Habla el piloto del helicóptero de la fuga de la CAS: "Pasé susto, fue una aventura, pero no es algo de lo que guarde rencor"
El exoficial de Carabineros Daniel Sagredo recordó junto a La Tercera PM detalles de esa jornada, cuando cuatro frentistas huyeron de la Cárcel de Alta Seguridad en un canasto que colgaba de un helicóptero, en 1996. Está a favor de que Mauricio Hernández Norambuena cumpla su condena en Chile, ya que de los cuatro fugados no había ninguno cumpliendo prisión en el país.
La vida del excapitán de Carabineros Daniel Sagredo está ligada a los helicópteros. Hoy es la cara visible de una empresa dedicada al transporte aéreo de pasajeros, pero el 30 de diciembre de 1996 esta actividad casi le costó la vida. No se trató de un accidente, sino que por una serie de coincidencias le tocó ser testigo directo de la Operación Vuelo de Justicia, la acción del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) para rescatar a cuatro de sus miembros desde la Cárcel de Alta Seguridad.
Se trata de la fuga más impresionante de la historia chilena, en que a través de un canasto blindado colgado desde un helicóptero, los exsubversivos huyeron de la cárcel más segura de Chile. Entre los fugados se encontraba el exjefe operativo del FPMR, Mauricio Hernández Norambuena -alias "comandante Ramiro"-, quien esta semana fue extraditado desde Brasil.
Tras la fuga, Hernández reapareció luego que fuera detenido en Brasil en 2002 por ser uno de los partícipes del secuestro al publicista Washington Olivetto. Ahora, con "Ramiro" de vuelta a la CAS, la discusión jurídica está centrada en cuál será la pena que le restará por cumplir en Chile.
En medio de esta contingencia, Sagredo recordó con La Tercera PM cómo fue ese día de 1996, asegura que no guarda rencor del secuestro que fue víctima y está a favor con que Hernández Norambuena se encuentre en una cárcel chilena, tomando en cuenta que ninguno de los otros tres fugados está actualmente en prisión.
¿Cómo fue ese día?
Yo era oficial de Carabineros, capitán, egresando de la academia y ese lunes 30 de diciembre del año 1996 estaba libre, de franco como se dice. En la mañana iba saliendo de mi casa y me llamaron por teléfono para ver si podía hacer un vuelo. El resultado del vuelo significó todo lo que pasó. Así partió el día.
¿Ese vuelo estaba programado de antes?
Ese vuelo lo iba a hacer el gerente de la empresa, Juan, y como él tenía que abocarse a otro tipo de actividades por un problema que hubo, por eso me llamaron a mí. Fue algo absolutamente fortuito.
¿Quiénes eran los pasajeros?
Los clientes eran seis turistas, tres hombres y tres mujeres. Tenían acento extranjero, el que hacía las veces de guía de turismo era Jorge Di Stefano, que era un argentino. Con él yo me entrevisté. El resto de las personas, cuando los recibí en el aeródromo Tobalaba, no sabía que eran extranjeras.
¿Qué le dijo este argentino?
Bueno, me dijo que sus clientes querían ir a las Termas de Chillán. Me preguntó una serie de antecedentes, como dónde se podía almorzar, así que yo me planifiqué para ir a las Termas de Chillán. Entre medio me dijo que los clientes también querían ir a dar una vuelta al lago Rapel, entonces primero había que ir al lago Rapel y después a las Termas de Chillán.
¿A qué hora despegaron ese día?
Despegamos como a las 12.00, pero lo tengo detallado en el libro que escribí respecto a esto.
¿Y luego que el vuelo empieza, cuándo usted nota que está pasando algo raro?
Al principio del vuelo, una de las pasajeras que tenía acento argentino se empezó a sentir mal. Esto recién sobre Santiago, entonces dijo que estaba mareada. Yo le daba consejos para que no se mareara y como teníamos que ir para el lago Rapel, antes de llegar a Melipilla nuevamente se sintió mareada, yo le daba consejos, hasta que pasado Melipilla sentí olor a vómito dentro del helicóptero. El piloto, al sentir ese olor, no le queda otra cosa que parar, porque eran seis personas, el viaje iba a ser largo, había tres mujeres, entonces yo pensé que se les iba a descomponer el estómago a todos, así que mejor paré.
Pasado Melipilla, en dirección al lago Rapel, yo aterricé sin que nadie me lo pidiera. En realidad, la intención de ellos de simular el olor a vómito abordo del helicóptero, era justamente que el piloto aterrizara. En ese momento, cuando ya estábamos posados, me inmovilizaron con las esposas y me hicieron bajar.
¿Le mostraron algún arma o le dijeron algo en ese momento?
Claro, ahí apareció la pistola que me puso en la sien el pistolero, que es el que hoy está detenido en México, Raúl Escobar Poblete, que le dicen Emilio. Él fue el que me puso la pistola en la cabeza, ahí me convencí que el asunto era algo serio, por lo tanto yo no opuse resistencia. Me dije que estos gallos me van a robar el helicóptero, me van a dejar abajo. Yo me bajé y de inmediato me vendaron los ojos. Ahí después me hicieron subir al helicóptero, con los ojos vendados, entonces me dije la cosa se me complicó, porque pensé que se iba a ir con el helicóptero y yo me iba a quedar abajo.
¿Qué ocurrió después?
Ahí empecé una discusión con una persona que dijo que era el piloto, que era chileno. Hay que recordar que hace 23 años atrás los pilotos de helicópteros eran súper pocos. Por lo tanto, cuando me dijo que era piloto, yo no le creí. Como yo no le creía y él me hacía preguntas respecto del helicóptero, yo más me convencía que él no sabía. Pero finalmente, salió del problema y pudo volar. Efectivamente era piloto, con acento chileno.
¿Usted ahí iba arriba del helicóptero?
Sí, yo iba atrás. Ahora formaba parte de los pasajeros. Entonces Di Stefano me explicó que la intención de ellos era que me iban a entregar a otras dos personas, que me iban a amarrar, que me iban a atar de pies y manos, que yo no tenía que ser violento o tratar de escapar, porque sino ellos me iban a llenar de plomo y, efectivamente, llegamos a un sector del lago Rapel. Yo estaba con los ojos vendados y me dejaron ahí, me tomaron estas dos personas y el helicóptero se fue. Ahí yo no supe más del helicóptero y de ahí para adelante el cuento sigue conmigo y esas dos personas, que me ataron y me amarraron.
¿Lo dejaron en algún lugar?
Me llevaron a una casa, estamos hablando de la 13.00, me amarraron súper fuerte y me dijeron que se iban a quedar ahí y que yo no hiciera nada y sintonizaron la radio Cooperativa. Ese gesto fue una atención hacia mí, para que yo supiera lo que iba a pasar con el helicóptero. Finalmente, me enteré de lo que pasó, que habían hecho un rescate en la Cárcel de Alta Seguridad, con todo el escándalo que se armó con ese tema, y yo ahí amarrado escuchando la radio.
Ahí salió después que el helicóptero apareció en el parque Brasil y se dio a conocer que el piloto era el capitán de Carabineros Daniel Sagredo, en servicio activo. Entonces yo ahí me convencí que los tipos no estaban al lado mío, así que empecé a tratar de soltarme, lo que finalmente logré como a las 18.45. Pedí ayuda a unos vecinos, hasta que a las 21.45 llegaron los carabineros hasta el sector donde estaba yo, en la zona de El Manzano.
¿Nunca le dieron una pista de lo que harían?
No, yo les pregunté y me dijeron no te preocupes, vamos a ir a las Termas de Chillán.
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Los frentistas huyeron un canasto blindado con chalecos antibalas.[/caption]
¿Usted con esto se convirtió en sospechoso?
Sí, a la vista de todo el mundo yo fui el primer sospechoso y era natural que así se pensara. Pero eso rápidamente quedó descartado. Yo me vi enfrentado desde el primer momento a varias investigaciones, entre ellas del ministro en visita Lamberto Cisternas. Al final se hicieron como siete sumarios y como al segundo o tercer día se descubrió que yo no tenía nada que ver con el tema.
¿Temió por su vida? Porque usted vio las caras a los participantes de esta operación.
Yo pensaba, cuando estaba en esa casa, que me iban a matar. Pensaba que cuando ellos sepan que yo soy oficial de Carabineros, obviamente me iban a matar. Especialmente porque habían liberado a cuatro terroristas de la Cárcel de Alta Seguridad. Recordemos el tipo de reos que eran, no eran ladrones o estaban por porte de arma de fuego, todos estaban presos por muertes, el senador Guzmán, el coronel Fontaine, el atentado al general Pinochet, etc. Eran tipos que tenían su prontuario. Felizmente no tenían ninguna intención de atentar contra el piloto, pese a que ellos sabían desde un comienzo que yo era oficial de Carabineros.
¿Cómo se enteraron de eso?
Es un detalle importante. Lo que pasa es que el piloto original iba a ser Juan Griffin, que era el gerente general de la empresa. Pero él no pudo por un problema de última hora y le dijo a su secretaria que me llamaran a mí, porque me conocían. Cuando llegaron estos tipos al aeródromo de Tobalaba para tomar el helicóptero se entrevistaron con Juan, quien los fue a recibir. Hay que acordarse que estas personas habían hecho cuatro o cinco vuelos antes con la empresa, entonces se trataban de clientes conocidos y de confianza. Juan le fue a dar una explicación a Di Stefano y le dice 'mira Jorge, hay un solo problema, yo no voy a poder hacer el vuelo porque tengo que preocuparme de temas súper urgentes, pero no se preocupen, irá con ustedes un muy buen piloto, que es instructor de vuelos y capitán de Carabineros. Así que no tengan cuidado'. Di Stefano dijo que lo iba a consultar con sus clientes y vemos si seguimos con el programa o no. Ellos hicieron una pequeña reunión y decidieron que me hayan puesto a mí no significaba que los habían pillado, sino que era solo una casualidad de la vida.
¿Y cómo fue su vida tras esta experiencia?
La verdad es que no resultó algo negativo para mi vida, solamente un cuento que le puedo contar a mis hijos y a mis nietos, como me dijeron en varias oportunidades primero Di Stafano y luego los tipos que me amarraron. Que me portara bien, que no tratara de huir ni forcejear, porque este cuento se lo podría contar a mis hijos y a mis nietos. Por lo tanto, yo no guardo un mal momento en el fondo. Pasé susto, fue una aventura, pero no es algo de lo que guarde rencor.
¿Y qué le parece que "Ramiro" esté en Chile de vuelta para cumplir su condena?
Opino que la persona debe cumplir como corresponde, si cometió un hecho delictual de tal magnitud en Chile y que se fugó, casualmente yo formé parte de esa situación, está bien que venga a cumplir la pena que corresponda. Especialmente porque de los cuatro reos no había ninguno preso.
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