El fuego cruzado que abrió en la Cámara el contagio de Jenny Álvarez, la diputada que optó por no vacunarse
El resultado positivo de Covid 19 de la parlamentaria socialista -que obligó a toda su bancada a guardar cuarentena a la espera de que se realicen test- desató un duro debate en la Cámara, donde se convocó a una reunión de emergencia de comités para eventualmente incorporar medidas especiales para quienes no cuenten con su Pase de Movilidad o su esquema de vacunación completo frente al coronavirus.
“Soy muy desconfiado de la vacuna, pero estoy vacunado”, declaró esta mañana en la sala de la Cámara el diputado Raúl Florcita Alarcón, generando una pequeña ovación de los diputados presentes.
“Por favor, no me aplaudan”, agregó Alarcón, de quien algunos legisladores admitían en privado sospechar que él era uno de los que no se habían sometido al plan sanitario de inoculación. De ahí la reacción espontánea.
Sus palabras se dieron al inicio de la sesión de este martes, donde el caso de Covid de la socialista Jenny Álvarez, quien no posee su esquema de vacunación, abrió un variado e intenso debate marcado por críticas y recriminaciones.
“Ayer supimos que una diputada no estaba vacunada... ¡Era una bomba Covid!... Nos escondieron a todos los diputados que había una señorita o señora que no estaba vacunada”, alegó el RN Miguel Mellado, apuntando a la mesa de la corporación y sugiriendo que en un futuro la legisladora espere en los estacionamientos subterráneos y solo suba a votar a la sala.
“No soy médico, pero tengo sentido común y ese sentido común nos dicta que tenemos que vacunarnos”, añadió a su turno el independiente PPD René Alinco.
“Una norma o la Constitución no puede estar en contra de la salud de las personas. Una norma no puede decirle a alguien que infecte a todo el mundo y da lo mismo lo que haga. ¡Es una bolsa de gatos!... ¡Ella no tiene perdón de Dios! Tenemos que poner nuestras reglas para salvar la salud de cada uno de nuestros parlamentarios”, reclamó, por su parte, el RN René Manuel García, uno de los diputados en ejercicio en la Cámara desde 1990.
Sin embargo, sorpresivamente en defensa de la mesa de la Cámara, que preside Diego Paulsen (RN), salió la diputada Pamela Jiles. “Parece curioso que varios diputados de derecha y de extrema derecha hayan hecho llamados a irrespetar la Constitución. Por mi parte, quiero manifestar mi apoyo a la mesa y a la secretaría general cómo han tratado esta situación”, señaló Jiles, quien agregó que “bajo ningún pretexto” se le puede impedir a un legislador cumplir con su deber y su derecho constitucional.
A sus palabras también se sumó el independiente ex PPD Pepe Auth. “(Quiero) adherir a la vibrante defensa de respeto a la Constitución que hizo mi amiga Pamela Jiles y declarar mi incomprensión por las apreciaciones de algunos colegas, como René Manuel García, que solo se explican por los pocos años que lleva en esta corporación”, dijo en un claro sarcasmo.
Para calmar los ánimos y evitar que siguiera escalando el “show”, como lo definió el RN José Miguel Castro, se convocó a una reunión de emergencia de comités que acordaron esperar la tramitación de la reforma constitucional que inició el Senado para regular las sesiones telemáticas y eventualmente incorporar medidas especiales para quienes no cuenten con su Pase de Movilidad o su esquema de vacunación completo frente al Covid.
Dilema constitucional
Si bien el hoy el vicepresidente de la Cámara, Francisco Undurraga (Evópoli), informó que la diputada Álvarez era el único caso de la Cámara de una persona que no estaba sometida al régimen de vacunas, su situación abre un escenario complejo para los próximos meses, ya que en marzo se suman 90 diputados nuevos y se desconoce -en su mayoría- cuál es su visión personal frente a la pandemia y el tratamiento de inoculaciones.
La interpretación que había adoptado la mesa de la Cámara es que un parlamentario está protegido por su fuero constitucional y, además, por la Ley de Derechos y Deberes de los Pacientes. Por lo tanto, no se le puede obligar a vacunarse ni tampoco se le puede prohibir ingresar a la sala para participar y votar en las discusiones legislativas.
Sin embargo, en el caso particular de la diputada PS, la secretaría de la Cámara determinó pedirle un examen de PCR todas las semanas, testeo que precisamente ayudó a alertar su contagio.
Además, ella -quien declinó postular al Congreso en las pasadas elecciones- tampoco compartía demasiado en la sala con sus pares. Básicamente, estaba durante todo el tiempo en su oficina y solo bajaba cuando había que votar.
El diputado PS Juan Luis Castro, expresidente del Colegio Médico y quien fue designado como vocero de la bancada frente a este tema, señaló que en varias ocasiones se le recomendó vacunarse para evitar inconvenientes.
Sin embargo, el problema es que ella participó el miércoles pasado de un almuerzo de los diputados PS con el presidente del partido, Álvaro Elizalde. Producto de ese encuentro, los 15 diputados socialistas y el timonel partidario debieron iniciar una cuarentena hasta el miércoles, a la espera de los resultados de un testeo de emergencia.
“Aquí estoy en mi casa esperando que me vengan a tomar el examen”, comentó esta mañana un diputado socialista a La Tercera.
En el PS estaban particularmente molestos con la diputada Álvarez, quien, además, habría incurrido en otra falta.
Ella mediante un mensaje, enviado el lunes entre las 12 y las 13 horas, notificó a la secretaría de la Cámara que había dado positivo en su examen de PCR semanal. Ello activó un plan de emergencia para hacer una trazabilidad.
Sin embargo, la legisladora no estuvo ubicable en la tarde y solo pudo ser contactada entre las 18 y 19 horas, lo que demoró el catastro de quienes podían ser contactos estrechos.
Incluso, los diputados socialistas que ayer fueron enviados a su domicilio, en la tarde participaron de la sesión y hasta las 18 horas todavía circulaban por la sala y los pasillos de la Cámara.
Solo tras la comunicación realizada entre las 18 y las 19 horas se concluyó que el almuerzo realizado el miércoles era un foco de riesgo, porque los comensales compartieron por más de una hora sin sus mascarillas en un espacio cerrado.
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