El exilio dorado de Juan Carlos I: El lujoso resort que lo hospedaría en República Dominicana
El rey emérito de España habría sido invitado a quedarse en un complejo turístico de tres mil hectáreas en La Romana, propiedad de su amigo Pepe Fanjul, cuya familia posee una fortuna cercana a los US$ 8.000 millones gracias a plantaciones de azúcar.
Ocho restaurantes, tres campos de golf, una marina, un centro ecuestre con canchas de polo, un centro de tiro, tiendas, un anfiteatro y tres playas. Son algunas de las instalaciones con las que cuenta el complejo dominicano Casa de Campo, adonde se habría trasladado el rey Juan Carlos I tras dejar España.
El rey emérito –que abdicó en junio de 2014 tras 38 años de reinado- explicó en una carta publicada ayer a su hijo, el Rey Felipe VI, que había decidido trasladarse fuera de España “ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada”, haciendo referencia a los escándalos de corrupción y delitos fiscales de los que se le acusa. Pese a que no aclaraba cuál sería su destino o plan final, aseguraba que permanecería a disposición de la Fiscalía del Tribunal Supremo.
El exjefe de Estado español habría abandonado del Palacio de La Zarzuela el domingo y pasado la noche en el municipio de Sangenjo, donde iba seguido a practicar vela. Desde ese lugar habría partido a la ciudad portuguesa de Oporto ayer en la mañana. Desde ahí habría viajado a República Dominicana, según medios españoles.
Aunque no ha sido confirmado por ninguno de los dos países, los diarios españoles La Vanguardia y ABC aseguran que Juan Carlos se encontraría en República Dominicana, en un complejo de lujo ubicado en La Romana, a 125 kilómetros de la capital, Santo Domingo. Las casi tres mil hectáreas pertenecen a los Fanjul, una conocida familia cubana que hizo su fortuna gracias a las plantaciones de azúcar. El índice de multimillonarios de Bloomberg estima que su patrimonio alcanza los US$ 8.200 millones.
Los hermanos Fanjul, de ascendencia española, partieron de Cuba cuando Fidel Castro llegó al poder en 1959, y prometieron a su padre reconstruir el imperio que había levantado la familia por más de un siglo. Así, adquirieron plantaciones en el centro de Florida y en República Dominicana, donde extendieron su negocio al sector turístico e inmobiliario.
De esta manera, lograron convertirse en una de las grandes fortunas de Estados Unidos, donde ejercen una fuerte influencia sobre mandatarios y congresistas gracias a los aportes que hacen a campañas demócratas y republicanas.
De hecho, el lujoso resort ha hospedado a los expresidentes estadounidenses Bush –padre e hijo- y al matrimonio Clinton, quienes han pasado algunas vacaciones en el recinto turístico. Además de recibir frecuentemente a famosos y multimillonarios de todo el mundo, el lugar ha albergado conciertos de artistas como Frank Sinatra, Liza Minelli, Elton John, Jennifer López y Marc Anthony.
Tampoco sería la primera vez que Juan Carlos se aloja en el complejo turístico. El exjefe de Estado mantiene una amistad hace décadas con el segundo de los cuatro hermanos, José “Pepe” Fanjul, y su esposa Emilia. Además, la hermana de la abuela de Pepe Fanjul era Edelmira Sampedro, una cubana que se casó con el Príncipe Alfonso, hijo mayor de Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos I. Tras su abdicación en 2014, el exmonarca empezó a frecuentar la isla caribeña.
Casa de Campo no solo es uno de los complejos más exclusivos del país, sino de todo el Caribe. En plena crisis hotelera y turística, los precios de estadía del resort no bajan de los US$ 180 por noche, según Infobae. Una villa privada con cinco habitaciones cuesta US$ 1.000 por noche. En cambio, para febrero, cuando ya se espera una recuperación del sector, el precio por noche más barato es de US$ 615.
Las mansiones que alberga garantizan intimidad, ya que los terrenos están alejados de todo y nadie puede acceder a menos que sea residente. De hecho, pese a los rumores sobre su llegada al resort, esta mañana no se notó más movimiento de lo normal a las afueras del complejo, excepto por la presencia de algunos periodistas.
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