Gonzalo Rojas-May, vicepresidente de Amarillos: “El rol que hemos tenido le incomoda a mucha gente”

gonzalo rojas may

El psicólogo atribuye el ataque a la casa del presidente de la colectividad, Cristián Warnken, al rol que ha jugado Amarillos por Chile en la discusión constitucional. "Nosotros representamos un mundo que muchos pensaron que se iba a sumar gustoso al Apruebo y que no iba a hacer las observaciones críticas que hicimos", dice.


Tras el ataque a la casa del presidente de Amarillos por Chile, Cristián Warnken, y a las sedes de algunos de los partidos firmantes del acuerdo del 12 de diciembre, el vicepresidente de la colectividad, Gonzalo Rojas May, plantea que en Chile ha habido “una anomia social muy significativa” que normalizó la violencia y dio espacio a “una suerte de fascismo”. El psicólogo atribuye la manifestación en contra de la colectividad a que “el rol que ha tenido Amarillos por Chile incomoda a mucha gente”, pero lamenta que esa incomodidad se convierta en violencia.

¿A qué cree que responde la manifestación violenta que ocurrió el lunes contra Warnken y otros partidos firmantes del acuerdo del 12 de diciembre?

Responde a un signo de nuestros tiempos, donde la intolerancia, en nombre de la justicia, de la dignidad, se ha ido instalando de una muy mala manera. Claramente hay una suerte de fascismo, tanto de izquierda como de derecha, y un populismo de izquierda y de derecha que están alimentando un nivel de intolerancia y agresividad muy importante en nuestra sociedad.

Sectores de oposición sugieren que quienes hoy están en el gobierno validaron este tipo de conductas durante el estallido social. Desde el oficialismo contraargumentan que Pancho Malo hace lo mismo...

Jugar al empate acá es un error, porque la violencia y la intolerancia son condenables vengan de donde vengan. Es como si uno hablara de que hay dictaduras buenas y malas. Aquí hubo una anomia social muy significativa y se instaló una suerte de normalidad de la violencia extraordinariamente peligrosa. Cuando se queman liceos, museos, iglesias, mobiliario público y eso no es un escándalo y se normaliza, da cuenta de una descomposición moral cívica muy enquistada en nuestra sociedad.

¿Se siente conforme con la respuesta del mundo político frente al ataque?

Yo me siento conforme, porque es valioso que los agentes políticos y las voces con un grado de poder y representación condenen este tipo de actos. Pero la condena es absolutamente insuficiente. Aquí ya no se trata de ejercer una condena, aquí se trata de realizar acciones concretas.

¿Iniciarán acciones para que se tomen medidas?

Las acciones concretas van mucho más allá de lo meramente judicial o legal. No digo que no hay que hacerlas, en algunos casos se justifican. Pero es hora de que Chile haga un ejercicio reflexivo sobre la educación. Si no desterramos esto desde la convivencia en los hogares, en los colegios, en las universidades, estamos destinados a una situación de polaridad creciente y mayor.

¿Recibieron algún mensaje o gesto de algún actor político inesperado?

Tengo entendido que la ministra del Interior (Carolina Tohá), miembros del gobierno, del Congreso, se comunicaron con el presidente del partido, y con algunos de los otros miembros de la directiva manifestando su condena, su solidaridad. Lo agradecemos mucho.

¿Existen otros episodios similares de encuentros violentos con manifestantes?

Lo que hemos recibido en forma individual son ataques y amenazas ciertas por redes sociales y a través de WhatsApp y llamadas anónimas. Se nos han proferido amenazas, insultos. Nunca se había traspasado el límite que se traspasó el lunes recién pasado en el ataque en la casa de nuestro presidente.

¿Amenazas de muerte?

De distinto tipo. Una de nuestras vicepresidentas hace un tiempo atrás, en su cuenta de Twitter, recibió amenazas donde se le decía claramente que su destino iba a ser el mismo que el del asesinado senador Jaime Guzmán.

Uno podría pensar que el hecho de recibir este tipo de ataques da cuenta de que como colectivo han adquirido relevancia. ¿Le hace sentido esa interpretación?

Me hace sentido. El rol que ha tenido Amarillos por Chile le incomoda a mucha gente. Eso genera una respuesta. El problema es cuando esa incomodidad se transforma en violencia. Las últimas semanas ha habido claramente una campaña de desprestigio y ataque hacia nosotros muy significativo por lo que nosotros representamos. Nosotros representamos un mundo que muchos pensaron que se iba a sumar gustoso al Apruebo y que no iba a hacer las observaciones críticas que hicimos. Eso generó mucho ruido e incomodidad.

Quizás causa incomodidad el factor de que Amarillos incluye personas que algunos consideran como “conversos”...

Desde luego, pero esa es una observación que a mí me parece pobre. En Amarillos por Chile habemos muchos que venimos de un mundo socialcristiano, socialdemócrata, liberal otros, pero también hay personas de centroderecha, desde siempre. Nosotros somos en nuestro origen un movimiento político, social, de encuentro y de diálogo, donde, a excepción de los extremos políticos, no descartamos a nadie.

¿Cómo se puede administrar la relevancia, el protagonismo que Amarillos adquirió de forma rápida si aún no se constituyen como partido político?

Uno influye desde muchos lugares. Desde luego tenemos la tarea fundamental de constituirnos en partido político, pero también uno influye desde el mundo de las ideas. No es necesario ser un partido político constituido para poner ideas al servicio del país, para sacar la voz frente a la injusticia y frente a la improvisación, como la que ha vivido nuestro país y la política en los últimos años. Vamos a constituirnos en partido político, pero no estamos dispuestos a callar hasta que esto hasta que ellos ocurra.

¿Se siente tranquilo con el ritmo de la recolección de firmas para consolidarse como partido? Algunos han transparentado que ha sido más lento de lo que esperaban.

Ha sido más lento lo de que esperábamos, qué duda cabe. Pero estamos creciendo de forma sostenida, las últimas semanas hemos tenido un aumento en los porcentajes de inscripción, lo cual en términos generales nos tiene optimistas.

Por los tiempos es imposible que Amarillos alcance a ser un partido constituido a la hora de presentar candidaturas a consejeros. ¿Ve posible participar de una lista con Chile Vamos?

Esas son decisiones de nuestro comité político y de la directiva. Nosotros estamos evaluando distintas opciones de participación. No excluimos a ninguna de las distintas fórmulas que hay, pero lo que sí estamos claros, es que no estamos dispuestos en ningún tipo de alianza, donde se encuentran representados los sectores que están en las distintas puntas del arcoíris político de Chile.

¿Se refiere al Partido Republicano y a Apruebo Dignidad?

Exactamente.

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