Habló el señor Lim, testigo clave que alienta la esperanza de los chilenos detenidos en Malasia
Primera audiencia en Kuala Lumpur, que se desarrolló en cuatro idiomas, contó la declaración del recepcionista del hotel, único testigo de la agresión que terminó con la muerte de una mujer transexual. Juicio se remota esta noche y podría extenderse hasta fin de mes.
Hoy arranca la segunda jornada del juicio contra Felipe Osiadacz y Fernando Candia, tras un año en prisión preventiva en Kuala Lumpur. Si fueran declarados culpables por los cargos de homicidio que se les imputan, serían condenados a la pena de muerte, por lo que su principal objetivo es demostrar que actuaron en legítima defensa. En la primera sesión de este proceso, que se estima se extienda hasta final de mes, declaró una persona clave en el caso: el señor Lim, recepcionista del hostal en el que se alojaban los acusados, y testigo del incidente la madrugada del 4 de agosto de 2017.
Este trabajador, malasio chino de unos 65 años, corroboró la versión de la defensa sobre cómo se habían producido los hechos.
Sobre las cinco de la mañana, Felipe regresó al hostal para descubrir al llegar al lobby que no disponía de la llave para entrar en su cuarto. Fue entonces cuando contactó con su amigo, quien en cuestión de pocos minutos llegó a la recepción. Fernando se encontraba asustado, ya que le perseguía una persona fuera de sí, increpándole de forma violenta que le diera dinero. Se trataba de un denominado ladyboy, es decir, una mujer transexual que ejerce la prostitución, cuya presencia es habitual en la zona del hotel por tratarse de un área turística.
Esta persona, cuya identidad no ha trascendido, les siguió hasta el interior de la recepción pidiéndoles dinero de manera cada vez más agresiva. Cuando los amigos rogaron al señor Lim que llamara a la policía, este en un principio se negó, diciéndoles que solucionaran el conflicto fuera del establecimiento. Ante esta situación, Felipe y Fernando trataron de zafarse yendo al ascensor para resguardarse en su habitación, pero esta persona no dejó de perseguirles e increparles violentamente. Forzados a volver al lobby, siguieron suplicando que el trabajador llamara a la policía, lo que finalmente hizo cuando el ladyboy paso de la violencia verbal a la violencia física lanzándoles un zapato de tacón, arañándoles y dando patadas a los dos amigos.
Mientras golpeaba a Felipe, los dos cayeron al suelo y en la pelea se rompió un espejo. Fue entonces cuando Fernando, temiendo que utilizara un trozo de vidrio como arma, inmovilizó a la víctima agarrándole de las muñecas y Felipe también contribuyó para que estuviera quieta, tumbada boca abajo sobre el suelo. Cuando finalmente apareció la policía, 30 minutos después de que fueran llamados por el recepcionista, sólo pudieron certificar la muerte del atacante. La posterior autopsia reveló que la fallecida había muerto por falta de oxígeno.
Silencio del juez
En esta primera jornada del juicio ha habido cuatro idiomas implicados: bahasa malayo por parte de la fiscalía, chino mandarín por el testigo con una intérprete al bahasa malayo, inglés por parte la abogada defensora y español por el intérprete simultáneo de los acusados. La abogada Venkateswari Alagendra ha dedicado toda la jornada a corroborar con el señor Lim los hechos que sucedieron alrededor del hotel. El recepcionista se ha mostrado en ocasiones impreciso y con dificultades para dar una respuesta clara, en parte por la barrera del idioma y en parte por su dificultad para recordar ciertos detalles.
Según el sistema judicial de Malasia, sólo hay un juez asignado para cada caso independientemente de su naturaleza y los juicios son abiertos al público. Quien decidirá en última instancia sobre el futuro de los chilenos es Indera Mohd. Sofian bin Tan Sri Abd. Razak, juez de este tribunal desde septiembre de 2007. Este se ha mantenido en silencio e inexpresivo durante la sesión permitiendo que las preguntas al testigo se realizaran sin interrupción.
Felipe y Fernando se han mostrado serenos durante esta primera sesión, en la que no han declarado. Ambos con la cabeza rapada, bien vestidos y con aspecto saludable a pesar de cierta pérdida de peso, han escuchado el testimonio atentamente. Sólo en algunos momentos puntuales, la abogada se ha comunicado con ellos. Los familiares de los chicos también se encuentran muy enteros, apoyándoles y mostrándoles su cariño durante las pausas de la jornada.
Hasta el juzgado se han desplazado también Rodrigo Alonso Pérez Manríquez, embajador de Chile en Malasia y el cónsul Juan Francisco Masón Izquierdo, además de otros empleados de la embajada. Ha sido el señor Masón quien a lo largo de este año ha visitado a los acusados en la prisión de Sungai Buloh, acompañándolos de forma regular durante este período tan difícil para ellos.
Al final, el rey
La pena de muerte está vigente en Malasia y salvo ciertas organizaciones de derechos humanos, no hay una defensa de su abolición por parte de ninguna figura política ni de la sociedad civil. Aunque no hay sondeos sobre la actitud general de la población hacia la pena de muerte, es observable una aceptación hacia este sistema. Si un acusado es sentenciado a la horca, su única posibilidad en el país es pedir el indulto al rey de Malasia, figura que rota cada cinco años entre los sultanes de los 13 Estados.
Sobre este proceso no hay reglas fijas, ni periodicidad para que se celebre, ni tampoco un límite de tiempo para el dictamen del sultán. Esta decisión, cuando se produce, es definitiva, por lo que las vías legales en Malasia se agotan y sólo quedaría apelar a un organismo internacional.
Fernando y Felipe están muy lejos de ese posible escenario y en los siguientes días serán los tres testigos restantes y el propio testimonio de los acusados los que contribuyan a dilucidar qué sucedió aquella fatídica noche.
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