El segundo tiempo de Paula Daza en el Minsal
Poco más de dos meses después de la salida de Jaime Mañalich, la subsecretaria de Salud Pública parece haber encontrado más espacio político y de gestión con Enrique Paris. Su equipo y el de Arturo Zúñiga han y siguen sosteniendo conflictos, pero sus conocidos aseguran que en términos personales los dos quieren mantener "la fiesta en paz". Todo esto, mientras el gobierno tiene pendiente un ajuste de subsecretarios.
El gobierno tiene pendiente la remoción y reemplazo de un número indeterminado de subsecretarios, comentario que circula hace algunas semanas y escenario que en La Moneda dan por verídico. Si de concretarse eso alcanzará o no a Paula Daza (Salud Pública) y/o Arturo Zúñiga (Redes Asistenciales), es otra cosa. Hay voces que han insinuado la posibilidad de que ocurra con alguno de ambos; hoy en Palacio precisaban que esa chance no se ha explorado respecto de ninguno en las reuniones en que se ha tratado el asunto.
Suceda lo que suceda, las cosas han cambiado para ellos en los dos meses y ocho días (13 de junio) que tienen a Enrique Paris como jefe. Según conocedores de la interna, desde entonces la cancha parece ser más cómoda y amplia para la pediatra.
Los equipos de ambos han tenido y siguen teniendo conflictos originados durante la era de Jaime Mañalich, basados principalmente en las responsabilidades asociadas al no haber manejado oportuna y eficazmente el aislamiento de contagiados y la trazabilidad.
Hasta hoy en la mañana, en el Minsal y en La Moneda insisten en que la pugna no es personal entre los dos subsecretarios porque ellos “quieren llevar la fiesta en paz”. Es -dicen- entre los suyos y que eso tendría arreglo con algunos cambios; remover a uno o a ambos no se ve factible. Paris salió a desmentir estas pugnas en su balance de hoy diciendo que “somos un equipo y yo confío en mi equipo ciegamente hasta el momento, ciento por ciento y sé que lo están haciendo bien” y aseguró “desmentir cualquier tipo de enfrentamiento o distanciamiento dentro del Ministerio de Salud”.
Pero el impulso que se le dio a la trazabilidad después del cambio de ministro, aunque tardía, es uno de los síntomas que algunos leen a favor de Daza (quien demandaba esa prioridad). La lectura es que hasta ahora ella ha salido ganando con la partida de Mañalich porque además se sacó de encima la presión y el estilo del nefrólogo, que privilegiaba la confianza en “su secretario” Zúñiga, y que la tenía confinada a una posición muy incómoda, que a ratos llegó a afectarla en lo personal.
“Lo estaba pasando bastante mal”, recalcan entre sus conocidos y amigos. Mañalich, recuerdan, en los hechos la desplazó pese a que es Salud Pública y no Redes Asistenciales la subsecretaría jerárquicamente superior y la que subroga. El mando vertical se notaba hasta en la preparación de los balances matinales de la pandemia, con pocas palabras de parte de ella y de Zúñiga; hoy los dos -según testigos- opinan y contrastan puntos de vista con Paris.
Incluso -observan en el Ejecutivo, y algunos apuntan que basta revisar los videos- el tono de voz de Daza suena más firme y seguro en las vocerías después del 13 de junio, cuando ella encaró sola a las cámaras y preguntas, un par de horas antes de que el exministro saliera del cargo.
Daza, además, tenía en contra haber llegado al Minsal con el aval de su aliado Emilio Santelices, antecesor y antiguo adversario de Mañalich. Ese escaso margen de maniobra se sumaba al carácter enérgico de éste. En contraste, la subsecretaria es descrita por sus conocidos y cercanos como una persona de trato apacible “y eso, junto a su imagen, a veces proyecta la idea de que es de personalidad débil”. Pero las mismas versiones aseguran que eso no le ha impedido “sostener discusiones y hacer valer puntos fuertes, con argumentos”.
“Esto es una guerra”: El round con Oyarce (y con Labra)
Hasta ahora se mencionan dos episodios en que ha mostrado los dientes. Uno ocurrió bajo Mañalich a fines de marzo, cuando fue despedida la seremi metropolitana Rosa Oyarce. “No merecía ese trato”, reclamó ésta última entonces. Hasta donde se sabe, fue Daza la que la llamó por teléfono -la tecnóloga médica RN estaba en cuarentena preventiva, trabajando en su casa- el mismo día de su cumpleaños para notificarla que tenía a otra persona para ocupar su puesto.
“Esto es una guerra” contra el virus, le habría dicho Daza, argumentando que necesitaba gente en su puestos de trabajo (en junio, la misma subsecretaria tuvo que irse a confinamiento preventivo después que su chofer diera positivo a COVID-19, en un polémico episodio). Oyarce -que además estimaba que la pediatra actuaba en su contra por celos mediáticos- retrucó que eso no tenía sentido, que le faltaban seis días para volver.
A los pocos días, su jefa le insistió en que tenía que irse -y según una versión- le enrostró errores: haber ido a instalar medidas preventivas en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez en febrero porque para entonces aún no se detectaba el primer caso del virus en Chile (otra cosa es que no hayamos sabido), y cerrar una oficina del Compin en Huérfanos en marzo luego de un brote viral. Oyarce había reclamado entonces que Salud Pública había reabierto el lugar después.
Daza también -de acuerdo a estos testimonios- le habría pedido que se tomara una licencia médica para que entrara en funciones su reemplazante y también que le planteara en qué otra repartición querría seguir trabajando. Oyarce habría planteado tres opciones, con negativas de vuelta. Mañalich, recuerdan hoy, estaba enfrentando días difíciles y no intervino en la pugna. Solo después la llamó para ofrecerle que se reubicara en su gabinete; ella declinó.
El segundo episodio fue a mediados de este mes: la renuncia con elástico de la sucesora de Oyarce, Paula Labra. En el Minsal cuentan que aunque Daza la instaló ahí, solo pasaron cuatro meses antes de que tomara otra decisión. El 10 de agosto es la fecha que lleva la resolución exenta Nº 665 con que sacó de la seremía de la Región de O’Higgins a Daniela Zavando y la designó como “coordinadora territorial de la estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento, dirigiendo y gestionando los territorios de la región”.
Dicho cargo queda bajo la seremía metropolitana, pero hasta donde responden consultas quienes supieron de esto, Labra -ingeniera comercial- no fue avisada y se enteró a última hora. Molesta, renunció. Paris y funcionarios de Palacio intervinieron para convencerla que pusiera marcha atrás.
El ministro de Salud, detallan en el gobierno, ha manifestado puertas adentro que Daza está “contenta” con el espacio que él le ha dado bajo su gestión, que han congeniado, y que eso no es desmedro de Zúñiga, apuntan otros.
La duda que queda es otra: cuánto sigue pesando Mañalich en todo esto. La subsecretaria es y ha sido respaldada por gente de RN porque su padre, Pedro Daza, fue uno de los próceres fundadores del partido: él invitó y apadrinó a Mario Desbordes para que firmara su ficha de militante, y el ministro de Defensa -que la conoció durante este gobierno- la apoya. También tiene a su lado a la exvocera y hoy ministra de Desarrollo Social Karla Rubilar; su madre, la ex alcaldesa Vicky Barahona, trabaja bajo el mando de la subsecretaria.
Pero así como ella cuenta también con el apoyo de Santelices, Zúñiga tiene el de Mañalich. Y el ex ministro sigue -según algunos testimonios- en contacto directo con el Presidente Sebastián Piñera, quien sigue confiando en él y continúa pidiéndole consejos y consultas. Hay que decir también que otros cercanos al aludido niegan que esto esté ocurriendo.
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