Extremadamente voraces: 416 incendios menos han quemado 346 mil hectáreas más que a la misma fecha de 2022
Según el Sistema de Información Digital para el Control de Operaciones de Conaf, del periodo anterior al actual la cantidad de siniestros ha descendido, pero los terrenos consumidos subieron considerablemente. Esto también se ve reflejado en la comparativa con el último quinquenio.
Santa Juana, Arauco, Nacimiento, Tomé, Mulchén, Galvarino, Renaico, Traiguén, Purén, Cholchol, Hualqui, Yumbel, Collipulli y Angol son solo ejemplos de las comunas que se han visto afectadas con alguno de los 4.796 incendios forestales que, según el Sistema de Información Digital para el Control de Operaciones de Conaf, se han originado en Chile en la presente temporada hasta el mediodía de este miércoles.
Al cierre de esta edición, los siniestros de la actualidad son 416 menos que los que iban a la misma fecha la temporada anterior (así como todas las comparaciones que se harán en esta nota), cuando iban 5.212, lo que significa una disminución del 8%. Sin embargo y a pesar de esta baja en el total de eventos, la voracidad de los mismos ha hecho que en la presente temporada -la que está lejos de terminar- ya se hayan quemado 452.786 hectáreas, lo que se traduce en un 324% más que la temporada anterior, cuando se habían incendiado 106.688, es decir, 346.098 hectáreas más.
Rolando Pardo, jefe de prevención de incendios forestales de Conaf, explica las razones detrás de este fenómeno. Dice, de hecho, que hay varias razones. “Creemos que la comunidad efectivamente ha sido más cuidadosa, ha resguardado más las fuentes de calor y hay una disposición de estar todos vigilantes, más prestos a identificar potenciales focos. Y hay zonas en que es factible que ya se hayan registrado incendios en temporadas anteriores y eso esté quemado, eso reduce la ocurrencia también”, se extiende.
Respecto del aumento de superficie, para Pardo “sin lugar a dudas se debe a la alta disponibilidad de la vegetación, asociado a las condiciones extremas que registramos este año, particularmente durante tres días, con 40°, cuando se iniciaron las emergencias”. Pero, además, el experto señala que el país viene de una condición de sequía y los materiales gruesos, todo aquello que tiene más de diez centímetros, está muy disponible para quemarse. Pero no es todo. “Cayó una lluvia tardía en primavera y eso provocó que creciera mucho pasto continuo a ese material grueso. Es lo fino, donde muchas veces se inician los incendios. Eso tiene una continuidad que hace que los incendios se propaguen mucho más rápido”, explica el funcionario de Conaf. A eso, añade, hay que agregarle condiciones como la humedad relativa, que ha estado muy baja, y el viento, que sin ser extremadamente fuerte hubo semanas con vientos desde el este, que sacan la humedad del ambiente.
“Y hay otro elemento que tenemos que tener en cuenta, que es cuando un incendio se encuentra con infraestructura y eso hace que por prestar atención a ella, el incendio queda con mayor propagación”, cierra Pardo sobre este punto.
La gravedad de esta temporada, de hecho, se manifiesta con mayor fuerza al compararla con el último quinquenio: 4.913 incendios y 59.935 hectáreas consumidas a nivel país en promedio por temporada, lo que se traduce en que este periodo ya ha aumentado un 655% la superficie quemada si se compara con el promedio anual de los últimos cinco años.
Hay regiones, como las principalmente afectadas en los incendios de las últimas semanas donde las cifras son más decidoras aún. Tal es el caso del Ñuble, donde pasaron de 340 a 418 siniestros y de 4.482 hectáreas consumidas en la temporada anterior a 67.980 en la presente, lo que se traduce en un alza de 1.417% de año a año y de 3.288% si se compara con el quinquenio.
En el caso del Biobío, donde hay situaciones dramáticas como la de Santa Juana, si bien la cantidad de incendios bajó de una temporada a otra (de 1.793 a 1.453), el territorio afectado subió abruptamente en un 1.314%, pasando de 14.684 a 207.686 hectáreas. Esto es, a su vez, un 2.181% más que el promedio del quinquenio.
¿Y La Araucanía? También bajó el número de episodios (1.180 a 921), con un alza en las hectáreas siniestradas: 70.116 la temporada anterior versus 110.483 en la actual. Esto es 311% superior al promedio anual de las cinco temporadas anteriores.
Los Ríos, en tanto, es la región con el mayor aumento porcentual de área afectada de una temporada a otra: pasaron de 466 a 8.278 hectáreas, lo que se traduce en un incremento de 1.675%.
Mientras, la Región Metropolitana también subió abruptamente sus números: la temporada anterior tenía 233 incendios a la fecha, los que habían consumido 779 hectáreas y en esta etapa lleva 339 focos, con 13.453 hectáreas quemadas. Esto último implica 1.626% más que la pasada y 479% más que el promedio de los últimos cinco años.
Este lunes, la ministra del Interior, Carolina Tohá, dio luces respecto de cómo se están comportando los siniestros durante esta temporada. “Como cantidad hemos tenido menos incendios, sin embargo, estos incendios se han ubicado en las cercanías de zonas pobladas y algunos de ellos han alcanzado dimensiones más grandes que años anteriores. Entonces no estamos viendo una proliferación en cantidad de incendios, pero sí estamos viendo incendios más destructivos, que avanzan más, terminan ocupando mayor extensión y se ubican en lugares más cercanos donde hay población y, por lo tanto, generan daño en pérdidas de vidas, en personas lesionadas o pérdidas de casas. Es algo que hay que analizar en detalle cuando se hagan las evaluaciones de esta emergencia”, dijo.
Pardo advierte que en un futuro inmediato se proyectan situaciones similares. “Antes era complejo cuando la temperatura llegaba a 30°. Ahora nos acostumbramos a 35° y esta temporada hubo temperaturas sobre los 40°. Esas condiciones, y si no llueve, es factible que en un futuro muy próximo se sigan repitiendo condiciones como esta si es que no nos preparamos como sociedad”. De hecho, añade que hay muchos incendios que no tienen ninguna capacidad de control por más recursos que se tengan. “Estas condiciones nos van a obligar a implementar medidas mucho más extremas si es que no queremos tener pérdidas como las que tuvimos esta temporada”, cree.
Por todo lo anterior, concluye, Chile se tiene que “hacer cargo” del cambio climático porque éste predispone la vegetación. “Pero no toda la problemática de incendios forestales tiene relación con el cambio climático”, aclara. Y es que, según datos que maneja, en el país un 99,7% de los incendios son por acción del ser humano. “El cambio climático va a afectar en el tipo de vegetación, pero no en cómo disponemos la vegetación. Es algo que hay que trabajar con empresas forestales, con productores agrícolas, con la academia, con los municipios y cómo crece la ciudad, la gente que se compra parcelas, no se pueden seguir poniendo infraestructura en zonas de riesgo. Hay que preparar los entornos”.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.