Elizalde vs. Soto: la carrera de dos estilos para sellar un nuevo acuerdo constitucional
Mientras el presidente del Senado ha preferido actuar tras bambalinas como articulador entre el gobierno, la derecha y otras fuerzas políticas, el titular de la Cámara ha tratado abiertamente de liderar un acuerdo que establezca un itinerario independiente del escenario post plebiscito.
Un correo electrónico con una invitación a un almuerzo en el comedor de la Presidencia de la Cámara “para analizar escenarios post plebiscito”, comenzaron a recibir el lunes en la tarde algunos diputados desde el PS a la UDI.
La convocatoria era un nuevo esfuerzo del actual presidente de la corporación, el diputado Raúl Soto (PPD), para tratar de sondear posturas y aunar voluntades para una nuevo acuerdo político independiente de si triunfa el Apruebo o el Rechazo el próximo 4 de septiembre.
Sin embargo, según se informó desde la Presidencia de la Cámara, “por error” no se invitó a representantes del PC y del Frente Amplio, lo que inmediatamente generó suspicacias. De hecho, los socialistas habían acordado no asistir.
Finalmente la reunión almuerzo se suspendió por cambios de agenda tanto del anfitrión como de los invitados al encuentro.
A pesar del percance, desde la Presidencia de la Cámara precisan que Soto insistirá en su plan, que esbozó en su misma cuenta pública del pasado 20 de julio, de tratar de buscar un acuerdo con la mayor cantidad de fuerzas políticas, desde la derecha a la izquierda, para mejorar la propuesta de nueva Constitución o revivir el proceso constituyente.
El mismo titular de la Cámara ha deslizado que ello podría materializarse a través de una nueva asamblea o instancia, pero con reglas distintas. “Desde esta tribuna me permito hacer un llamado a un nuevo gran acuerdo, un Acuerdo Transversal por la Reunificación de Chile”, dijo el 20 de julio Soto, quien a diferencia de la reformas que ha promovido el Senado ha sostenido conversaciones para acordar criterios concretos sobre cómo proceder independiente del escenario post plebisicto.
El estilo de Soto, cuyos pares definen como “frontal e impetuoso”, sin embargo, contrasta con el sello cauteloso y subterráneo que ha cultivado el presidente del Senado, Álvaro Elizalde (PS), quien, en todo caso, en ningún caso ha sido pasivo.
La huella de Elizalde -quien prefiere ceder protagonismo a cambio de ganar poder como articulador entre el gobierno, la derecha y otras fuerzas políticas-, quedó plasmada en las gestiones que realizó para sacar adelante la rebaja de quórum de la actual Carta Fundamental, iniciativa de los senadores DC, Matías Walker, Ximena Rincón e Iván Flores, además del independiente PPD, Pedro Araya.
Si bien en principio Elizalde era partidario de darse un tiempo para discutir esta reforma que en la práctica habilita un Plan B a la propuesta de la Convención Constitucional, fue uno de los que ayudó a persuadir al gobierno para que no se opusiera a pesar de la resistencia que había en el Frente Amplio y el PC. Esas gestiones dieron frutos con la apertura del Presidente Gabriel Boric, quien en una entrevista al matinal de Chilevisión, el 15 de julio, dijo que en caso de ganar el Rechazo tendría que haber un nuevo proceso constituyente.
Luego convenció a los diputados socialistas para que no introdujeran modificaciones al texto aprobado por el Senado, donde solo dos senadores no aprobaron el proyecto, la independiente Fabiola Campillai y el DC Francisco Huenchumilla. El riesgo de que la tramitación de la iniciativa se alargara o incluso fracasara pesó como argumento para que el oficialismo y, en especial, los socialistas retiraran las indicaciones.
Aunque esa reforma favorecía la pretensiones de los partidarios del Rechazo, Elizalde también facilitó las dependencias de la Presidencia del Senado para que los partidos oficialistas llegaran a una acuerdo el miércoles pasado para realizar reformas o precisiones al texto de la Convención en caso de gane el Apruebo.
Esas conversaciones habían surgido luego de que el Presidente Boric instara a un acuerdo. Aunque no hay constancia de que el senador socialista haya incidido en el llamado del Mandatario, el recado del Jefe de Estado coincidía al menos con la postura que Elizalde explicitó en su cuenta pública del 20 de julio, una de las pocas ocasiones en que ha develado sus planes frente al proceso constituyente.
“En caso de triunfar el Apruebo deberemos cumplir con el mandato ciudadano para implementar la nueva Constitución, tramitando los proyectos de ley correspondientes... además, deberemos abocarnos a las reformas que sean necesarias para actualizar, precisar y disipar dudas”, dijo Elizalde.
El estilo distinto, sin embargo, no es lo único que está en juego. Son varios parlamentarios que aprecian una suerte de carrera entre ambos presidentes del Parlamento por quién logra cerrar primero el pacto post plebiscito. La rama del Congreso que se convierta en la sede de ese acuerdo no solo tendrá su sello personal, también el de toda su corporación.
Por el ejemplo, en el caso del acuerdo de 15 de noviembre de 2019, que habilitó el actual proceso constituyente, fue clave el rol del entonces presidente del Senado, Jaime Quintana (PPD) y de su vicepresidente, Alfonso de Urresti (PS), a diferencia del presidente de la Cámara de la época, Iván Flores (DC), quien ni siquiera puso su firma en ese documento.
Además, en las últimas semanas la Cámara ha demostrado tener una personalidad propia y ha asumido una conducta autónoma respecto de los senadores en ciertos temas, fenómeno que se ha dado tanto en la derecha como en la izquierda. De hecho, el PC ha insistido en sus críticas contra el perfil más conservador del Senado luego de que se frenara el avance del proyecto que deroga la Ley de Pesca (ya aprobada por la Cámara). Los diputados de derecha, por su parte, han rechazado iniciativas que han aprobado los senadores de su propio sector, por ejemplo, el proyecto de infraestructura crítica.
A favor de Elizalde juega el hecho de que en el Senado tienen sus escaños los presidentes de la UDI, Javier Macaya; el de RN, Francisco Chahuán; del Partido Republicano, Rojo Edwards; y de RD, Juan Ignacio Latorre.
Sin embargo, a Soto le favorece que la composición de la Cámara está mucho más nivelada para lograr un acuerdo más transversal. De hecho, el Frente Amplio y el PC tienen mayor representación. El problema de Soto es que su relación con ambos ambos grupos de Apruebo Dignidad no pasa por su mejor momento luego de que en su cuenta pública emplazara al Presidente Boric a visitar La Araucanía. El error en la invitación del fallido almuerzo solo añadió más desconfianzas, a pesar de que ya se ofrecieron disculpas por ello.
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