Greta, columnas y asesorías: Qué ha sido de la vida de Cristián Labbé, recién condenado
Recién sentenciado en primera instancia a tres años de prisión por aplicación de tormentos en 1973, el coronel (R), ex DINA y ex alcalde de Providencia llevaba años lejos de las cámaras, viviendo de contratos con municipios y talleres de historia militar a particulares. Y de enérgicas columnas en las que repasa a Camila Vallejo y Greta Thunberg.
De que va a apelar, va a apelar. Condenado en primera instancia a tres años de cárcel efectiva por aplicación de tormentos a Harry Edwards en 1973, cuando era coronel de Ejército, Cristián Labbé Galilea (70) va por la revancha porque "creemos que nuestras pruebas van a ser valorizadas de distinta forma por los tribunales superiores, y nunca esperamos nada del ministro (en visita, Álvaro) Mesa. Dice que lo reconocieron por haberlo escuchado una sola vez; al final del día, al que reconocieron fue al ex alcalde de Providencia, no al teniente Labbé de la época. Hoy está más gordito, entonces estaba más flaquito".
Eso es lo que dice Cristián Espejo, su abogado y leal cercano hace años. Fue su asesor jurídico en la municipalidad de Providencia y el entonces alcalde -lo fue entre 1996 y 2012- lo defendió y se negó a despedirlo cuando se hizo famoso por allá por el 2003, como uno de los "investigadores paralelos" que tenía la UDI de Pablo Longueira para desacreditar a los testimonios que buscaban vincular a Jovino Novoa con el Caso Spiniak. Espejo fue acusado de haber pagado un millón de pesos para obtener el diario de vida de Gemita Bueno, cosa que él negó. Al final, Bueno reconoció que era "todo, todo mentira". Cómo olvidarlo.
El que hoy es asesor municipal es Labbé, que en once días cumplirá 71 años. Está alejado de las cámaras desde que en 2016 renunciara la UDI, molesto porque su partido no lo quiso llevar de candidato (prefirió a Evelyn Matthei) para reconquistar la alcaldía que había perdido a manos de Josefa Errázuriz. Desde entonces, vive de contratos de asesorías a municipios, talleres de contingencia e historia a privados, y de su jubilación. Sale harto poco en los medios. Sí escribe columnas de opinión semanales que publica en su cuenta de Twitter.
No se sabía mucho más de él hasta la sentencia judicial conocida ayer, que reactivó las críticas cruzadas entre quienes le enrostran su pasado en la DINA y como hombre de confianza de Augusto Pinochet, y sus defensores: la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, y el ex gremialista y hoy Acción Republicana, José Antonio Kast. La senadora es amiga suya porque los dos fueron alcaldes y porque un hijo de Labbé es consejero regional de la Metropolitana y militante, pero también porque ni ella ni el ex diputado de apellido alemán se ceden terreno en el nicho electoral que está a la derecha de la derecha (recuérdese la competencia por las fotos con Jair Bolsonaro).
También lo defendió el senador Juan Antonio Coloma, aunque no lo ve hace tiempo. Conserva amigos como el diputado ex UDI -y socio de Kast- Ignacio Urrutia. No tiene intenciones, dicen los suyos, de volver a militar, pero sigue en contacto con alcaldes y otras amistades, incluyendo funcionarios de su ex municipio, con algunos de los cuales se sigue juntando. Y a la alcaldesa Matthei no la critica, pero tiene una "relación distante".
Todo parece, o parecía, plácido y calmado para un militar y alcalde retirado. ¿Seguirá así?
Colina, firme con él
La sentencia del ministro dice textualmente en una de sus partes que "la víctima fue retirada de su celda con los ojos vendados y con un saco a modo de capucha sobre la cabeza, amarrado de pies y manos, siendo transportado en un camión hacia un lugar que aparentemente pudiera corresponder a una bodega. Que en estas circunstancias fue colgado con las manos atadas a la espalda, permitiéndole apoyarse sólo con la punta de sus dedos al suelo. Que en ese momento es interrogado por 3 militares, respecto de los cuales pudo identificar la voz de aquel oficial corpulento descrito en el punto precedente (Labbé), quien en forma burlesca realizaba reiterados alcances a su origen semita. Que en dicho interrogatorio conectaron electrodos en su tobillo y muñecas, los cuales en forma sistemática producían descargas eléctricas cada vez más intensas, al mismo tiempo en que era interrogado".
Es cierto que al coronel (r) le quedan dos instancias más, pero este asunto ya podría molestarlo. Por ejemplo, en la Municipalidad de Colina cuentan que al menos un concejal de oposición -allí hay dos DC-, enterado de la condena, ha comenzado a cuestionar que se le siga teniendo contratado como asesor. Pero así como Labbé no entregó la cabeza de Espejo, su viejo amigo, el alcalde UDI Mario Olavarría, tampoco pretende entregar la suya. Al menos, cuentan allá, mientras exista la consabida "presunción de inocencia" y no haya condena definitiva.
Colina es una de las comunas de las que hoy vive Labbé. Allí está contratado hace unos tres años como asesor en capacitación a funcionarios y a directores de departamento (Secpla, Dideco) en gestión municipal, especialidad en que hasta gente de izquierda le sigue reconociendo que dejó la vara alta, por muy pinochetista que siga siendo. Ya han pasado por sus clases unos mil funcionarios, y le pagan alrededor de $1.300.000 líquidos al mes.
Labbé y Olavarría son amigos desde que el alcalde fue concejal suyo en Providencia a mediados de los '90 (Joaquín Lavín le pidió que fuera candidato por ahí). El coronel (R) es asesor en otros municipios, entre ellos el de Pirque. ¿Providencia? No, dice Espejo. Con Providencia, no.
"Azafata del Diablo"
La otra actividad que lo mantiene es un programa de talleres sobre contingencia política e historia que dicta de forma particular. Son grupos de "seis o siete personas", relata su abogado, a los que se les cobra por sesiones especializadas.
"Yo, por ejemplo, estuve en uno pero no pagué, fui gratis (ríe). Ha hablado de hitos, de historia militar chilena entre 1929 y antes de 1973. Le hacen preguntas y él contesta", agrega Espejo. No usa presentaciones en Powerpoint. Lo suyo "es ser entretenido", cuenta otro amigo suyo.
Su representante legal agrega: "También ha tocado distintos episodios militares, como el origen del ruido de sables. Recuerda que su padre también fue militar".
Claro. El coronel Alberto Labbé Troncoso se hizo famoso antes que él por negarse a rendirle honores a Fidel Castro durante la larga visita del líder cubano al Presidente Salvador Allende en 1971. Le costó el llamado a retiro. Después postuló a senador, pero perdió.
Pero no todo es historia y sepia. Labbé está "al día", por decirlo así, en temas candentes como el cambio climático. Cada viernes sus amigos y seguidores esperan su columna semanal, la que postea también a través de su cuenta de Twitter. Son textos en primera persona donde desgrana conversaciones o "tertulias" con "parroquianos". La última la tituló Exorcismo o Apocalipsis, que abre contando que "mi coloquio semanal fue monopolizado esta vez por el Cambio Climático y sus ramificaciones. Cambio que, como es obvio, nos tiene hace rato al filo de la paranoia", para luego pasar a criticar a la guaripola universal o portaestandarte cósmico", como se refiere a Greta Thunberg.
Esos ocho párrafos cierran diciendo que "un beato parroquiano fue quien se despidió diciéndonos: Debería exigirse que a este angelito caído, tan cordialmente invitado por el presidente a la COP25, se le haga primero un exorcismo, a ver si así nos evitamos después apocalípticos dolores de cabeza".
El nivel de sus escritos es más o menos parejo. Hay algunos más floridos en adjetivos que otros. El 6 de septiembre publicó Septiembre… ¡Yo estuve ahí!. Play:
"No se te vaya a ocurrir escribir sobre la Vallejos y sus 40 horas laborales, porque le estarías dando en el gusto a esa "azafata del diablo" (sic) que lo que busca es llamar la atención, y que va a lograr su propósito dada la candidez que caracteriza a la opinión pública y en especial a nuestro sector político. Con esos 'versos' me recibió un agitado parroquiano al llegar a mi tradicional tertulia".
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