El mejor anticonceptivo según el CEP
"No hay mejor anticonceptivo que un futuro brillante", sostiene un documento elaborado por profesionales del Centro de Estudios Públicos que, a partir de las cifras y datos publicados en la encuesta Casen 2017, concluye que "las mujeres con educación superior han postergado la maternidad y, por otro, las mujeres con menor nivel de educación se convierten en madres a una edad más temprana".
El documento -firmado por Isabel Aninat, Loreto Cox y Adolfo Fuentes- sostiene así que "la edad en la que las mujeres chilenas tienen su primer hijo afecta de forma relevante las posibilidades de estudiar y las decisiones de trabajo, impactando los ingresos futuros y el desarrollo de su carrera laboral. Por lo tanto, la creciente desigualdad en la edad a la que se es madre es preocupante por sus efectos de largo plazo".
Dicha tesis se sostiene también, precisan sus autores, en que "el número de hijos por mujer ha disminuido fuertemente en las últimas décadas: la tasa global de fecundidad (TGF) bajó desde 2,36 en 1992 a 1,69 en 2016".
También recogieron la información compilada a partir de preguntas que se hicieron en la Casen, como "¿Cuántos hijos nacidos vivos ha tenido usted en su vida?" y "¿Qué edad tenía usted cuando nació su primer hijo?".
Y aquí viene lo interesante: la generación que está en sus setenta tuvo a su primer hijo en promedio a los 22,8 años y la que está en sus cuarenta lo hizo a los 23,1. "No obstante, en este caso la brecha por nivel de educación de la madre no ha caído, sino que ha aumentado: en las mujeres mayores (70-79), la diferencia en edad entre las universitarias y las que no terminaron el colegio era de casi cuatro años, mientras que entre las más jóvenes (40-49) esta diferencia sube a siete años", agrega el texto.
Sigue: "Siete años cuando se está en los veinte hacen una enorme diferencia en términos de posibilidades educacionales y laborales. Y no sólo eso: las mujeres más educadas han postergado la maternidad, mientras que las menos educadas la han adelantado".
¿Qué impacto puede tener este cuadro? "Dado el efecto de la maternidad temprana sobre la carrera laboral, este fenómeno seguramente tenga consecuencias de largo plazo que incrementen la desigualdad en la distribución del ingreso" aseguran los autores.
"Es crucial, por tanto, continuar activamente con políticas de prevención, tanto en educación sexual como en acceso de los adolescentes a métodos anticonceptivos. Ello especialmente considerando que las mujeres que son madres a temprana edad tienen mayores tasas de rezago escolar o abandono de la educación formal, lo que, como se argumentó anteriormente, afecta sus posibilidades de acceder a la educación superior y sus opciones laborales a futuro, perpetuando la desigualdad", señala el texto.
El documento plantea la importancia de facilitar el estudio a mujeres embarazadas o que ya son madres, y concluye que "mientras las niñas y mujeres tengan perspectivas de prosperar en su futuro, es más probable que eviten convertirse en madres precozmente, para avanzar en sus estudios o desarrollarse laboralmente y no dificultar tempranamente su carrera. Es por ello que la educación y las mejoras al mercado del trabajo son fundamentales para reducir las desigualdades asociadas a la edad al primer hijo".
[ El documento aclara en una nota a pie de página, que "por supuesto, aquí y en el resto del documento, con 'hijo' nos referimos genéricamente a hijo o hija"].
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