Fonoaudiología, Nutrición, Terapia Ocupacional y Kinesiología: carreras con escaso campo laboral alarman por futuro incierto

Nutricionista

Según información de la Subsecretaría de Educación Superior, Fonoaudiología, Nutrición, Pedagogía en Educación Física, Terapia Ocupacional y Kinesiología muestran guarismos alarmantes y sus representantes culpan al sistema. "Hay una formación sin regulación", dicen.


Es muy frustrante no poder conseguir trabajo o tener que trabajar en algo diferente a lo que se ha estudiado”.

Las palabras de Eduardo Tognarelli, presidente del Colegio de Kinesiólogos de Chile, bien resume el sentir de miles de diversos tipos de profesionales que sencillamente no han sido capaces de encontrar un trabajo que les permita desarrollar la carrera que estudiaron.

Y es que según datos de la Subsecretaría de Educación Superior (SES), los kinesiólogos apenas tienen un 52,2% de empleabilidad en su primer año tras haberse titulado. Pero no son los únicos ni los con un horizonte más dramático.

Está complejo”, expone Paula Pulgar, presidenta del Colegio de Fonoaudiólogos de Chile. En efecto: las cifras de la SES señalan que la empleabilidad al primer año de titulados, los fonoaudiólogos tienen un 34,3% de empleabilidad. Si incluso la institución con mejor empleabilidad en este aspecto (U. de Concepción con un 52,8%) presenta números que reflejan que apenas un poco más de la mitad de los egresados de esta carrera consigue trabajo en su primer año como profesional.

Nutrición vive algo similar: la tasa de empleabilidad al primer año de profesional es de solo un 40,3%, lo que se traduce en cientos de titulados anuales sin trabajo. “Lo notamos en el tiempo que le cuesta encontrar trabajo a un recién egresado y la cantidad de colegas que finalmente se dedican a otras actividades. Es fácil verlo en redes sociales”, señala Cecilia Sepúlveda, presidenta del Colegio de Nutricionistas, quien agrega que desde el Mineduc y el Minsal no hay orientaciones “claras” sobre la necesidad de nutricionistas, por ejemplo, en los colegios. “A nivel gubernamental hay una responsabilidad en mejorar las plazas de empleo y en regular”, cree.

¿Más ejemplos? Pedagogía en Educación Física tiene una empleabilidad de un 41,7% al primer año de egreso, mientras que Terapia Ocupacional se empina al 46,9%.

“Es una situación muy preocupante. La baja empleabilidad de una profesión deteriora las condiciones laborales de todos. Un número excesivo de profesionales buscando empleo genera inestabilidad laboral y precariza el empleo”, expone el kinesiólogo Tognarelli, quien ejemplifica con su profesión: “Las cifras son abrumadoras: hay más de 35 mil kinesiólogos en Chile, lo que nos ubica en estándares de países desarrollados, que no tenemos en nuestro sistema a sanitario, lo que demuestra que las universidades no están pensando en las necesidades de la población ni en las perspectivas de desarrollo de sus estudiantes”.

Justamente, las casas de estudio y la regulación por parte de las autoridades competentes son los grandes apuntados por los presidentes de los colegios profesionales abordados en esta nota.

Durante un tiempo se abrieron muchas escuelas de fonoaudiología a lo largo del país, algunas de ellas con varias sedes y campus con un ingreso sin limitación, sin control en cuanto a vacantes. La educación superior no puede regular el mercado”, dice la presidenta del Colegio de Fonoaudiólogos, quien complementa que la tormenta perfecta se cierra “con las pocas vacantes que existen para el fonoaudiólogo”.

Y ahonda: “No existe regulación cuando las vacantes se dejan a libre mercado, es un error. Y tampoco los colegios profesionales, gremios o sociedades científicas tenemos injerencia en delimitar vacantes o ingreso; existen universidades que con la situación que tenemos actualmente están sacando programas de estudios que, en menos años y de manera online, no entregan los conocimientos de la carrera. Incluso existen institutos que están entregando la carrera, ya que aún no se ha podido conseguir la exclusividad universitaria, como corresponde”.

Sepúlveda, su par del Colegio de Nutricionistas, concuerda: “Hay una formación sin regulación”, dice, antes de aportar un dato según sus análisis: “Hay universidades en que anualmente están egresando 800 nutricionistas y desde los ministerios (Salud y Educación) tampoco se aclara la necesidad real de profesionales. Y esto tampoco ha sido regulado en la calidad, con universidades sin campos clínicos ni laboratorios adecuados. Los institutos profesionales están formando nutricionistas”.

Así, es clara y recalca que las instituciones formadoras tienen una buena cuota de responsabilidad. “No hacen un análisis de la real necesidad de nutricionistas a nivel país, pero esto pasa con todas las carreras, y esto responde al lucro en las universidades privadas, por ejemplo. Pero aquí también hay una falta de regulación, mientras las universidades no sean reguladas, esto no va a parar”, añade Sepúlveda.

En esa línea, el presidente de los kinesiólogos asevera que en su caso “hay una oferta de matrículas de estudio de kinesiología absolutamente inorgánica. Las universidades, amparadas en el principio de libertad de educación, no tienen limitaciones para crear carreras y las mediciones de empleabilidad que hace el Mineduc son muy laxas, lo que ha ocultado los altos niveles de cesantía durante mucho tiempo”.

Y aporta un dato: entre las décadas de los 80 y 90, solo cuatro universidades dictaban la carrera de Kinesiología, mientras que “en el peor momento”, como lo describe, que fue en el 2000, llegaron a haber 110 escuelas en el país. “Con esas cifras, evidentemente más temprano que tarde íbamos a tener baja empleabilidad”, dice.

Por datos como esos es que asegura que las universidades “son parte importante” del problema, “pero no las únicas”. Y justifica: “A mí juicio, el gran responsable es el sistema político imperante”. Esto, dice, deriva en una “desregulación absoluta”, lo que, añade, a diferencia de los países desarrollados, “en Chile una universidad crea una carrera sin que tenga que responder a una necesidad de la comunidad; los estudiantes ingresan sin conocer mucho sobre el mercado laboral o con la esperanza que a ellos si les irá bien; y los colegios profesionales, que en países desarrollados regula el ejercicio profesional, en Chile no cumplimos ningún rol en este sentido”.

¿Cómo avanzar?

Los tres presidentes de gremios aportan una mirada sobre un futuro que esperan pueda ser más auspicioso. Y es que, aun cuando la pandemia abrió puestos de trabajo, sobre todo en salud, el retroceso de la misma ha hecho que la realidad laboral se asemeje cada vez más a antes de la crisis sanitaria.

“Hay dos caminos”, asegura el kinesiólogo Tognarelli. El primero, dice, es utilizar las altas concentraciones de profesionales universitarios de salud “en beneficio de la población, en un país donde la gente espera meses y años por ser atendidos. Tenemos la obligación de aprovechar que los profesionales no médicos resuelvan el mayor número de problemas de salud de la población y dejar en los médicos solo aquellas cosas que requiere de su intervención”. La otra vía que cree también hay que explorar “es agregar mayores niveles de exigencias a las universidades y sus egresados. Los mismos países que van mejorado sus estándares de salud gracias a los profesionales no médicos, tienen sistemas de regulación estricta de la formación y el ejercicio profesional de sus profesionales”.

Mientras, la fonoaudióloga Pulgar refuerza que se debe regular el ingreso y número de vacantes, pero que también se debe pensar “en orientar la formación hacia otros horizontes y en otros perfiles”.

Sepúlveda, la nutricionista, cierra: “El avance de la ciencia ha hecho que se abran otras áreas de desempeño. Desde esa mirada las universidades tendrían que apuntar hacia la formación en competencia de áreas no tradicionales. También preparar a los nuevos profesionales en generar nuevos proyectos”.

Desde la Subsecretaría de Educación Superior exponen a La Tercera que la baja empleabilidad de algunas de las carreras profesionales “obedece a una amplia expansión inorgánica de la matrícula en los últimos años, y las instituciones de educación superior cuentan con autonomía consagrada por ley para determinar las carreras y programas de formación”. Sin embargo, agregan, “dentro de los esfuerzos que la Subsecretaría se encuentra desarrollando, está fortalecer la institucionalidad del comité coordinador del Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad en Educación Superior, espacio de articulación que tiene como misión velar porque el sistema funcione, poniendo foco a las necesidades del país y de la sociedad”.

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