Fantasma de marzo acecha a la reforma de pensiones e inquieta a La Moneda

TRABAJO
Los ministros Elizalde, Jara y Marcel en la Comisión de Trabajo del Senado.

En el Ejecutivo está cobrando fuerza la idea de extender el trabajo legislativo durante el verano, debido a que el Congreso solo tendrá nueve días de sesiones antes del receso de febrero. El riesgo de que la tramitación final de la iniciativa sea postergada para marzo complica especialmente al oficialismo, donde temen que el clima electoral altere la base de apoyo de un posible acuerdo.


Los tiempos políticos empiezan a correr en contra.

En el gobierno y entre parlamentarios oficialistas existe una creciente preocupación de que el despacho de la reforma de pensiones, que hoy está en la Comisión de Trabajo del Senado, quede pendiente para marzo.

Si bien el presidente de la mencionada comisión, el senador Juan Antonio Coloma (UDI), se comprometió a votar esta iniciativa emblemática en enero, en La Moneda hay inquietud de que ello se materialice en la última semana legislativa de ese mes antes del receso obligatorio de febrero. Por lo tanto, la Cámara de Diputados quedaría sin margen para volver a discutir la reforma en tercer trámite, postergando el debate para el regreso de las vacaciones.

Por el momento, el Congreso -que hoy está en una pausa por las fiestas de fin de año hasta el 6 de enero- solo tendrá nueve días de sesiones de lo que queda del actual año legislativo, por lo tanto, una alternativa que está cobrando fuerza es que el equipo negociador del Ejecutivo -integrado por los ministros Jeannette Jara (Trabajo), Mario Marcel (Hacienda) y Álvaro Elizalde (Secretaría General de la Presidencia)- presione y obligue a sesionar hasta el último día de enero o inicios de febrero, inclusive, si es que el Parlamento no ha resuelto la reforma de pensiones.

Trauma de la tributaria

Si bien todo indica que el acuerdo que se está fraguando en el Senado probablemente no dejará contentos a todos los sectores, para el gobierno el riesgo de desbande aumenta (especialmente en ambos extremos del arco político), en la medida que se aplace el despacho de la reforma por parte del Congreso.

Marzo de este año tiene como ingrediente adicional ser el mes de partida del año de las elecciones presidenciales y parlamentarias, por lo que los humores también podrían verse alterados por ese factor.

En La Moneda y en el oficialismo aún está presente el trauma que dejó el rechazo de la reforma tributaria el 8 de marzo de 2023. Aunque en el fracaso de ese proyecto se acumularon varios errores y factores, uno de ellos fue la decisión de llegar a votar de golpe, después del receso de febrero, el proyecto tributario en la sala de la Cámara de Diputados.

A inicios de ese año, Marcel tenía un plan: pasar de forma ajustada el trámite en la Cámara Baja y tener la negociación más intensa en el Senado, motivo por el cual se guardó varias cartas para ofrecer a la derecha. Con ese diseño, el jefe de la billetera fiscal hizo un barrido antes del receso de 2023 y se confió en que regresaría en marzo con el mismo piso de compromisos adquiridos por ciertos diputados opositores e independientes en enero. No obstante, durante febrero las posturas cambiaron y varios legisladores se dieron vuelta al momento de votar.

“En la medida que lo amerite”

El presidente del Senado, José García (RN), consultado respecto de cancelar la última semana regional de enero para extender el trabajo legislativo, señaló que “dependerá de la agenda, proyectos pendientes y urgencias”. Sin embargo, aseguró que “de momento” se mantiene el calendario (de solo nueve días de sesiones), precisando que “siempre se puede revisar en la medida que las circunstancias lo ameriten”.

El senador Ricardo Lagos Weber (PPD), quien integra la Comisión de Hacienda, señaló: “Me quiero atener al compromiso, quiero que cumplamos el plazo autoimpuesto del Senado de despachar en enero. Si eso permitiera aprobar la reforma en su totalidad (también por los diputados), sería lo ideal, pero hay que respetar la atribución de todas las cámaras”.

El senador Juan Ignacio Latorre (FA), por su parte, sostuvo que “el tiempo adecuado para despachar esta reforma de pensiones es enero, después por los tiempos políticos y electorales se puede complicar”.

El diputado Juan Santana (PS), integrante de la Comisión de Trabajo de la Cámara, señaló que si bien es de la idea de despachar la iniciativa antes del receso legislativo, aseguró que “va a depender mucho de la disposición que tenga la Cámara de Diputados a aprobar el acuerdo del Senado (…). Espero que esta discusión no se termine mezclando con el clima electoral que desde marzo se va a empezar a generar, porque, cuando hay elecciones, los ánimos y las diferencias se terminan exacerbando”.

Incluso más severo se manifestó el vicepresidente de la Cámara, Eric Aedo (DC), quien afirmó que esa rama del Congreso “tiene que tener ánimo si este proyecto llega en el mes de enero desde el Senado, no podemos esperar más tiempo. Esta es una reforma que lleva más de 10 años de discusión, los chilenos no pueden esperar, y si eso significa suspender la semana distrital habrá que hacerlo”.

Desde la oposición, sin embargo, le restan dramatismo a que la iniciativa se vote en marzo. El subjefe de la bancada de diputados de la UDI e integrante de la comisión de Trabajo, Henry Leal, señaló que “tengo la impresión de que el Senado la va a despachar en enero y seguramente la Cámara la va a tener que ver en marzo en adelante”.

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