Emilia Ríos y la destitución del director del Liceo Augusto D’Halmar: “La educación pública no puede elegir a dedo a quién educa y a quién no”
La alcaldesa RD de Ñuñoa aborda el crítico proceso que ha vivido uno de los establecimientos más relevantes de su comuna y que la semana pasada vio cómo Jaime Andrade fue destituido, lo que derivó en críticas que trascendieron a la comunidad y llegaron a la política.
Ciento siete días después de haber decidido iniciar un sumario en contra de Jaime Andrade, hoy ya destituido director del Liceo Augusto D’Halmar del cual Ñuñoa es el sostenedor, la alcaldesa Emilia Ríos (RD) se refiere por primera vez al tema que, al menos en materia de educación, el último tiempo se ha llevado la atención no solo en su comuna, sino que transversalmente. A la edil la han criticado fuertemente por este proceso, atribuyéndole razones ideológicas en su determinación. Pero ella se defiende. “Evidentemente se ha vivido un proceso complejo para este establecimiento. Sin embargo, a pesar de esa complejidad, puedo transmitir tranquilidad de que se llevó a cabo una investigación acuciosa, contundente y que se hace cargo de la gravedad de las denuncias”, dice a La Tercera PM.
¿La investigación no deja espacio a dudas sobre la destitución de Andrade?
Las conclusiones de la fiscal son muy contundentes y se establece claramente que la conducta del exdirector, que involucraba alterar calificaciones a cambio de que niños se retiraran del establecimiento y así manipular la matrícula, está muy establecido que pasó y calificado en la gravedad que corresponde. Esto es una falta a la probidad y una conducta inmoral. Es muy importante que se le tome el peso a la gravedad de esas acciones; evidentemente corresponde la destitución.
El director ha acusado persecución, denuncias concertadas, que la fiscal fue elegida a dedo o que la sanción es porque él no le sigue el amén político a usted.
El exdirector ha tenido una conducta constante de mentir descaradamente en todo orden de cosas. Cada vez que ha hablado, por ejemplo, de la normativa educacional, lo ha hecho de manera distorsionada y confundiendo absolutamente los hechos. Y, por otro lado, ¿por qué perseguiría yo políticamente? ¿Qué rédito político podría obtener yo al investigar este colegio tan emblemático? Para nosotros ha significado sostener un compromiso con la ética del funcionario público, algo que vamos a hacer siempre. Jamás se ha tratado de una persecución política.
¿Por qué este liceo llega a una situación como ésta?
Es imposible escindir esto de las gestiones políticas anteriores. Acá hubo gobiernos de derecha que sistemáticamente, durante los 28 años en que esta persona ejerció como director, eligieron mirar para el lado, eligieron un promedio muy bonito para un ranking versus los derechos de niños y niñas y eso es importante decirlo. Aquí hubo complicidad de los alcaldes anteriores con denuncias que nunca se tomaron en serio.
Menciona a la derecha y desde ese sector han dicho que la destitución es algo ideológico, que le “quitan los patines” al liceo y que será un Instituto Nacional 2. ¿Cómo responde?
Mi instrucción directa -es lo que el equipo directivo actual está llevando a cabo en el liceo- es mantener el modelo pedagógico, las clases, las guías de apoyo, todo eso que hace que la comunidad se sienta muy orgullosa. Ahora, es muy distinto mantener un modelo pedagógico a actos que son derechamente corruptos en un liceo que es público. Esa diferencia es taxativa y hoy el desafío es que de aquí a fin de año vayamos asentando este modelo, que la comunidad pueda continuar con su tradición y espíritu, que es uno de alta exigencia académica y buen desempeño.
Para bien o para mal, estos hechos indefectiblemente implican un quiebre. ¿Cómo evitar que el liceo se venga abajo?
Primero, que deberían ser niños y niñas los que estén al centro. Ellos son la prioridad y para que sigan recibiendo una excelente educación necesitamos al profesorado comprometido, un equipo directivo que tenga el respaldo y que vaya construyendo confianzas. Nosotros no tenemos ningún afán de perseguir a nadie, sino que queremos que el colegio siga funcionando. Eso probablemente va a tomar un tiempo de ajuste, pero hemos ido avanzando en, por ejemplo, hacernos cargo de falencias que el colegio arrastraba hace años.
¿Como qué?
Como una ampliación en un tercer piso, sin permiso de edificación, sin estudios de suelo, ¿quién autorizó eso? No sabemos, solo sabemos que se gastaron recursos en una ampliación que no sirve. Temas de cocina, de manejo de plagas. Sabemos que eran cosas que no se hacían y hoy por fin podemos tener un interlocutor que no es el director anterior, que tenía esta política de que el colegio era suyo.
¿Y ve aspectos académicos positivos que se deben mantener?
Hay un aspecto muy valorable que tiene que ver con el desarrollo progresivo de la autonomía de los estudiantes. Desde que llegan son formados para ser muy responsables con su proceso educativo. Eso es una fortaleza y me parece algo que tenemos que mantener. Eso no tiene nada que ver con que hoy en cuarto medio solo haya un 30% de los que llegaron en séptimo básico. La tasa de selección arbitraria de verdad que no tiene nombre. Y ahí el desafío es que este modelo del cual la comunidad está orgullosa pueda ser capaz de incorporar a otros chicos.
¿Teme que se utilice en su contra y como algo que se advirtió, una eventual desaparición del liceo en los rankings de pruebas?
Lo importante es que se va a mantener el foco en la excelencia. Y ahí hay herramientas que el director se negó a utilizar, como sumarse al sistema de selección vigente de colegios de alta exigencia. Ahora, si hoy uno ve que entran 184 niños en séptimo básico y en cuarto medio solo hay 64 y en tres años más veamos el doble de niños y niñas dando la PAES, es probable que el promedio baje, es una cosa elemental de las matemáticas, pero eso no significa que no vayamos a tener estudiantes con excelente rendimiento igual. Ese es el punto: no solamente por la obsesión de un ranking vamos a arrasar con los derechos de niños y niñas, o en el caso del director, que se siente totalmente omnipotente, para meterse en la vida y en los destinos de esos niños. Eso es lo que no puede pasar.
En el sumario, además, se mencionan atisbos de otras irregularidades. ¿Qué sabe de eso?
Hay dos sumarios más en curso. Uno tiene que ver con manejos irregulares de dineros en el centro de padres y otro con un caso de maltrato documentado de parte del hijo del exdirector Andrade, que es profesor del colegio. Como es una investigación que avanza no puedo dar detalles, pero efectivamente hay indicios de manejos irregulares de dinero, donde el exdirector tenía una participación directa en recibir y exigir pagos, ese tipo de cosas que no corresponden en un liceo público. Este es un liceo público, siempre lo ha sido y tiene que cumplir con estándares de la educación pública, que es para todos, tiene que ceñirse a la normativa, exigirse a sí mismo en el sentido de que la educación pública no puede elegir a dedo a quién educa y a quién no.
¿Perseguirán causas judiciales?
Una de las sugerencias que hace la fiscal es que presentemos estos antecedentes al Ministerio Público por posible falsificación de instrumento público. Estamos analizando con el equipo jurídico cuál es la figura que corresponde utilizar, pero que no quepa duda que vamos a llegar hasta las últimas consecuencias.
¿Hay alguna autocrítica por el desorden que trajo este proceso, algo de lo que se ha quejado la comunidad?
Cuando en diciembre se nombró como director a pedido de miembros de la comunidad al inspector general (Luis Poblete, hasta febrero), ahí como autocrítica podemos decir que confiamos en que esta persona iba a ser capaz de levantar alertas de infraestructura, de hacer la planificación. Y no lo hizo. En marzo tuvimos que hacernos cargo de mucho trabajo atrasado y afortunadamente hoy están normalizados los horarios y cronogramas. Y ha habido resistencia de parte de profesores que en ocasiones se han negado a hacer clases, les han pedido a los estudiantes que salgan a protestar y ahí el llamado es a poner el interés de niños y niñas al centro.
¿Cómo resolverá esa resistencia? ¿Puede cambiar a la mitad de los profesores?
Aquí hay una comunidad que tiene una historia y queremos respetarla. Queremos respetar la metodología, los valores, y para eso necesitamos que cada estamento de la comunidad haga lo que tiene que hacer. Tengo la convicción de que este periodo inicial de mucha efervescencia va a decantar, porque nuestro compromiso ha estado siempre. Los procesos tienen su tiempo y espero que sea lo más breve posible por el bien de la comunidad. Estoy convencida de que el Liceo Augusto D’Halmar va a continuar siendo motivo de orgullo para la comuna.
Con el ejemplo de este liceo, ¿por qué ocurren estas situaciones en la educación pública? ¿Por qué ha llegado a este punto de crisis?
Son varios factores. La educación pública parte desde un pie más complejo, que es hacerse cargo de todos sin discriminación. Y siempre hay problemas de infraestructura, de financiamiento, la convivencia es más difícil. Ahí hay roles importantes entre la comunidad educativa, los sostenedores, de hacernos parte de estos procesos y que va mucho más allá de los resultados académicos, que obviamente son importantes, pero no es solo eso lo que tienen que hacer los colegios. Formar solo para dar pruebas es algo que ya está bien establecido que no es así. Como hija de la educación pública –salí del Carmela Carvajal, de alta exigencia académica y muy buenos resultados-, quiero decir que eso se lograba con mucha exigencia, con mucha rigurosidad de parte de los profesores, con padres muy comprometidos, con un proceso de selección inicial, pero en ningún caso con una política de descreme como ocurría en el Augusto D’Halmar, donde básicamente se escogía quién quedaba y quién no. Quiero establecer esa diferencia porque en la selección inicial uno puede decir ‘aquí hay un proyecto educativo distinto y probablemente no sea para todos por su nivel de exigencia’, pero en el segundo estamos hablando de vulneración de derechos.
¿Está de acuerdo con la selección?
Sí, me parece razonable que en un número máximo de establecimientos por comuna –obviamente no todos- se puedan tener algunos que hagan una selección inicial, entendiendo que hay una gran diversidad de proyectos educativos -artísticos, científicos o con énfasis deportivo- y la educación pública también puede ser capaz de hacerse cargo de los deseos de familia por tener proyectos con uno u otro énfasis.
¿Qué culpa tiene la política en la crisis de la educación pública? Desde la derecha se acusa que lo que toca la izquierda lo corroe; desde la izquierda señalan que la derecha la abandonó y al final la culpa siempre es del otro.
La política es capaz de cosas muy virtuosas también. Y al menos lo que a mí me gustaría empujar tiene que ver con grandes acuerdos en educación, algo que nos ha faltado lamentablemente. Estamos en un momento en que las exigencias a las personas, la tecnología, la economía, están cambiando a un ritmo supervertiginoso y no somos capaces de tener estos acuerdos sobre qué ciudadanos estamos formando. Más que lamentarnos, quisiera tener una conversación en serio sobre educación, que vaya más allá de un ciclo político, poniendo al centro al país y los ciudadanos que estamos formando.
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