sacarlo de entre los escombros se comprobó que estaba bien y podía hablar.
Los funcionarios de salud turca no solo han tenido problemas para identificar a los niños y sus direcciones, sino que también han visto cómo esas direcciones se han vuelto ruinas. Muchos niños “anónimos” han entrado así bajo la protección del Estado turco.
Las redes sociales turcas, afirman desde BBC, se han llenado de posts mostrando a niños perdidos, detallando en qué piso vivían en un edificio hoy derrumbado, y esperando que ojalá hayan sido rescatados y llevados a un hospital. Los familiares sobrevivientes han ido de hospital en hospital buscando a sus menores.
La Unicef declaró que más de siete millones de niños se han visto afectados por el terremoto, temiendo que “muchos miles” más mueran. “En Turquía, el número de niños viviendo en las 10 provincias golpeadas por los terremotos fue de 4,6 millones. En Siria, 2,5 millones se han visto afectados”, indicó James Elder, portavoz de la organización internacional.
Desde el gobierno turco, un grupo de bebés sacados de los escombros fue llevado en el avión presidencial a Ankara, la capital de Turquía. Una imagen dada a conocer por cuentas de Twitter gubernamentales mostró 16 bebés en los brazos de rescatistas, todos juntos a bordo en el avión de Erdogan.
La ministra de Familia, Derya Yanik, comentó que los bebés fueron transportados de forma segura desde Kahramanmarash, y que estarían en “muy buena salud”. También la primera dama, Emine Erdogan, publicó en Twitter imágenes con los bebés en el avión, escribiendo que “estaban en manos seguras” y que “renovaron un poco nuestras esperanzas”.
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