El otro round UDI vs. Kast en la Fundación Jaime Guzmán
El líder de Acción Republicana sigue integrando el directorio del brazo formativo del gremialismo, junto a -entre otros- los ministros Chadwick, Larraín y el ex senador Jovino Novoa. Con este último tuvieron un duro round hace tres años, cuando Kast intentó que él renunciara, y de vuelta le pidieron a él que se fuera. Hoy, a la directiva UDI le interesa que el ex diputado se vaya, pero temen victimizarlo.
Mientras para José Antonio Kast el cronómetro legal de siete meses corre para reunir las firmas que le permitan constituir el Partido Republicano ante el Servicio Electoral, la pugna de poder que mantiene con su ex partido, la UDI, amenaza con provocar un conflicto en la Fundación Jaime Guzmán. La permanencia del ex diputado -y ex militante hace ya tres años- en su directorio ha quedado en la mira de la cúpula que dirige Jacqueline van Rysselberghe.
Por un lado, a la dirigenta le interesa que el líder de Acción Republicana deje el organismo. Pero él no está dispuesto a salir voluntariamente, y prefiere que sus adversarios paguen el costo de intentar removerlo.
La presencia de Kast en la plana mayor del histórico núcleo formativo del gremialismo se ha convertido en un problema adicional para la jefa UDI. La FJG, además de ser la guardiana del patrimonio e ideario del asesinado senador y fundador del colectivo, ha sido paso natural de muchos dirigentes, además de soporte legislativo y jurídico para sus parlamentarios y alcaldes.
La permanencia de Kast en el directorio es, para algunos, insostenible. La mayoría de la directiva de su naciente partido proviene de la UDI -seis de diez de sus integrantes han renunciado a sus filas- y muchos ex FJG se cuentan entre sus filas y las de Acción Republicana (AR), el movimiento que fundó tras la presidencial de 2017. Entre ellos se cuentan el secretario general del PR, Jorge Barrera, su vicepresidente Antonio Barchiesi, el ex diputado Arturo Squella, y el abogado Cristián Valenzuela, miembro del directorio de AR.
El fin de semana pasado, Van Rysselberghe ya advirtió que la fundación que dirige el abogado y presidente del Consejo para la Transparencia, Jorge Jaraquemada, "es una unidad que está financiada por la UDI, a lo menos hay que conversarlo", según consignó El Mercurio. En la misma ocasión Kast respondió que "es una decisión que tiene que tomar el directorio, porque la fundación es independiente, es una corporación que no depende de la UDI, no necesariamente es el brazo intelectual de la UDI".
En la fundación retrucan el argumento de la senadora. Dicen que es una apreciación "exagerada", porque si bien los parlamentarios aportan por la vía del pago de informes legislativos, eso llega a unos $150 millones al año, que equivaldría a una cuarta parte de su presupuesto anual.
En la UDI algunas voces insisten en que se deberían tomar medidas, pero la presidenta aún no se lo ha planteado a la FJG, recalcan en ambas partes. Y no es su prioridad; antes está el flanco con La Moneda que abrió el cambio de gabinete. Pero ella sí ha recibido varios comentarios de dirigentes que piden resolver la permanencia de Kast en las actuales circunstancias.
Mientras en las filas de Kast esperan que sea la UDI y la fundación los que intenten sacarlo de ésta, en la otra vereda no todos están dispuestos, dicen, a darle ese gusto. Menos a arriesgarse a que su salida se lea como una expulsión funcional a su campaña para fichar gente para su nuevo partido.
Primer round
En los últimos años, las hostilidades sí se han expresado en el directorio de la FJG, que es la única instancia que podría resolver expulsar a Kast.
En la fundación precisan -aduciendo que así lo establecen sus estatutos- que si el ex diputado no desea renunciar, solo puede ser removido con el acuerdo de la mayoría de sus seis integrantes: el ex presidente de la UDI y ex senador Jovino Novoa, su presidente; el empresario Juan Eduardo Ibáñez, su primer vicepresidente; los ex presidentes de la UDI y hoy ministros Andrés Chadwick (Interior) y Hernán Larraín (Justicia); Kast, y el ex diputado UDI Edmundo Eluchans. También asiste Jaraquemada, director ejecutivo.
Acá el conflicto ha estado anclado al menos desde el primer semestre del 2016. Entonces confluyeron dos procesos: el impacto que generó en la UDI que Novoa fuera condenado por delitos tributarios en el Caso Penta, y la renuncia de Kast al partido.
La sentencia contra el ex senador provocó la inédita discusión en la tienda de si además debía ser sancionado políticamente, al menos, perdiendo su militancia. Eso generó una reyerta en la que algunos se inclinaron a favor y otros en contra de esa tesis, durante ese marzo.
Cuando en abril de ese año la UDI conmemoró otro aniversario de la muerte de Guzmán, Novoa reapareció en la tradicional romería en el Cementerio General. Para entonces la polémica por su papel en el partido, y también en la FJG, había escalado. Kast estaba de acuerdo con la idea de hacerle perder la militancia al "coronel" y hasta dirigentes de otras colectividades se habían mostrado a favor. En el acto, Novoa sostuvo que los convocaba el aniversario y que "los demás temas no son relevantes en este momento".
Pero ahí mismo Eluchans -entonces vicepresidente del partido- dijo que "para la UDI hubiese sido mejor que él (Novoa) renunciara, yo no tengo ninguna duda. Habría sido mejor para la UDI e incluso para él".
"Voy a pensarlo"
Al mes siguiente, mayo, Kast renunció a la UDI y en paralelo planteó la salida de Novoa de la presidencia de la FJG. Lo pidió en el directorio y éste tuvo que llegar a votar: ratificó al ex senador en su puesto el 13 de junio del mismo año. No hay actas públicas, pero en la fundación dicen que se resolvió por cinco votos contra uno, el del hoy líder de Acción Republicana.
Hernán Larraín era al mismo tiempo presidente del partido y director de la fundación. Dijo que no había motivos para deponer a Novoa y que sería "muy lamentable que una persona que tiene una situación judicial quede impedida de desempeñar distintas funciones. Hay algunas que pueden ser limitadas, pero no podemos sancionar a las personas a la proscripción, a una suerte de muerte civil".
En esa misma sesión, Kast insistió en el punto, y algunos de los directores que se le opusieron le señalaron que, si se sentía "incómodo" -relatan en la FJG- con las decisiones que allí se tomaban, que él podía renunciar. "Voy a pensarlo", contestó el ex diputado. Pero a la sesión siguiente se presentó y rechazó irse. Y según algunos, se trenzó en una discusión tan agria con Novoa y se dijeron cosas tales que no se han vuelto a hablar. Nunca más.
Desde entonces, Kast no ha dejado de asistir al directorio, que sesiona no más de tres veces al año (por estatuto debe hacerlo al menos una). La última vez fue en enero pasado, pero el elenco está incompleto: Chadwick y Larraín no asisten hace más de un año, porque desde que asumieron como ministros de Piñera avisaron que se marginaban. Ibáñez lleva cerca de un mes en Europa. Novoa está en Puerto Varas.
De momento no hay fecha para una nueva sesión, y los estatutos exigen un quórum de cuatro de los seis directores para sesionar; para decidir la remoción de uno de ellos se necesita mayoría simple de los presentes. Al menos tres de cuatro.
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