Habitantes de ex-Colonia Dignidad por expropiación: “Si el diálogo no funciona, vamos a hacer todo lo posible para salvar los terrenos”

COLONOS VILLA BAVIERA - COLONIA DIGNIDAD
Dorothee Münch y Markus Blanck viven en ex Colonia Dignidad y aseguran que emprenderán las acciones que sean necesarias para frenar la expropiación propuesta por el gobierno. FOTO: PABLO VÁSQUEZ R.

Dorothee Münch y Markus Blanck abordan el proceso que inició el gobierno para adquirir 116,8 hectáreas del lugar. Aseguran que están a favor de la instalación de un sitio de memoria, pero insisten en que si se persiste en el diseño planteado por las autoridades quedarían totalmente en la calle. Piden, por lo mismo, que el Presidente Boric los escuche y visite. No basta con que se les pague por los terrenos, dicen, por lo que deslizan que podrían fijarse rentas vitalicias.


En ex-Colonia Dignidad se viven días algo agitados. Es que, a pesar de que el Presidente Gabriel Boric anunció en su Cuenta Pública 2024 que su administración buscaría expropiar terrenos en esa zona, el detalle que entregó el recién pasado lunes el ministro de Justicia, Jaime Gajardo, sorprendió a algunos de los habitantes. Ese día el secretario de Estado confirmó la zona que se buscará adquirir: un polígono que comprende 116,8 hectáreas.

De esa forma, se explicó que la expropiación incluiría la casa que usaba Paul Schäfer (lo que hoy funciona como restorán), la bodega de papas, el hospital, entre otros, por lo que desde la administración del lugar se alertaron. Como indicaron rápidamente, la acción los dejaría en la calle si se concreta.

Dorothee Münch y Markus Blanck son dos de los representantes de las 123 personas que hoy viven en lo que denominan Villa Baviera y, como aseguran en entrevista con La Tercera, harán todo lo que esté en sus manos para que se revierta la decisión. Insisten en que están a favor de la instalación de un sitio de memoria y de entregar espacios, pero no todos los que busca La Moneda.

“Quisiera invitar al Presidente a ver la realidad de nosotros, allá. Que vaya. Que no se deje informar solo por terceros y que el ministro de Justicia también nos visite. Aquí viven tantas personas que les afecta directamente esto, tanto en lo económico como en lo habitacional y en lo emocional. Le pido y suplico tanto a los ministerios como al Presidente que vea esto”, subraya Dorothee Münch.

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Dorothee Münch vive hoy en ex-Colonia Dignidad. FOTO PABLO VÁSQUEZ R.

¿Cómo enfrentan este proceso de expropiación?

Markus: Entiendo que existe cierta necesidad de hacer esto. Comprendemos y solidarizamos con esa necesidad de convertir ciertos edificios en sitios de memoria, para que exista una reflexión del pasado, sobre lo que ocurrió con las personas que sufrieron durante la dictadura militar. Estoy convencido de que algunos edificios se deben convertir en sitios de memoria, por que, de hecho, nosotros también sufrimos abusos y vulneraciones, pero deben ser espacios puntuales. Es complicado que sean estas 116 hectáreas, porque en casi 80 de ellas se encuentra el corazón de la villa. Es donde vivimos, donde desarrollamos nuestra vida, donde están nuestras áreas de negocio. Ahí está todo nuestro sustento económico. Se nos va a dejar sin vivienda, se nos va a dejar sin sustento económico. Ese es nuestro gran problema, y vamos a hacer todo lo posible para revertirlo.

Dorothee: Por lo menos hay que achicar el terreno que se quiere expropiar.

¿Consideran que se les reconoce como víctimas?

Markus: No, no estamos reconocidos como víctimas, menos los que hoy día tomamos la iniciativa de administrar todo, con toda la dificultad política, social, económica, y financiera que eso lleva. Nadie cree que nosotros somos víctimas. Todos creen que somos victimarios, que estamos sometiendo a una revictimización a los demás por vivir allá. A lo mejor por estar en la administración nos califican como autores de los delitos que cometieron otros, como Schäfer y su gente. Pero de lo que ellos hicieron nosotros fuimos víctimas al 100%. Nadie conoce esa parte de nuestra historia, porque también nos cuesta contarla. Hay que sobrepasar la vergüenza y tener valentía.

Dorothee: En la opinión pública quedó instalado, tanto en Chile como en Alemania, que se sigue el mismo régimen, y es totalmente falso. Todos los que van para allá, que nos conocen, saben que estamos viviendo una vida totalmente diferente, que tenemos familia, que tenemos las libertades como cualquier otro chileno, que nadie impone nada. Nosotros sufrimos esa represión en el pasado y no queremos que nadie nos imponga las cosas.

Ustedes enviaron una carta al Presidente Boric planteando esto. ¿Cómo se acordó hacer esa comunicación?

Markus: Hay consenso. Nosotros estamos siendo asesorados por una empresa de comunicaciones, y ya tuvimos dos reuniones con habitantes de la Villa Baviera, donde intercambiamos la estrategia que vamos a aplicar para acercarnos a las autoridades. De ahí salió esa carta al Presidente y lo que hemos expuesto a todos los ministerios e instituciones a las que necesitamos acercarnos. Hay acuerdo en general de un grupo mayor de los que viven en la villa.

Dorothee: Los que son los mandantes o apoderados de las empresas tienen que resguardar los patrimonios de la empresa, porque esos terrenos están a nombre de la empresa. Como habitantes, víctimas, tenemos que resguardar a nuestras víctimas y habitantes que estamos viviendo desde siempre ahí. Tenemos la obligación de que no pase que alguien después esté sin vivienda, que es lo que podría ocurrir en este caso con lo que plantea el gobierno.

Ustedes han tenido diversas reuniones con autoridades. ¿Cómo han sido esos diálogos?

Markus: Nos reunimos con el exministro de Justicia, Luis Cordero, y también con la jefe de gabinete del Ministerio de Vivienda, pero en algún momento como que se nos cerró la puerta para llegar a las autoridades. Hubo más dificultad de acercarse, hasta que ahora salió esta nueva versión de la expropiación.

Dorothee: Montes nunca nos recibió, siempre cambiaba la fecha. Y el nuevo ministro de Justicia, Jaime Gajardo, ni siquiera aceptó la reunión. Han ocurrido varias situaciones en las que nos han postergado o desplazado, incluso al Presidente Boric le hemos pedido reunión y tampoco hubo recepción.

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Markus Blanck, quien también vive en ex-Colonia Dignidad. FOTO PABLO VÁSQUEZ R.

¿Cómo califican ese trato? ¿No se ha recogido ninguno de sus planteamientos?

Markus: Yo lo encuentro injusto, porque nosotros somos víctimas y sufrimos durante varias décadas. Sobre eso también tiene que responder el Estado. No digo que el gobierno de ahora haya hecho algo, pero el Estado en su momento no vio lo que ocurría en Colonia Dignidad. ¿Por qué toleró todo esto? Igual se sabían muchos de los temas, utilizaban la villa como cómplices de no sé qué cosas, para desapariciones, presos políticos. Pero a cambio de eso se dejó actuar a Schäfer libremente y para mí es claro que hay una responsabilidad del Estado. Sin embargo, hoy nuevamente nos vemos perjudicados. Debieran indemnizarnos, pero en lugar de eso nos castigan.

Se reconoce que hay que avanzar en memoria, en reparación. ¿Qué lugares estarían dispuestos a entregar?

Dorothee: Hay que llegar a un consenso. Podría ser, por ejemplo, el subterráneo de papas, la casa de Shäffer, lo que pedimos es que no nos tomen todo el sustento de vida. Las fosas igual se pueden entregar.

¿Por qué persisten en vivir en un espacio donde ustedes fueron vulnerados?

Markus: Primero que todo, porque todo lo que se ve ahí fue hecho por las mismas personas, por nosotros, todo lo que se construyó es hecho por los propios colonos que fuimos sometidos a trabajos forzados, con el sudor, con el sacrificio. Entonces igual uno siente un afecto emocional, como un lazo bastante íntimo con todo lo que existe allá. Sabemos que igual hay una parte oscura, sí, pero nos propusimos hacer surgir la villa.

Dorothee: También por todo el valor que tiene. Hay empresas funcionando, hay muchos empleados viviendo de eso. Por lo menos son 300 familias que viven de todo el trabajo que ahí se realiza. Esto también implica una inseguridad para los empleados. Yo quizás podría imaginarme viviendo en otro lugar, pero los que ahora ya tienen más de 60 años, que son la mayoría, no puede empezar de cero en otra parte. Ni por lenguaje, ni por su estado de salud física, psicológica, emocional. Tienen un amor por su patria porque es su hogar.

Se buscará el justo precio. ¿Hay un valor por el que estarían dispuestos a ceder?

Markus: Es que es difícil decirlo. Si no conseguimos reducir el espacio a expropiar, lo último que nos va a quedar es negociar un precio lo más alto posible. Pero antes de todo, queremos que se reduzca el espacio en consideración de todas las víctimas y todos los que están involucrados en este proceso.

Dorothee: Hay gente que trabaja hasta los 80 años porque no puede subsistir con el mínimo garantizado que da el Estado. Pero si se concreta la expropiación, eso no lo podrán seguir haciendo. Por lo mismo, no sirve que solo paguen, a menos que se les dé una renta vitalicia. Pero expropiar y dejarlos en otro lugar no les sirve.

Hay habitantes de ex-Colonia Dignidad que apoyan esta expropiación. ¿Cómo alcanzan un consenso y se escuchan esas posturas?

Markus: Sí, hay un grupo reducido que piensa que al expropiar ellos recibirían la plata. Pero no está definido eso todavía. Y son grupos minoritarios que desde antes habían propuesto repartir la villa, que se repartan los terrenos, la plata, indemnizaciones internas más grandes, en vez de seguir produciendo. Son opiniones y aspiraciones un poco diferentes de lo que quiere la mayoría.

Dorothee: Hay aspiraciones inviables, porque nosotros o las empresas tuvieron que endeudarse mucho para poder subsistir. Se tuvieron que vender terrenos para poder subsistir y endeudarse para invertir. Entonces, si uno reparte, ellos no van a recibir lo que ellos exigen porque no va a quedar.

¿Si venden, repartirían por igual o al menos entregando una parte a cada accionista?

Dorothee: Depende de cómo sea el proceso. Si expropian las tierras, el dueño recibe. El dueño está debajo de todos los accionistas. Aquí hay un patrimonio que se resta de la expropiación. Pero no es tan fácil saberlo hoy en día. Si cierran todos los negocios, yo creo que ni siquiera queda para repartir. Porque con las tierras, con los finiquitos, con todo lo que implica, no quedarán fondos.

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Dorothee Münch y Markus Blanck viven en ex-Colonia Dignidad y aseguran que emprenderán las acciones que sean necesarias para frenar la expropiación propuesta por el gobierno. FOTO: PABLO VÁSQUEZ R.

Cuando hablan de la mayoría de los accionistas, ¿cómo se midió eso? ¿Se sometió a consulta?

Dorothee: No, todavía nada, porque ni siquiera tenemos un plano exacto.

¿Qué vías están analizando para que esta expropiación no se concrete?

Markus: Lo primero es la vía del diálogo con las autoridades, ese es el primer paso. Pero si no funciona, vamos a hacer todo lo posible para salvar los terrenos. Ojalá, a la buena, encontrar una solución donde estén involucrados todos los grupos de víctimas y de interés. Si eso no funciona, el segundo paso va a ser legal. Todo lo que se pueda hacer legalmente lo haremos, aunque no hay claridad todavía qué, pero vamos a hacer todo lo posible para salvarlo.

Al margen de la expropiación que enfrentan, ¿qué reflexión se hace respecto de haber optado por mantener este modelo de las sociedades? ¿No hubiese sido mejor repartirlo, entregarlo?

Dorothee: Eso no se le debe atribuir a Schäfer, porque él era más tonto en ese sentido, él no hubiese podido crear este sistema. Debe haber revisado algunas cosas, pero no más que eso. De todas maneras, esa definición está fuera de nuestra administración. Las empresas funcionaban. Cerrar algo funcionando y hacer algo nuevo en los mismos espacios es muy difícil. Así que la opción para la administración antes de nosotros o después con nosotros era tomar lo que había y ojalá revertir todo el mal pasado.

Markus: Esto estaba conformado, no era tan fácil como llegar y revertirlo. En su momento no se optó por la división y tampoco se presentó la oportunidad que algunos critican, porque nos sentamos todos juntos y conversamos qué hacemos ahora. Podría haber sido una opción, pero yo en su momento estaba estudiando todavía, no estaba formando parte de la administración.

Dorothee: La mayoría de los accionistas está a favor de seguir así y quiere seguir con su patrimonio. Los que reclaman, solo quieren plata. La administración actual cumple con sus obligaciones, rentabilizar para los accionistas. Y si la mayoría apoya y elige a los administradores, ellos tienen que seguir ese mandato, no pueden hacer algo distinto a lo que la mayoría quiere.

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