El regreso a las aulas de Chadwick, su rol en la revuelta interna UDI y en el proceso constituyente
Volvió a la Universidad San Sebastián, aunque de momento solo para un diplomado en derecho constitucional. Atento al devenir del gobierno, pero sobre todo del proceso constituyente -participa en la búsqueda de candidatos para abril- también está conversando con los bandos en pugna por el control de su partido. Allá creen que no se abanderizará con Longueira ni Hoffmann, que lo fue a ver, y que podría apoyar a Víctor Pérez como hombre de consenso.
Es uno de los diez profesores que fichó el director del Centro de Derecho Público y Sociedad de la Universidad San Sebastián (USS) y exdiputado ex UDI -hoy en el Partido Republicano-, Arturo Squella, para el Diplomado en Derecho Constitucional y Educación Ciudadana que se está impartiendo telemáticamente. Si con esto Andrés Chadwick comenzará o no a salir paso a paso de su confinamiento político desde que tuvo que salir del gobierno está por verse; por lo pronto, volver a hacer clases coincide con otros tantos frentes en los que ha estado bien activo.
En ese programa de la USS comparte cartel con el presidente de BancoEstado Sebastián Sichel, con quien se hizo amigo y aliado cuando ambos fueron académicos de la misma universidad antes de que comenzara este gobierno. Compartieron oficina entonces y hasta hoy siguen conversando frecuentemente, y con el proceso constituyente en curso uno de sus temas más recurrentes es qué pasará con el régimen político -presidencialismo, semi presidencialismo, parlamentarismo y esas derivadas-, uno de los debates que se dan por seguros en el órgano cuyos miembros se elegirán en abril del próximo año.
En el mismo diplomado también están, además de Squella, el ministro del Tribunal Constitucional Rodrigo Pica, el exministro DC y candidato a gobernador metropolitano Claudio Orrego, y el abogado constitucionalista Jorge Barrera, entre otros nombres. Las clases ya llevan un par de semanas. Y aunque sean remotas, será al menos un asomo de reaparición de este exministro cuya máxima ha sido alejarse lo más posible de las cámaras y mantener público silencio desde que dejó el gabinete el 28 de octubre de 2019.
Desde la acusación constitucional que perdió en el Senado solo se la ha visto en ese foro de abril pasado en Libertad y Desarrollo en que pidió tener un “Plan B” para el plebiscito. El asunto constituyente lo ocupa, relatan los suyos. Ha participado en algunas conversaciones por zoom con abogados y otros personeros, y también ha estado recibiendo consultas y compartiendo su parecer para el proceso de fichaje de candidatos a la Convención Constituyente, pero también para las otras batallas electorales que se librarán el próximo año.
En paralelo no ha estado nada de desconectado del devenir del gobierno, donde las alusiones a su figura volvieron a circular durante la caída de Víctor Pérez y el nombramiento de su tercer sucesor, Rodrigo Delgado, también UDI. Si ha recibido de Chadwick o le ha pedido consejos o sugerencias suyas, aún no se ha despejado. Eso sí, los íntimos del ex Número Dos aseguran que no fue ajeno al proceso y que algo le habría consultado el Presidente. Él, en todo caso, prefirió no ir a la casa del mandatario el martes pasado -estaba invitado- donde sí fue Gonzalo Blumel.
El otro frente en que ha estado ocupado es en la disputada y cada vez más enredada pugna por el control de la UDI, que debiera zanjarse en las elecciones de diciembre. Chadwick ha estado conversando con gente de los dos bandos que se supone competirán: el de Pablo Longueira, que ya anunció su lista, y el de la diputada María José Hoffmann, disidente de la gestión de la presidenta Jacqueline van Rysselberghe (con quien habla, dicen, tupido y parejo).
Hoffmann lo fue a ver hace unas tres semanas a su oficina, la de su amigo y abogado Luis Hermosilla, así como -afirman en la UDI- lo han hecho otros dirigentes del partido. Para ella no es irrelevante el papel que juegue Chadwick en la interna, considerando que Longueira ha sido su amigo durante décadas. Ello, aunque en la tienda varias voces afirman que la jugada de este último a favor del Apruebo, en la cual incluyó al exministro como director de una fundación llamada Constitución 2020, los llevó a distanciarse: Chadwick nunca dejó de apoyar la opción Rechazo y tampoco habría estado de acuerdo en asumir un cargo en el organismo que pretendía crear Longueira.
En el partido algunos creen que el extitular de Economía en Piñera I tiene las de ganar ante la diputada, pero nadie niega que todavía tiene que zafar del juicio por el caso Soquimich, y la pregunta que lleva semanas dando vueltas es qué pasará si él gana y después enfrenta una sentencia adversa.
Así como con Hoffmann ha seguido conversando, Chadwick también mantiene diálogo con el bando de Longueira. Éste fichó como su candidato a secretario general el diputado a Ramón Barros, viejo amigo del exministro del Interior (y de la VI Región, por donde él fue senador).
En ambos bandos, y en la UDI en general, leen que “Chadwick está siendo Chadwick” en esto. Es decir, que está conversando con las distintas facciones pero sin comprometerse con ninguna, “quedando bien con todos y dándoles garantías”, describen algunos dirigentes. La apuesta es que esta vez él no se va abanderizar con ninguna de la dos listas (Hoffmann inscribiría la suya a fines de esta semana), como sí lo hecho otras veces, y que se mantendría neutral... salvo que cuaje la idea de que el recién caído Víctor Pérez asome de verdad como líder de una alternativa de consenso que evite una sangría interna.
Uno de sus leales sostiene que en tal caso, es posible que Chadwick se juegue por esa opción. Pero para eso, primero Pérez debe librarse de ser castigado por el Senado cuando éste vote como jurado la acusación constitucional que precipitó su renuncia. Como sea, en la UDI adelantan que es posible que “Andrés se meta solo al final, cuando haya que patear los penales”.
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