Escala conflicto en la U. Chile: estudiantes critican viaje de Devés a Europa y universidad busca recuperar sala usada por ‘Acampe’
Las tensiones en la Casa de Bello están en un punto álgido a más de un mes de iniciadas las movilizaciones pro Palestina por parte de un grupo de alumnos y que en los últimos días han tenido como flanco directo a la máxima autoridad de la institución.
Un conflicto en escalada. Así es la situación que se vive al interior de la Universidad de Chile desde hace casi un mes, cuando en paralelo a movilizaciones por problemas propios de la institución, a mediados de mayo un grupo de estudiantes inició una serie de manifestaciones pro Palestina, en las que exigían a los directivos de la Casa de Bello romper relaciones con instituciones de Israel a causa del enfrentamiento armado entre ese país y Hamas.
Y aunque, por ejemplo, la Facultad de Filosofía optó por cortar un compromiso de colaboración con la Universidad Hebrea, lo cierto es que día a día se suman nuevas aristas y nudos al problema entre un grupo reducido de estudiantes y las autoridades de la casa de estudios. ¿Los últimos acontecimientos? Un lienzo en contra de la rectora Rosa Devés, críticas hacia ella por viajar a Europa junto al Presidente Gabriel Boric y acusaciones de intentos de desalojo.
Las últimas 96 horas han sido particularmente frenéticas para la interna de la Casa de Bello: el fin de semana apareció colgado en el frontis de la casa central de la institución un gran lienzo en contra de Israel acompañado de un dibujo donde era posible reconocer a la rectora de la universidad, Rosa Devés, recibiendo un beso del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. La máxima autoridad de la universidad chilena salió al paso del tema en Berlín, Alemania, donde es parte de la comitiva del Presidente Gabriel Boric en su gira por Europa, viaje que, justamente, le valió fuertes críticas internas.
Por ejemplo, de parte de la mesa interina de la Federación de Estudiantes (Fech), quienes a través de un comunicado quisieron “expresar nuestro descontento respecto al viaje a Europa de la rectora Rosa Devés en medio de la crítica situación que enfrentamos como Universidad de Chile”, añadiendo que consideran “una falta de respeto gestionar una gira a Europa y no mostrarse dispuesta a gestionar soluciones para el estudiantado”.
Fue justamente desde Alemania que la máxima autoridad de la Casa de Bello había salido al paso del lienzo. “Esperamos que quienes colocaron ese lienzo aprendan de esto, que no es la forma de expresar las ideas, menos en una universidad pública como la nuestra, en una casa que es patrimonial, que representa no solo la universidad, sino que la historia de Chile y que tenemos todos que respetar muchísimo”, dijo.
Pero el tema no quedó ahí y distintas personalidades y agrupaciones salieron a defenderla o bien criticar el lienzo, entre los que se cuentan al ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren (”burdas e intolerables”); la ministra de la Mujer, Antonia Orellana (“recurrir a caricaturas sexistas es agotar la posibilidad de debate”); la ComunidadMujer (”repudio ante la colocación de un lienzo vergonzoso y sexista”), y una misiva firmada por exestudiantes.
Y fueron justamente los sucesos de este martes los que durante la jornada de hoy miércoles añadieron un nuevo capítulo al conflicto, luego de que los representantes del “Acampe” -manifestación por medio de instalación de carpas que se realiza desde mayo- difundieron un escrito en el que dicen denunciar la intención de su desalojo y “calumnias por violencia de género por parte de las autoridades de la universidad y los medios de comunicación”.
“Como Acampe y Comisión de Género condenamos y rechazamos enfáticamente las acusaciones recibidas, en vista de que los argumentos utilizados no forman parte de las causas de violencia de género, sino que son una tergiversación de conceptos instrumentalizados para utilizar el género de la rectora en lugar de apelar al cargo que representa y a quien le demandamos respuestas”, dicen, antes de agregar que “no por ser mujer la rectora queda exenta de responsabilidad y de responder a nuestras demandas. Las críticas serían exactamente las mismas si el género de la rectora fuera otro”.
Añaden, además, que “el despliegue del lienzo en el frontis de la Casa Central de nuestra universidad buscó ilustrar, a través de una sátira política, la no respuesta e intransigencia de la misma rectora y su equipo”.
Asimismo, dicen que este lunes recibieron “el primer correo electrónico” de parte de las autoridades, donde “nos informaron que las autoridades ‘han decidido no permitir más el uso permanente de la Sala Eloísa Díaz’ y nos solicitaron ‘el inmediato retiro’ de nuestras pertenencias personales del lugar en donde hemos levantado hace más de tres semanas nuestro Acampe en solidaridad con el pueblo palestino”. Cercanos a la administración de la Casa de Bello, en todo caso, aseguran que, más allá de la petición, no habrá un desalojo.
En ese sentido, las posiciones parecen no acercarse. Más aun si se consideran las palabras que desde Alemania también había dado la rectora Devés, quien se refirió al eje central del conflicto y señaló que lo que hay “con los estudiantes es una diferencia respecto de los convenios, de si deben revocarse o no los convenios. Y eso es lo que hemos hecho con las universidades de Israel”.
“La Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile efectivamente suspendió un par de convenios, pero como hemos expresado en distintas declaraciones, nosotros, si bien compartimos la visión respecto de la masacre en Palestina, que eso debe terminar y que los derechos humanos deben respetarse, pensamos que romper con las universidades, donde generalmente están las disidencias, (...) es algo que no debe ocurrir”.
Devés, además, planteó que espera “que la universidad pueda abandonar la toma como un mecanismo de conversación y de mejora, de insistir en algunas demandas que a veces son muy legítimas, pero que deben encontrar otras formas de encauzarse”.
Y es que, precisamente, las manifestaciones pro Palestina no son los únicos conflictos que por esto días deben resolverse en la Universidad de Chile: a esas disputas que involucran directamente a la rectora, se deben sumar las movilizaciones -paros y tomas- que llevan algunas facultades por problemas administrativos y de infraestructura, y que de por sí ya tienen enfrentada a la comunidad, más luego de que docentes denunciaran que estudiantes en toma en el campus Juan Gómez Millas obligan a marcarse para entrar. “El que se deja pintar pasa”, señalaban.
Por otro lado, desde la movilización originada en la Facultad de Artes luego de la amputación de un dedo a una funcionaria han señalado que, como se ha demostrado en sus propias manifestaciones, se caen las estructuras, los baños son inutilizables, han ocurrido accidentes laborales graves, el techo tiene asbesto y no hay acceso al agua potable.
Así también se cuenta la crisis que supone una nueva caída de la Fech, que no llegó al quorum mínimo requerido para validar las últimas elecciones de mesa directiva.
Consultados al respecto, desde Rectoría de la Casa de Bello declinaron referirse al creciente conflicto.
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