Encontrones, falta de refuerzos y “estilo europeo”: los episodios que explican la caída libre de Mauricio Pellegrino en la U
Frente a O'Higgins, el entrenador sumó una nueva y dolorosa derrota, la cuarta en línea. Las miradas de los hinchas se sitúan encima del estratega, quien llegó a comienzos de año para devolverles a los azules la estabilidad que han extrañado en los últimos cuatro años, en los que incluso coquetearon con el descenso. Un prometedor arranque dio paso al retorno de la incertidumbre.
Universidad de Chile cae por goleada frente a O’Higgins en el Santa Laura y en el estadio de Independencia el silencio es sepulcral. Los azules suman su cuarta derrota consecutiva y la decepción es absoluta. Si no hay pifias ni manifestaciones más sonoras y agresivas de repudio es, simplemente, porque en las tribunas no hay público, debido a uno de los tantos castigos que los azules han sufrido por la falta de conducta de sus hinchas. La molestia, eso sí, existe. Se traslada a otros espacios. Las redes sociales, por ejemplo, se transforman en el depositario de la ira de los más irritados. Hay menciones para todos los gustos, aunque, como suele suceder en estos casos, hay dos focos que están claramente definidos: por un lado, Azul Azul y, por otro, el técnico Mauricio Pellegrino.
En la dirigencia hay preocupación. La de Michael Clark, el presidente de la concesionaria que administra al club, está en entredicho: abandonó el reducto después de que los laicos recibieron el tercer tanto. Al gerente deportivo, Manuel Mayo le correspondió una tarea ingrata e incómoda: ofrecer las disculpas por una nueva actuación para el olvido. “Estamos dolidos, es una durísima derrota para nosotros y nuestra gente. La frustración es grande y no queda más que empezar a trabajar el partido del lunes. Hay que trabajar y pedirle perdón a la gente”, declara. En el ejercicio, eso sí, una vez más la autocrítica brilla por su ausencia.
No se mueve (por ahora)
Pellegrino no se moverá de la U. Todavía le queda algo de crédito en la dirigencia. Lo obtuvo a comienzos de temporada, cuando hasta llevó a la escuadra estudiantil al primer puesto, lo que alcanzó a ilusionar al club con una temporada de buenos resultados o, cuando menos, de una buena imagen futbolística. Hay varios factores que confluyen para explicar el respaldo, al menos momentáneo, hacia el entrenador. En principio, el cartel del estratega, quien como jugador realizó una carrera inobjetable, con pasos por Vélez Sarsfield, Barcelona, Valencia, Liverpool y Alavés y que como director técnico también tiene un currículo respetable: pasó por Valencia, Estudiantes de La Plata, Independiente, Alavés, Southampton, Leganés y Vélez Sarsfield antes de aceptar la banca de los universitarios. “Pellegrino es Pellegrino y se tiene hacia él respeto, confianza y un respeto mayor que con cualquier otro técnico”, explican en el club. También le asignan un mayor espacio para encontrar la estabilidad en el juego y, sobre todo, los resultados.
Hay otro factor que resulta preponderante: la necesidad de respetar y, en términos ideales, completar un proceso técnico. La búsqueda sigue puesta en la identidad que el equipo laico no ha sido capaz de encontrar en las últimas campañas, precisamente por la permanente rotación de entrenadores. Pese a esto, la renovación de su contrato, que acaba en diciembre, está frenada desde antes de la caída libre de los azules. ¿La explicación? “Vino por un año. Así dice el contrato por lo que no hay que apurar la decisión, falta mucho todavía”, dicen desde la dirigencia.
De todas formas, la alerta está encendida, justo en un mes en que la U comienza a poner la mirada en un desafío que puede resultar determinante en múltiples sentidos: a comienzos de septiembre disputará el Superclásico frente a Colo Colo. El duelo ante los albos suele modificar los estados de ánimo. Para bien o para mal. Por ahora, las estadísticas son lapidarias: los estudiantiles son el peor equipo de la segunda rueda. Después de la victoria sobre Huachipato, solo sumó derrotas: ante Unión Española, Palestino, Magallanes y frente a los rancagüinos.
Un camino ripioso
La alta consideración que en la U tienen de Pellegrino no eclipsa el otro factor: los encontrones que ha protagonizado y las quejas por la falta de refuerzos. El último es un factor clave, porque era una de las vías para revertir meses turbulentos. Sin embargo, el cierre del registro de jugadores obliga al técnico a una tarea aún más compleja: arreglárselas con lo que tiene. Y, en ese escenario, las debilidades son notorias: los hinchas claman por mediocampistas que impongan personalidad en la recuperación del balón y, fundamentalmente, por defensores que les ofrezcan seguridad. En la faceta ofensiva, se sigue esperando la consolidación de los principales proyectos del club: Darío Osorio y Lucas Assadi. Y entre los más avezados, la esperanza sigue puesta en la recuperación de Leandro Fernández, más allá de que el máximo goleador sea el uruguayo Cristián Palacios y que Nicolás Guerra tenga un gol menos que el charrúa. El resto de los atacantes ni siquiera ha anotado.
De hecho, el técnico se ha quejado por la falta de incorporaciones. Después de la derrota frente a Palestino, de hecho, hubo un duro cruce entre el técnico y Mayo. Había pedido dos refuerzos, pero se topó con la respuesta categórica: “no hay dinero”. Las ausencias de los laterales izquierdos Marcelo Morales y José Castro le hizo explotar. Mayo pagó las consecuencias, pues le correspondió escuchar la molestia del entrenador. Si buscaba enemigos, eligió mal: Mayo y Clark son los únicos directivos con los que mantiene una comunicación fluida.
En el plantel también conocen de sobra el carácter del entrenador. De hecho, a diferencia de lo que suele suceder con los estrategas sudamericanos, la escuela de Pellegrino es otra. Su estilo obedece más a su paso por Europa: se involucra poco con los jugadores, mantiene las distancias propias de una relación entre jefes y subordinados y no le tiembla la mano cuando tiene que criticar o exigir. En este último plano, hay una muestra elocuente: mientras todo el club laico se rendía ante las virtudes de Darío Osorio y hasta giraba a cuenta de un potencial traspaso millonario al fútbol europeo, el estratega no vaciló a la hora de mencionar sus debilidades y su carácter de jugador en proceso de formación. Eso sí, también ha tenido gestos paternalistas hacia el jugador, precisamente en el afán de presionar en la tecla justa para sacarle el mejor rendimiento posible. De todas formas, el más cercano al plantel es su ayudante, Xavier Tamarit, una lógica que suele darse en Europa, donde el ‘míster’ es una autoridad un poco más distante que en esta parte del mundo.
Este lunes, de hecho, cuando la hoguera ya estaba lo suficientemente bien encendida por la caída ante los celestes, el técnico le agregó un par de palos. “Estos resultados cuestionan todo. El entrenador es la cara visible de la institución. Esto nos avergüenza y le pedimos disculpas a nuestra gente”, declaró, sin eufemismos de por medio.
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