Envío de coronas de flores y autos baleados: detalles de las más de 2.000 amenazas que afectan a funcionarios de Gendarmería

Alta preocupación generó en Gendarmería el ataque que afectó a dos funcionarios y a un menor de edad durante la madrugada del lunes 2 de octubre en Puente Alto. Y es que si bien aún el Ministerio Público está recabando antecedentes para determinar si este fue o no orquestado desde un recinto penitenciario, la situación reflotó un problema que el gremio viene denunciando desde hace meses.

Y es que, como aseguran desde la Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería (Ansog), este es un dilema que se arrastra desde hace años, y donde han levantado, según ellos, una serie de advertencias que no han tenido la debida repercusión en las autoridades.

Aseguran, en el mismo sentido, que lo ocurrido con sus compañeros en Puente Alto claramente refleja el peligro al que están expuestos, pues cada vez es más frecuente -como indican- que internos de diferentes penales los amedrenten, amenacen e incluso deslicen que sus familias corren peligro.

De acuerdo con cifras reportadas por la institución, entre abril de 2020 y julio de 2023 se contabiliza un total de 2.010 funcionarios víctimas de amenazas, cinco de ellas, incluso, dirigidas en contra de la Dirección Nacional.

Por lo mismo, desde el citado gremio recalcan que es primordial que las autoridades nacionales de Gendarmería y Justicia tomen mayores acciones al respecto. Se requiere, como enfatizan, que haya mayor protección, más equipamiento y, ciertamente, un presupuesto más abultado.

“Urge una mayor fiscalización para el cumplimiento de contratos de las unidades concesionadas y que se les exija que mantengan las condiciones mínimas en los perímetros, como las cámaras de seguridad o inhibidores. Todo eso impacta en el entorno y debe haber una mayor inversión. Requerimos de más apoyo del Estado para elevar las medidas de seguridad, sin que esto se entienda como una vulneración de derechos. Se podrían elevar muros, disponer mallas, entre otras acciones”, comentaron desde Ansog.

En el mismo sentido, el coronel Andrés Muñoz, secretario de la Asociación Nacional de Oficiales Penitenciarios (Anop), expuso: “Este es un llamado de atención también a las autoridades políticas a terminar con el abandono hacia el personal de Gendarmería. Estamos retrocediendo años en donde muchos gendarmes fueron asesinados. Debe ponerse en la discusión política sobre el verdadero rol de Gendarmería y los medios con que debería contar para enfrentar la nueva criminalidad”.

“No podemos relativizar el hecho de que fueron reconocidos por los funcionarios por la función que les corresponde desarrollar al interior de los recintos penales y, por lo tanto, entenderlo de manera distinta creemos que es un error; en tal sentido, manifestamos nuestra condena a estos hechos y hacemos un llamado a las autoridades a tomar todas las medidas para evitar que se vuelva a repetir, caso contrario tendrá altos costos para nuestros funcionarios”, complementó.

Para graficar las situaciones que los afectan, funcionarios de la institución que conversaron con La Tercera aseguran que las amenazas y extorsiones son “pan de cada día” en los diferentes recintos, pues, como revelan, “nosotros somos un obstáculo para los internos, porque les ponemos en riesgo sus operaciones y vamos contra sus privilegios. Entonces, los ponemos en situaciones incómodas”.

Por eso, dicen, terminan activando todas su redes a fin de conseguir sus objetivos.

Así es como, por ejemplo, ubican a sus familiares, conocen de sus rutinas y al momento de los controles les exponen los datos reunidos para amedrentarlos. Si no obtienen una respuesta positiva a sus peticiones, ahí es cuando lanzan las amenazas de que algo podría ocurrirle a él o alguno de sus cercanos.

“Constantemente hay amenazas. Gente que tienen afuera nos hace seguimientos, se saben hasta los nombres de nuestros padres. Hubo varias ocasiones, incluso, que funcionarios hemos recibido coronas de flores en nuestras casas, de esas que se lleven en los funerales, entonces cómo no nos vamos a sentir que estamos en riesgo”, comentó un efectivo a este medio, y que por razones de seguridad no será identificado.

De la misma forma, otros profesionales comentaron que en la Región de Valparaíso también registraron una situación de máxima gravedad, cuando el auto de un funcionario, mientras este estaba estacionado sin ocupantes, recibió una decena de balazos.

Pero esto no es lo único, pues constantemente los funcionarios siguen recibiendo “ofertas” por parte de los internos, quienes les ofrecen hasta millonarias sumas a cambio de protección o mayores privilegios. En estos casos, a los efectivos no les queda más que denunciar y, en la mayoría de las ocasiones, terminan siento trasladados.