Forzados al repliegue: la crujidera (y el acomodo) de la UDI y RN tras la derrota en la primaria presidencial
Obligados a una segunda línea -y, algunos apuestan, a jubilaciones forzadas-, la semana pasada los dos mayores partidos del oficialismo vivieron horas inciertas. Desde la sorpresiva derrota de Joaquín Lavín, a la primera cita con el ganador Sebastián Sichel. De la confianza en sus estructuras para ganar la primaria, a la inevitable concesión de poder al estar en un segundo plano en una campaña que dirige un independiente. Y de fondo, con la negociación parlamentaria abierta, que pondrá a prueba la capacidad de renovación de ambas tiendas.
No era esa la primera señal política que querían dar. El lunes 19 en la noche, en medio de la euforia por el sorpresivo triunfo de la jornada anterior, Sebastián Sichel y los miembros de su comando de campaña se reunieron para definir los pasos iniciales en su carrera ahora como abanderado presidencial de Chile Vamos. La idea de correr a abrazar a los partidos del oficialismo, a los que recién habían derrotado, no estaba ni por lejos entre las prioridades de la agenda.
El camino era otro. “El diseño original que se aprobó era juntarse primero con Joaquín Lavín, no con los partidos”, asegura uno de los miembros del pequeño comando del exministro de Desarrollo Social y expresidente de BancoEstado. “Nobleza obliga”, añade la misma fuente, recordando la “caballerosidad y el buen trato” que tuvo el exalcalde de Las Condes con Sichel durante toda la campaña de las primarias. Pero cuando llamaron a Lavín para coordinar la cita, éste ya estaba a más de 430 kilómetros de distancia, en su campo en Portezuelo, una comuna rural ubicada de Chillán a la costa, y donde piensa pasar algunos día de descanso junto a su familia y dar vuelta la página de su tercer intento fallido -y, según algunos analistas, el último de su larga carrera política- por llegar a La Moneda.
Un miembro del comando del candidato relata: “Como quedó el vacío en la agenda, Sichel dijo que aceptáramos la solicitud que estaban haciendo las directivas de Chile Vamos por amarrar luego un encuentro con el candidato y dar así una señal de unidad en el sector antes de que el propio Sichel se tomara cinco días de vacaciones”, junto a su esposa, Bárbara Encina, y sus tres hijos.
Algunos en el comando, sin embargo, no veían apuro en contactar a las colectividades y preferían convocarlos para después del retorno del abanderado independiente a la campaña.
Mucho antes, incluso, entre las evaluaciones que hacían Sichel y sus amigos más cercanos y que lo alentaron a asumir el desafío presidencial como independiente, estaba el cálculo de que los partidos tradicionales habían perdido el poder de sus máquinas electorales y que estos ya no eran fundamentales para ganar una elección. Algo que demostró ampliamente el domingo 18, cuando el abogado ex DC y ex Ciudadanos -pese a no tener tropas ni equipos territoriales- derrotó a los candidatos de RN y la UDI en todas las regiones.
“Los partidos tradicionales de Chile Vamos hicieron el ridículo”, admite un ministro del actual gobierno y dirigente histórico de RN. “La UDI por una apuesta vieja con cero sintonía con la realidad del país. ¡RN qué decir! Mario Desbordes debió haberse bajado apenas perdió la interna del partido, y en el caso de Evopóli sólo hubo narcisismo elitista al llevar a Briones”, recalca la misma fuente. “Ahora los partidos deben replegarse, ponerse a la sombra de Sichel y preocuparse de elegir buenos candidatos al Parlamento. Punto. Tienen que apostar a no ser protagonistas y a la eficacia electoral”, recalca la fuente antes señalada, porque, para después de las elecciones de noviembre, el rebaraje interno -cree- dentro de las colectividades oficialistas será inevitable.
Pese a la dura derrota, las cifras de participación en las primarias del sector les devolvió “el alma al cuerpo” a la UDI y RN. Así lo grafica el presidente de la UDI, Javier Macaya: “Muchos daban por muerto a Chile Vamos antes de las elecciones del domingo pasado”. Y su par de RN, Francisco Chahuán, apunta a lo mismo: “Pensábamos que íbamos a sacar entre 700.000 a 800.000 votos y logramos como sector movilizar a más de un millón cien mil personas”. Estos números desactivaron el temor en el oficialismo de repetir el desplome de los partidos tradicionales en las elecciones de convencionales, alcaldes y concejales, como en la de gobernadores regionales. Ahora, señalan en el oficialismo, vuelven a estar en una situación expectante frente a la próxima medición.
Por eso la urgencia de los partidos por reunirse con Sichel y tratar de asumir un rol -aunque desde una segunda línea- en lo que viene por delante.
El martes 20 en la noche, en casa de Pedro Browne, uno de los coordinadores políticos de la campaña de Sichel, lo que hizo el comando del abanderado independiente del oficialismo fue precisamente marcar el rayado de cancha a los partidos. “Se les dijo claramente que la campaña iba a seguir en el mismo tono y con los mismos equipos que ya venían trabajando. Que se iba a incorporar a las mesas temáticas a todo el mundo que fuera posible, pero que la campaña iba a seguir tal cual como había sido para las primarias”, señala el empresario y exsecretario general de la DC Juan José Santa Cruz, uno de los principales impulsores de la candidatura de Sichel.
El ambiente de la cita en la casa de Browne, añaden varios de los asistentes, fue cordial. “Quedamos con una buena impresión de la conversación que tuvimos con las directivas partidarias”, aseguran Santa Cruz y Browne, sobre el resultado del encuentro donde se concordó que los partidos respaldaran “sin asfixiar” al candidato.
Aun así, para los partidos tradicionales no fue fácil asumir el repliegue obligado. “Desde el comando de Sichel les pedimos a los partidos crear una estructura de coordinación política en la que estuvieran dos representantes de cada partido, los que debían ser jóvenes y poco conocidos”, señalan fuentes del comando.
Lo que pedían desde el círculo de hierro de Sichel era mantener la autonomía y trabajar con figuras de los partidos que fueron leales a la campaña del expresidente de BancoEstado. Algunos nombres ya daban vueltas: los RN Sofía Cid y Diego Paulsen, y de los UDI Carol Bown y Javier Macaya. Por Evópoli, en tanto, contactaron al diputado Francisco Undurraga.
Pero algunos desde las directivas partidarias exigían más. “El diputado Diego Schalper pretendía ser el coordinador institucional, sólo por ser secretario general de RN. No entendían que su nombre estaba demasiado asociado al Rechazo, al empresariado y a la derecha más dura”, afirman miembros del comando.
Para evitar una confrontación, Sichel y su entorno cedieron en parte y aceptaron crear un tercer círculo en el equipo de trabajo, más externo, para dar cabida a los representantes de las mesas directivas de Chile Vamos. Esta se suma al comando de 10 personas que ya estaba operativo antes de las primarias y al comité político que estará integrado por dos representantes jóvenes de cada partido.
Desde el equipo del candidato admiten que no era el momento para ponerse rudos y friccionar las relaciones con las colectividades, por lo que tampoco se atrevieron a hacer exigencias a las directivas oficialistas en otro de los temas que preocupan a Sichel y su entorno: la definición de una plantilla parlamentaria con rostros nuevos, con perfiles que sean atractivos para el electorado y que encarnen el cambio de ciclo político que se ha instaurado en Chile.
Eso, de paso, significa la jubilación forzada de muchos parlamentarios en ejercicio y el fin de las aspiraciones de varios dirigentes políticos. Un paso necesario, aseguran, pero que tensionará las internas de los partidos, cuando resta menos de un mes para la inscripción de las candidaturas.
“Les insinuamos la importancia de apurar ese proceso. Todos estaban en la misma sintonía, veremos después si eso es real o no”, señala un miembro del comando de Sichel. “Hasta ahora, tiendo a pensar que no han hecho toda la pega, cuando falta tan poco para inscribir las listas”, añade.
En la UDI, donde la derrota de Lavín provocó una dura catarsis, algunos parlamentarios cercanos a la extimonel Jacqueline van Rysselberghe prefirieron endosarle a la nueva directiva la culpa de la debacle, antes que asumir costos personales.
“Hasta ahora ningún parlamentario ha manifestado su disposición a dar un paso al costado”, señalan fuentes del gremialismo.
Por el contrario. A regañadientes, porque aún están molestos con esa decisión, los parlamentarios gremialistas consideran que la ley que prohíbe la reelección por un tercer periodo y que dejó fuera de carrera a 11 de los diputados actualmente en ejercicio es más que suficiente para asegurar el recambio de rostros.
En RN, la situación no es diferente, señalan fuentes de esa colectividad. El martes, en los pasillos del Congreso, un grupo de diputados de RN discutió de manera informal los desafíos para los próximos meses. “Diputados como Jorge Durán, que hasta el domingo estaban con Desbordes, ahora mostraban su nueva gráfica electoral con los colores y la tipografía de Sichel, todos estaban buscando acomodarse”, señalan fuentes de la tienda de Antonio Varas.
“La lógica de ver la política como una carrera profesional no es compatible con la sociedad actual”, afirma el analista político Gonzalo Cordero. Más que un cuestionamiento a los partidos políticos como organización, lo que ve el abogado es una crítica de la ciudadanía a la perpetuación en el poder y a los privilegios. “Los políticos tienen que irse acostumbrando a que los cargos deben asimilarse cada vez más al trabajo de cualquier ciudadano común y corriente. La gente rechaza muy fuertemente la idea de que porque tienes un cargo en el Estado, tienes un estatus diferente que te da acceso a beneficios que el común de las personas no tiene. Eso a los políticos les cuesta mucho entender”, señala.
“Si los partidos no cambian su lógica, sus estilos, la forma de elegir a sus candidatos y la forma de relacionarse con la sociedad van a seguir perdiendo influencia. Lo que hemos visto en las últimas elecciones va muy en esa línea”, remarca Cordero.
Sin embargo, hasta ahora hay una cierta negación desde los políticos tradicionales a entender que los ciclos políticos son ahora mucho más cortos. “El viejo principio de que del poder nadie se va voluntariamente, sino que hay que quitárselo, está chocando con esta nueva realidad ciudadana”, sostiene Cordero.
Para el cientista político de la London School y director del portal Tresquintos, Kenneth Bunker, hay un clivaje etario que se está manifestando con fuerza en los últimos procesos electorales. “Los jóvenes están votando en mayor número por jóvenes y los más viejos están votando en partes iguales por candidatos jóvenes y otros más viejos (...). Y aunque la participación juvenil sigue siendo baja, son esos jóvenes los que van a empezar a definir las elecciones y las decisiones de políticas públicas de aquí en adelante”.
Ser hijo de ya no es garantía de éxito electoral. “En la elección de convencionales perdieron, ente otros, la hija de Desbordes, la hermana de la diputada Erika Olivera, también los hijos de Felipe Guevara y de Cristián Monckeberg, que iban de candidatos a concejales”, reclama un dirigente de RN. Y recalca: “La autocrítica ha estado ausente en RN. Ni siquiera hemos hecho un análisis profundo de los resultados de las megaelecciones”.
Y quedan sólo semanas para hacer cambios.
RN pretende cerrar su plantilla parlamentaria el 15 de agosto, mientras que en la mesa directiva de la UDI señalan que van a tener que tomar “decisiones dolorosas” en los próximos días, pero cuidando de que no se abra una guerra civil en la interna gremialista.
En RN, el nuevo timonel, el senador Francisco Chahuán, ya convocó para el sábado 31 de julio a una reunión de los nuevos miembros de la comisión política, los que deben ser aún ratificados por el Tribunal Supremo del partido. Será la primera reunión presencial de este órgano de decisión desde el inicio e la pandemia.
Chahuán, quien asumió la dirección de RN el 29 de junio pasado con la promesa de renovación y de recuperar el partido, se declara optimista de lo que viene por delante para su sector. “No estamos en una travesía por el desierto. El escenario es completamente auspicioso. Hay una movilización de nuestro sector como no se había producido en mucho tiempo. Hoy los partidos de la coalición entienden que la República está en riesgo y por lo mismo están dispuestos a hacer concesiones, no a buscar intereses pequeños de cada partido”, afirma.
Incluso, lanza una arriesgada apuesta: “En noviembre, la bancada de senadores de RN va a crecer. Vamos a tener 12 senadores”.
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