Ennio Vivaldi y la discusión constitucional que viene: “Hay que demostrar que por la vía de la razón se pueden solucionar problemas y avanzar”
El rector de la Universidad de Chile aborda el proceso que vivirá el país a partir de mañana, donde ve necesario que las generaciones más jóvenes se hagan parte de un camino que, espera, termine con el modelo actual del país. Asimismo, tras encabezar iniciativas de diálogo como "Las y los 400, Chile delibera" y "Tenemos que hablar de Chile", asevera que "hay cosas muy interesantes sobre la percepción de cómo quiere la gente que sea la política: que predominen cuestiones éticas, que haya una ética pública".
Pensiones y salud fueron los dos temas sobre los que 400 personas escogidas por la iniciativa “Las y los 400, Chile delibera” dialogaron por dos días, a principios de marzo. Y 2/3 de ellos -un símil al quórum de acuerdo para la Convención Constitucional- apoyaron reformas profundas a las AFP y un sistema único de Salud, entre otras cosas.
A menos de un día del inicio de las elecciones, Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile - institución que junto a Fundación Tribu, la Asociación Chilena de Municipales y la Comisión Desafíos del Futuro del Senado, encabezó este ejercicio-, enlaza los puntos que de ahí emanaron con las conclusiones de “Tenemos que hablar de Chile”. Esta es otra iniciativa de diálogo que realizaron en conjunto con la Universidad Católica.
Vivaldi plantea que una de las cosas relevantes del diálogo constituyente es “volver a sentirnos parte de comunidad que está estableciendo ciertas normas”. Enfatiza -como es de esperar- que las universidades deben jugar un rol fundamental y que es clave que los jóvenes participen en los comicios de este fin de semana. “Si no hay participación juvenil es muy difícil pensar que vamos a construir una sociedad para todos”, dice.
El rector afirma que el modelo de la sociedad chilena debe cambiar. “En su forma originaria se hace inviable y tiene que ser revisado. Contiene una suerte de coerción moral, porque le hace creer a la gente que esta sociedad le ofrece a todo el mundo oportunidades; si a usted le va mal, es culpa suya. De ahí viene la rabia”, asegura.
¿Qué está en juego este fin de semana?
Es entender que uno tiene que asumir una responsabilidad. La población tiene una percepción de que no tiene nada que opinar y no le piden que opine respecto de cuestiones sustantivas que tienen que ver con la vida de ellos. Y creo que lo más importante por lejos es volver a sentirnos parte de comunidad que está estableciendo ciertas normas. Algunas están implícitas en la norma de la constituyente, como que vamos a cambiar nuestra actitud sobre la equidad de género. También, de un respeto que no ha existido con los pueblos originarios. Pero lejos lo más importante es la democracia, que esto se va a hacer con representantes. Si alguien cree que son normativas abstractas, yo les digo que en un tema tan crucial como el financiamiento de las universidades, quien lo zanjó no fue el gobierno ni el parlamento, fue el Tribunal Constitucional aplicando la Constitución. Así de importante pasa a ser.
¿Qué espera, primero, de la elección de constituyentes y luego de la nueva Constitución?
Inteligencia y responsabilidad. Digo responsabilidad, porque cuando uno trata con cosas demasiado importantes tiene que ser con seriedad y distinguir entre un aporte e insultar. Tenemos que tener propuestas que hagamos con mucha responsabilidad. Y lo otro es inteligencia, en términos de que lo que propongamos sean cosas que podamos llevar a cabo, que incidan en la solución de problemas. Tienen que ser cosas realistas y factibles, que podamos sacar adelante como país y transformarlas en un nuevo sistema. Me juego por esa alternativa. Hay también otra responsabilidad: hay que demostrar que por la vía de la razón se pueden solucionar problemas y avanzar.
¿Es correcto suponer que todo esto se traducirá en el fin de un modelo?
Que vaya o no a ser el fin del modelo es un tema que está en debate. Si me preguntas, me gustaría que cambiara radicalmente. Que eso vaya a ser así está por verse: qué discuten los constituyentes. Las manifestaciones y falencias respecto de la pandemia, muestran que necesitamos una forma distinta de organizarnos como sociedad.
¿Y cómo debe ser el nuevo modelo?
Una cosa clave es volver a instalar el bien común y hacer realidad las oportunidades individuales. Incluso si lo centramos en el individuo, es distinto decir que cada uno va por su cuenta. Hay que darles a todos una oportunidad real de desarrollar talentos o, si tiene un problema de salud, que no sea de esa persona solamente y nos convoque a todos a hacernos parte. Nos hemos acostumbrado a un problema que es extremo: se ambigua el concepto de lo público, sobre todo en educación. O no se entiende el rol regulador y proveedor del Estado.
¿Cómo se supera la polarización política y qué expectativa de diálogo ve?
Hay una tremenda responsabilidad en la Convención de generar confianza. Tiene que haber una explícita condición de escucha y no basta sólo con proclamarlo, hay que hacerlo. Es hacer realidad ese ideal, de que en la democracia hay una ciudadanía que se pronuncia de manera informada.
‘Las y los 400’ es precisamente una iniciativa de diálogo y deliberación, ¿qué destaca de ella?
En primer lugar, la metodología: qué opinas tú. Lo que pretende ‘Las y los 400’ es que una pregunta como “¿quiere pavimentar esa vereda?” se haga en el contexto de una persona informada. Esa pregunta se le hace antes y después de informarse. Y vuelves a contestar si prefieres en este caso el pavimentar. Lo que se pretende es ver qué opina la gente cuando cuenta con información relevante.
Su universidad y la UC hicieron también un ejercicio de diálogo interesante con ‘Tenemos que hablar de Chile’. ¿Ve vasos comunicantes entre eso y ‘Las y los 400’?
Tienen en común una cosa muy importante, y es que es el hecho de que se le consulte a la gente. ‘A alguien le importa lo que pienso, alguien se tomó la molestia’. Hay muchas cosas convergentes. Hay cosas muy interesantes sobre la percepción de cómo quiere la gente que sea la política, que predominen cuestiones éticas, que haya una ética pública. Enfatiza la participación. La gente cree en la capacidad de ponerse de acuerdo. La gente dice que estamos todos peleados, o supuestos como que hay sentimiento contra los inmigrantes, y son cosas que no son ciertas. Son experiencias que fundamentan un optimismo.
¿Qué se puede hacer para tomar en cuenta los resultados de iniciativas como ‘Las y los 400′?
Claramente, respecto de la salud y previsiones, se obtiene, de modo informado, una cantidad de cuestiones tremendamente relevantes. No cabe duda que la gente quiere modificaciones profundas al funcionamiento de las AFP. El 94% es partidario de poner la salud como un derecho. Se asume también la responsabilidad del Estado de proveer medicamentos. O la salud mental también pasa a ser prioritaria. Hay mucha conciencia que lo más importante es la atención primaria, eso es un grado de conocimiento relevante impresionante. La gente tiene muy claro todo esto que venimos conversando.
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