“Era imposible proyectar”: el mea culpa de los encuestadores tras el fail de los sondeos previos a la elección
No hubo sondeo de opinión que anticipara la aplastante ventaja de los independientes en la reciente elección de constituyentes y la debacle de las fuerzas políticas tradicionales. Marta Lagos (Mori), Mauricio Morales (Universidad de Talca), Roberto Izikson (Cadem), Axel Callís (Tú Influyes) analizan el fenómeno. "Hay que mejorar las herramientas de pronóstico", dicen varios.
Los sorpresivos resultados en las elecciones del fin de semana no dejaron a nadie indiferente. El ascenso de las candidaturas independientes, el portazo a los partidos políticos tradicionales y la debacle del oficialismo dejaron al descubierto las dificultades que enfrentan las encuestadoras y los expertos para descifrar los efectos de los procesos sociales detrás de la decisión del voto en las personas: Ninguno de los pronósticos acertó en la definición de la histórica votación.
Para algunos, anticipar los resultados de la inédita elección de los 155 integrantes de la primera Convención Constituyente paritaria en el mundo era difícil, dados los múltiples candidatos y factores que pueden incidir en el votante. Para otros, la informalidad a la hora de hacer política y la escasa inversión en encuestas políticas que entreguen un panorama completo pueden explicar el actual escenario.
Entre los pronósticos que se difundieron en las semanas previas a los comicios apareció el elaborado por el experto electoral Kenneth Bunker, que alertó que las divisiones en la oposición “no concertacionista” podrían tener efectos catastróficos. De acuerdo con su simulacro electoral, la proyección total de la izquierda era de 38 escaños. Tras los resultados, el director de la consultora Tres Quintos señaló que “no nos fue bien en las proyecciones. Tratamos de dar luces en un escenario muy incierto y quedamos cortos”.
En abril, un estudio interno de Chile Vamos, elaborado por el diputado Guillermo Ramírez (UDI), el exsubsecretario del Interior Rodrigo Ubilla (RN) y el expresidente de Evópoli Hernán Larraín Matte, apuntó a que el oficialismo alcanzaría un “tercio frágil” de 54 escaños de los 138 -sin contar los 17 escaños reservados-, mientras que la oposición sumaría 84 cupos. De ellos, 48 serían para la Lista del Apruebo -constituida por la denominada Unidad Constituyente (PS, PPD, DC, PR, PRO y Ciudadanos)-, 30 para la lista Apruebo Dignidad (Partido Comunista, FRVS y el Frente Amplio), cuatro independientes y dos de la Lista del Pueblo.
En tanto, el diputado Pepe Auth señaló 45 días antes de las elecciones, y dejando afuera los curules indígenas, que la proyección a la constituyente favorecía a Chile Vamos con 60 escaños; la lista Apruebo lograría 44 cupos; Apruebo Dignidad, 27 convencionales, y los independientes quedarían fuera, con cero escaños. Mientras que Cadem vaticinaba que habría 56 constituyentes de Vamos por Chile, 46 para la Lista del Apruebo, 26 para Apruebo Dignidad y 10 para independientes.
Todos lejos de la constitución final de la Convención Constituyente, que finalmente quedó integrada por 37 electos por Vamos por Chile, 25 de la Lista del Apruebo, 11 independientes no neutrales, 28 de la lista Apruebo Dignidad, 27 de la Lista del Pueblo y 10 independientes, además de los 17 escaños reservados para pueblos originarios.
¿Qué ocurrió con los sondeos?
La fundadora de Latinobarómetro y directora de la encuestadora Mori, Marta Lagos, señala a La Tercera que “la falla de las encuestas estuvo en el hecho de que no se hicieron. Sustituir la función de las encuestas y en muchos casos hacer pronósticos sumando lo que marcaban los candidatos presidenciales y asumir que los sectores tendrían resultados a partir de esto, además de que no hubo una investigación, fue un error. Proyectar es caro, había que hacer 28 encuestas, una por distrito, y preguntar en todas por la intención de voto con los nombres de todos los candidatos”. “El problema es que no se invierte en encuestas políticas y se hacen sustitutos”, afirma.
Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca y doctor en Ciencias Políticas, señala a este diario que “resultaba extremadamente difícil pronosticar la elección de convencionales por las distintas reglas aplicadas, especialmente los pactos entre candidatos independientes. Nadie imaginó un desplome tan grande de la Unidad Constituyente y una irrupción tan gigantesca de los independientes. Hay que mejorar las herramientas de pronóstico y entender que no podemos realizar proyecciones tan certeras en escenarios inestables como el de hoy”.
Uno de los que levantaron la voz para señalar que era “imposible” proyectar los resultados de las recientes elecciones fue Axel Callís, director de la agencia Tú Influyes. Según el experto, “para los constituyentes era imposible hacer un pronóstico, porque estaba la dificultad de medir al votante probable debido a las variables que pueden influir, que pueden ir desde la pandemia hasta el frío que podría haber ese día, además del sistema de voto voluntario en el que cualquier cosa puede ser un impedimento para ir a votar”.
A esto se añade, según Callís, que para saber por quién van a votar los chilenos “son necesarias metodologías cara a cara, y que deben hacerse muy encima de la votación, lo que se ve afectado debido a que la ley en Chile prohíbe la divulgación de sondeos de intención de voto hasta 15 días antes de la fecha”. Esta suma de factores, que incluye la paridad, las cifras repartidoras y las listas, no permitía saber quién iba a ser electo en este sistema electoral para los constituyentes, sostiene.
En esto coincide Roberto Izikson, gerente de asuntos públicos y estudios cuantitativos de Cadem, quien afirma que “era imposible proyectar debido al voto voluntario, al exceso de candidatos, y también es un problema la ley de 15 días que prohíbe publicación de encuestas. Cuando están las condiciones para realizar sondeos políticos es medible, como ocurrió en el plebiscito, que se midió correctamente”, apunta.
Sin embargo, Marta Lagos advierte que “esta elección demuestra un punto de inflexión”. “Hay que saber lo que piensa la gente. No hay ninguna investigación sobre los constituyentes, y no se puede empezar a averiguar sobre una elección una semana antes, porque se debe empezar meses antes, desde el punto de partida, la evolución, los distintos segmentos, estudios cualitativos, focus group, entrevistas en profundidad, pero nada se hizo”.
“Desde que se inscribieron los candidatos se debió hacer una investigación científica y electoral, que no hubo. El tercio que le daban a la derecha se basaba en el comportamiento pasado y lo que quedó en el suelo en esta elección es el comportamiento pasado. Si no se podía predecir a los ganadores, ¿cómo lo hacen para las elecciones norteamericanas y las inglesas? Las injerencias externas no hacen a Chile no medible y para eso tenemos el ejemplo de Ipsos Perú, que ha sido capaz de medir aun con cambios mucho más brutales que los nuestros”, señala la directora de la encuestadora Mori.
Aun con estos puntos de incertidumbre y polarización, Chile seguiría siendo predecible para los encuestadores. “De aquí en adelante, la situación será aún más volátil, a lo que se añade un alto nivel de fragmentación partidaria, un buen número de independientes, coaliciones tradicionales por el suelo y un renacer de la izquierda. Ya no basta realizar encuestas que cumplan con todos los criterios de confiabilidad, sino que, además, se requiere de estudios cualitativos y territoriales. La etnografía, las entrevistas a líderes barriales, el estudio de las redes de acción de esos líderes y el análisis de la política en terreno serán herramientas ineludibles para mejorar los pronósticos”, plantea Lagos.
Para Callís, “Chile sigue siendo leíble, porque no es lo mismo medir una presidencial que una constituyente, que tiene lista con otras fórmulas matemáticas para ver quién sale electo. Para este caso, no hubo encuestas electorales, sino que hubo pronósticos de personas que quieren hacer publicidad más que aportar al conocimiento”, concluye.
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