Escolares en España abrazan la extrema derecha: profesores están preocupados

Una persona anda en bicicleta en una ciclovía frente a un cartel de campaña de las elecciones generales en el centro de Madrid que muestra al candidato Santiago Abascal del partido de extrema derecha Vox, el 15 de julio de 2023. Foto: Archivo

“Están en contra del feminismo y hablan bien de Francisco Franco”, denuncian los docentes, quienes se enfrentan a una creciente radicalización en las aulas alimentada por los discursos en redes sociales. Ello, mientras Vox gana terreno entre los jóvenes.


A Juan (15) le da “un poco igual”, afirma, vivir en un sistema democrático o en una dictadura. Así lo señaló al diario español El País un estudiante de cuarto año de secundaria en el instituto público Campo de Calatrava, ubicado en Miguelturra, un municipio que ha crecido hasta alcanzar los 15.800 habitantes y que funciona como ciudad dormitorio de Ciudad Real. Juan forma parte del creciente alumnado en su instituto que ha desarrollado ideas más apegadas a la extrema derecha.

En su casa nunca se ha hablado mucho de política. Pero últimamente sí conversa del tema con sus amigos. Y en TikTok, Instagram y YouTube a veces ve videos relacionados. Sobre el dictador Francisco Franco, quien ganó la Guerra Civil Española, estableciendo una dictadura que duraría hasta su muerte en 1975, el estudiante sostiene: “Está claro que Franco hizo cosas mal. Pero también hizo algunas bien, que hoy en día se agradecen. Como la construcción de presas. O cómo organizó y levantó España después de una guerra, tú sabes que eso es difícil”.

Carmen, de 16 años, quien es compañera de clase de Juan, aseguró para el reportaje del diario español que muchos estudiantes de su instituto comparten ideas similares. “Están en contra del feminismo, y hablan bien de Franco. Casi todos los días se oyen insultos racistas y contra los gais, como maricón, moro o puto negro. Aunque sean sus amigos, se lo dicen. Y aunque pueda parecer que lo dicen en broma, a ellos les duele”, contó.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante un mitin del partido, en la plaza Llibertat, el 9 de mayo de 2024, en Reus, Tarragona, Cataluña. Foto: Europa Press

El aumento en las ideas de extrema derecha entre los jóvenes se da en un momento en que el principal partido de esa tendencia, Vox, sigue ganando electores, especialmente entre los jóvenes y la clase media, y los partidos tradicionales no logran frenar su avance.

Según un sondeo de la consultora 40dB a inicios de marzo, si este mes se celebraran elecciones, Vox obtendría el 14,2% de los votos, mientras que PP y PSOE seguirían en caída. El Partido Popular baja cinco décimas hasta el 32,6%, y el oficialista Partido Socialista Obrero Español pierde tres puntos respecto a las elecciones de 2023, situándose en el 28,4%.

Acercamiento de Vox a los jóvenes

El 52% de los jóvenes de 16 a 24 años está muy de acuerdo en que el feminismo ha llegado tan lejos que ahora se les discrimina a ellos, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Y un 36,1% de los jóvenes de 18 a 28 años tiene intención de votar a Vox (frente a un 15,1% de las chicas de la misma franja de edad).

Se trata de tendencias advertidas por los docentes y que no extrañan teniendo en consideración que la extrema derecha cada vez está más presente en el ámbito educativo. De hecho, ha participado incluso en eventos internacionales de educación como la feria Didacta, organizada esta semana en Stuttgart, donde estuvo el partido ultraderechista alemán AfD, a pesar del rechazo de la mayor parte de las organizaciones del profesorado.

Una reciente investigación sobre las políticas educativas de la extrema derecha en Europa, publicada en la revista internacional de la Universidad de Arizona (Estados Unidos) Education Policy Analysis Archives, mostró que los partidos políticos de extrema derecha -que tuvieron representación significativa en las elecciones europeas de 2024- están conformando una agenda política común en materia educativa (aunque con ciertos matices nacionales), organizada bajo una Internacional de Ultraderecha en Educación (IdUE).

La investigación reveló los cuatro ejes principales en torno a los cuales la extrema derecha europea está centrando su batalla cultural en el terreno educativo: 1) la organización del sistema educativo; 2) el currículo y los contenidos escolares; 3) la educación en valores y 4) la metodología docente.

Marine Le Pen, líder del partido político Agrupación Nacional de Francia, reacciona con su padre Jean-Marie Le Pen, después de ser reelegida durante el congreso partidario en Lyon, Francia, el 30 de noviembre de 2014. Foto: Archivo

Por ejemplo, en Francia, Marine Le Pen quiere que el Ministerio de Educación autorice y controle los libros de texto (como la censura franquista) y que el profesorado no pueda expresarse “en cuestiones políticas, ideológicas y religiosas”.

Antón Losada, periodista en la cadena SER, sostiene que este fenómeno también responde a un malestar social latente que ha sido alimentado durante décadas. “Estamos recogiendo el fruto de haberle dicho a la gente durante 20 años que van a vivir peor que sus padres. Eso genera miedo e incertidumbre y provoca el instinto de querer volver al pasado”, dijo en ese medio. Y agregó que la ultraderecha tiene una gran capacidad para presentar “recetas viejas como algo novedoso”, lo que le permite atraer votantes descontentos.

Debates en clases

A inicios de este mes, precisamente durante un acto conmemorativo por el 50º aniversario de la muerte de Francisco Franco, el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, advirtió que la extrema derecha está intentando imponer un modelo educativo “selectivo y segregador” en lugar de uno inclusivo y democrático, según informó la agencia Europa Press.

Torres subrayó que ese enfoque va en contra de los valores de igualdad y pluralidad que deben regir la educación en España. El acto se enmarcó en la continua reflexión y el debate sobre el legado del franquismo y la memoria histórica en el país, especialmente en el ámbito educativo. “Conocer los errores del pasado evita que volvamos a cometerlos”, insistió el ministro.

Directamente en las aulas, ya son varios los docentes que están tratando el fenómeno con preocupación. Están intentando luchar contra el auge de ideas ultraderechistas entre sus alumnos, principalmente contrarrestándolo con educación y debates en clases, pero se enfrentan a que muchos estudiantes ya tienen sus opiniones formadas por los contenidos extremistas en plataformas como TikTok y YouTube.

Tal es el caso de Alicia López, quien enseña valores cívicos y éticos, así como filosofía, a estudiantes de entre 12 y 18 años en el instituto Campo de Calatrava de Miguelturra y que, a pesar del panorama descrito anteriormente, mantiene “esperanza en los adolescentes”. Ella apunta a las redes sociales como elemento clave en la radicalización de los estudiantes, y sostiene que la influencia a veces les llega, dice, desde flancos imprevistos, como el de los gamers que comentan videojuegos.

“Hay influencers que tienen mensajes duros y directos. Pero para mí casi son más preocupantes los que van normalizando en ellos una narrativa de ultraderecha de forma más subliminal. Haciendo digamos bromas a través de las cuales van colando unos mensajes que acaban calando”, dijo a El País Jordi Cano, profesor en la Facultad de Educación de Lleida.

Y relató su experiencia de que, durante años, pidió a sus estudiantes que crearan fichas sobre los influencers que seguían en plataformas como YouTube, TikTok y Twitch para analizar los sesgos que transmitían. El profesor Cano concluyó que, desde el inicio de la secundaria, los chicos están expuestos a discursos de extrema derecha, que incluyen antifeminismo, la reivindicación del “macho testosterónico” y los “gurús de la seducción”, la idealización del franquismo y un ultraliberalismo radical.

Ideas difundidas, por ejemplo, por el conocido Españabola, ahora conocido también como Spainball, un influencer que ha sido controversial por sus elogios a Adolf Hitler. Después de ser denunciado por una diputada, eliminó de su biografía las siglas “AHTR” (“Adolf Hitler Tenía Razón”), las referencias a que el dictador alemán era “una herramienta de Dios” y el abuso de la Totenkopf, la insignia de las fuerzas paramilitares nazis (SS).

Detrás de Spainball está Pau Ruiz González, un joven que lleva años trabajando para el grupo de Vox en el Parlament de Cataluña, muy cercano al presidente autonómico del partido, Ignacio Garriga, desempeñándose como fotógrafo y ocasionalmente como asesor de comunicación.

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