El teatro a oscuras: pérdidas por $ 300 millones producto de la crisis y sin fecha de apertura

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Teatro UC en Plaza Ñuñoa, uno de los que se ha mantenido cerrado por la pandemia del coronavirus. Foto : Andres Perez

Las salas llevan poco más de un mes cerradas y ya proyectan los efectos: un severo déficit en sus ingresos por venta de entradas y la necesidad de reordenar sus programaciones. Mientras algunas logran sostenerse en sus aspectos básicos con fondos estatales, otros dependen casi exclusivamente de ingresos que por estos días no tienen.


Muchos recién comenzaban las funciones de sus programaciones 2020 y otros estaban aún por anunciarlas. Sin embargo, la actividad teatral quedó congelada la segunda semana de marzo cuando los distintos teatros de la capital cerraron sus puertas ante la emergencia sanitaria provocada por el avance del Covid-19.

Con salas cerradas, funciones suspendidas y pérdidas de ingresos por venta de entradas, el teatro es uno de los gremios fuertemente afectados por la pandemia. Una crisis que viven en efecto dominó, ya que además de ser los escenarios mismos los que se ven afectados las compañías, que tampoco pueden presentarse, sufren las consecuencias.

La Red de Salas, que reúne a 23 espacios de teatro de la capital, ha alertado de las pérdidas que tendrá el sector producto de esta crisis. El cierrre durante un mes implica más de 450 funciones suspendidas y una pérdida de $ 298.573.102 por cese de venta de entradas. La estimación de esas pérdidas podría triplicarse o aumentar incluso más dependiendo del tiempo que las salas deban mantenerse cerradas.

“Nosotros estamos tratando de generar, dentro de los fondos que tiene la misma Red de Salas, ayuda a nuestras salas como primer instancia. Luego, queremos ver si de la plata que el Ministerio va a poner para esta crisis, también se podría apoyar a las salas más críticas”, explica Verónica Tapia, presidenta de la Red de Salas y directora ejecutiva del Teatro UC.

La Red de Salas agrupa a espacios de distinta naturaleza y dependencia, y que atraviesan situaciones disímiles. Los universitarios, como el Teatro UC o el Teatro Nacional Chileno, cuentan con el apoyo de sus respectivas casas de estudios. Otros, como el Teatro del Puente o Sidarte reciben apoyo a través del programa Otras Instituciones Colaboradoras del Ministerio de las Culturas. En tanto, en un estado más expuesto se encuentran el Teatro Camilo Henríquez o Mori, que dependen exclusivamente de su autogestión.

Uno de los efectos más inmediatos de la emergencia en la escena teatral es la alteración que sufrirá la cartelera, con estrenos postergados y reagendados. “Para nosotros los fundamental ha sido mantener un contacto con las compañías que estaban programadas y de alguna manera analizar juntos la contingencia para a partir de eso tomar decisiones”, cuenta Freddy Araya, director del Teatro del Puente.

En general la propuesta de los teatros es común y consiste en reprogramar para el segundo semestre o incluso inicios de 2021. “Nuestra idea es que puedan estar todas las obras que programamos para este año, no vamos a hacer borrón y cuenta nueva”, dice Tapia sobre el Teatro UC. Misma voluntad tienen en su contraparte, el Teatro Nacional Chileno (TNCH), aunque también reconocen cierta dificultad. “Las obras hechas uno las puede remontar y reprogramar con cierta facilidad, pero en el caso de las obras que no han sido estrenadas es muy complejo volver a echar a andar esa maquinaria, entonces no sabemos muy bien qué va a ocurrir”, cuenta Cristian Keim, director del TNCH.

En términos económicos, el cese de la venta de entradas es la principal pérdida que enfrentan las salas. En el caso de Sidarte, “bordea entre el 30 y 40% del financiamiento total, por lo tanto nos vamos a ver en una complicación tremenda”, explica su director Carlos Agaray. Mientras para teatros que no reciben apoyo estatal, como Mori, significa más del 70% de los ingresos. “Estamos tomando medidas como acogernos a estas leyes de apoyo al empleo, tratando de aguantar lo más posible pero eso tiene un tiempo acotado”, dice Cristóbal Vial, director ejecutivo de Mori.

Otra de las preocupaciones transversales a las salas de teatro ha sido poder mantener los sueldos de sus trabajadores, un gasto que la mayoría puede cubrir con los recursos que reciben de las universidades o del Estado.

Una excepción es el caso del Teatro Camilo Henríquez, propiedad del Círculo de Periodistas. “Yo, por lo menos a partir de abril, ya no tengo sueldo del teatro”, cuenta su directora Paulina Urrutia. “Voy a seguir trabajando para poder mantener el sueldo de los demás trabajadores, porque el Círculo lo que quiere es que los empleados tanto del Círculo como del Teatro puedan seguir con sus sueldos, que por lo demás son muy bajos”, añade.

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Teatro del Puente ha mantenido sus puertas cerradas ante la pandemia. Foto : Andres Perez

Medidas e iniciativas

Si bien anunciar una fecha de reapertura de las salas es incierto, el regreso a la actividad teatral se proyecta recién para el segundo semestre y en una realidad distinta. “En el peor de los escenarios, puede que nosotros volvamos a ponernos de pie, pero eso es muy distinto a que la gente pueda pagar una entrada, esa es la situación más compleja”, comenta Paulina Urrutia.

Mientras, algunos han optado por medidas dentro de sus recintos a pesar de no recibir público. Por ejemplo, el Teatro Nacional Chileno incrementó la frecuencia de sanitización de su sala. “Cuando volvamos a abrir, el lugar va a estar en buenas condiciones sanitarias para recibir público. También se están reparando los baños, cosas que de alguna manera están imposibilitadas de hacer a propósito de la afluencia de público”, cuenta Cristian Keim.

En el aspecto creativo no solo poner obras en plataformas online o difundir archivo histórico ha sido la opción. Teatro Mori trabaja en un proyecto de cuentacuentos en conjunto con Tele13 Radio. En tanto, Sidarte abrió una convocatoria virtual para su iniciativa Sonido Exquisito, la que recopilará respuestas en audio a la pregunta ¿Por qué mi cuerpo tiembla al saber que no existirán más mariposas? “Se va a hacer una especie de podcast con una estructura dramática y narrativa”, cuenta Agaray.

Desde la Red de Salas han concentrado sus energías en mantener conversaciones con el Ministerio de las Culturas para buscar apoyo para el sector. “Mis sueño es que las salas más críticas puedan tener una inyección de dinero, por lo menos para que no cierren. Si eso no sucede, de los 23 teatros de la Red de Salas, por lo menos 10 pueden quebrar”, concluye Verónica Tapia.

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