¿Habrá segundo retiro de 10% para Navidad? El tic-tac en el Congreso y en el TC
La reforma constitucional de los diputados podría quedar lista para ser ley hoy o mañana, pero no tiene todavía los votos y aunque los tuviera el Presidente legalmente no puede promulgarla una vez que el TC recibió su requerimiento. El organismo fallará a más tardar el 11 o el 21 de este mes. El proyecto del gobierno va más lento, pero en la Segpres esperan que en este escenario avance rápido y pueda terminar su tramitación en la Cámara el martes o miércoles de la próxima semana, si es que allá no objetan los impuestos. Los cálculos están al filo del tiempo.
Que habrá una ley para un segundo retiro anticipado de pensiones, lo habrá. Es lo único claro hasta ahora. Si se impondrá el proyecto de reforma constitucional iniciado por los diputados y/o el que presentó el gobierno para atajarlo y subirse a un carro del que se estaba quedando fuera, eso se comenzará a despejar tal vez a contar de mañana; las señales a estas alturas del día parecen inclinar la balanza a favor de éste. Y si las personas alcanzarán a cobrar esos fondos para Navidad, dependerá del manejo de los tiempos y las movidas de piezas políticas en esta partida que se juega en el Congreso y en el Tribunal Constitucional.
Los cálculos andan más o menos justos; podrían alcanzar en el margen. Además del conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo, está en juego que La Moneda logre salir del rincón político en que la estaba dejando la iniciativa de los diputados, y las opciones que tome la oposición. Como están tiradas las cartas, ambos bandos tienen encima la presión pública para que no se atrase el pago y todos tienen bien grabada en la cabeza la palabra Navidad. Veamos los tiempos.
El proyecto de reforma constitucional de los diputados se comenzará a resolver en la sala del Senado esta tarde, después de que la tabla de hoy fuera modificada y se dejara la sesión de entre 10:30 y 16:00 para la Ley de Presupuestos, que ha de terminar su tramitación a más tardar a última hora de este domingo. A las 16:00 comienza otra sesión, pero que abre con el asunto de los escaños reservados para la Convención Constituyente, y solo después el del segundo retiro del 10%. Para eso tienen hasta las 20:00, hora en que las y los senadores retomarán Presupuesto.
No es nada de descartable -hechas las consultas en el bando gobiernista- que sus senadores alarguen la discusión sobre escaños reservados con la esperanza de que hoy no se vote el segundo retiro. Algunos leen razones: una, ganar tiempo para que la Segpres logre asegurar que ninguno de sus legisladores lo voten a favor y que sí lo hagan con el texto del gobierno.
Recién este mediodía el UDI Iván Moreira echó marcha atrás con su anunciadísimo apoyo a ambos proyectos (claro que con una cita con el Presidente y la Primera Dama en La Moneda de por medio), aunque en la cartera que lideran el ministro Cristián Monckeberg y el subsecretario Juan José Ossa insisten en que solo estarán seguros cuando eso se haga carne en la sala.
Como sea, la presidenta del Senado, Adriana Muñoz, ya admitió que “es probable” que el proyecto de reforma constitucional no se vote hoy sino que mañana, “pero vamos a hacer todos los esfuerzos para tramitarlo con la urgencia que tiene”. Un mensaje irritante para la Segpres porque el que tiene urgencia legislativa (discusión inmediata) es el del gobierno, y no el otro.
Si no alcanza hoy, entonces ambos se votarán mañana, en la sesión convocada para las 10:00. Si el texto Jiles-Bianchi se vota y se aprueba en la sala, sin cambios respecto de lo que venía del Senado, ahí termina su tramitación legislativa. Pero tiene dos problemas que le impiden llegar a ser ley. Uno es que hasta ahora no tiene los votos suficientes: necesita 3/5, es decir 26, y hasta ahora solo tiene seguros-seguros 23 (a los 24 de la oposición se le resta el del aún convaleciente senador Alejandro Navarro).
El otro es que, si tuviesen los votos, para dejarlo listo tendrían que despachar lo mismo que llegó de la Cámara y eso depende de indicaciones, partiendo -apuntan en el gobierno- por una aprobada en la Comisión de Constitución que acortó los tiempos de pago del retiro.
El cronómetro en el TC
Pero el obstáculo más delicado es el requerimiento al TC con que el Presidente Piñera intenta neutralizarlo, y que ingresó el domingo. Gracias a esa jugada, aunque el proyecto de los diputados salve todas sus vallas mañana, pasado o la próxima semana, el mandatario ya no puede promulgarlo.
No puede firmar el acta promulgatoria porque anteayer lunes 23 la presidenta del TC y su ex jefa de asesores del Segundo Piso, María Luisa Brahm, le comunicó por oficio que las 124 páginas firmadas por los abogados constitucionalistas Gastón Gómez y José Francisco García habían ingresado al tribunal. Según el “artículo 93, inciso primero, Nº3, e incisos cuarto, quinto y sexto de la Constitución Política de la República” -que cita ahí-, a contar de ese acto la ley no puede ser promulgada hasta que el TC resuelva el mentado recurso. Se puede seguir tramitando, eso sí.
Y para que lo falle queda tiempo. El martes 1 el pleno del TC resolverá si lo acoge a tramitación y -en un cambio respecto a lo habitual para no alargar más esto, dicen allá- también zanjará su admisibilidad. Apenas resuelva esto último arranca el plazo de diez días corridos, prorrogables como máximo otros diez más, para que el pleno se reúna, resuelva y dicte sentencia. Entre medio habrá alegados de las partes, públicos y que se transmitirán por el canal de YouTube del TC.
Si se toman solo diez días, el deadline expira el viernes 11. Si se toman los 20, todo terminará en el TC el lunes 21, cuatro días antes de Navidad. Y allá ya saben de la presión ciudadana porque después del 18/O hasta retiraron la placa donde se lee “Tribunal Constitucional” del frontis del edificio y hasta ensayaron qué hacer si una turba los invadía con artefactos incendiarios.
Como sea, en el TC calculan que si por a, b, o c motivo el proyecto Jiles-Bianchi logra avanzar más rápido, apurarán los tiempos para fallar. Las protestas cerca de La Moneda (a 336 metros de ahí) y del Barrio Cívico se están haciendo habituales. A eso hay que sumarle que las apuestas indican que esta vez Piñera va sobre seguro y que debería contar con la mayoría derechista a su favor ahí.
¿Al filo de los plazos?
Al proyecto del gobierno le queda más trecho porque entró más tarde. Pero en la Casa de Gobierno calculan que si pasa la valla del Senado mañana (no necesita quórum de 3/5), de ahí se va a la Cámara de Diputados, donde tendría que pasar por comisiones. Si eso les funciona, creen -con ánimo optimista- que podría votarse en la sala entre el martes 1 y el miércoles 2, la próxima semana, y con eso estaría a las puertas de ser ley. Claro que siempre y cuando allá no le hagan cambios a lo que reciban del Senado, porque si no se va todo a Comisión Mixta y ahí se alarga más el tiempo; por eso será clave si los diputados dejan o no pasar el impuesto que tiene el proyecto del gobierno, una de las pocas normas que salvaron indemnes ayer.
La semana siguiente a esa, entre el lunes 7 y el viernes 11, es distrital; no hay sesiones. Podrían levantarla si hay urgencia, pero entremedio está la censura de la oposición a la mesa oficialista de la Cámara. En el gobierno insisten en que “su” segundo retiro no demorará tanto. Si lo logran, podría quedar listo para que Piñera lo firme (esperan que sea inmediato, no las más de 26 horas que esperó para promulgar el primer retiro) la próxima semana o a más tardar la subsiguiente. Si es que todo esto, su mejor escenario, no pasa por baches.
Si alcanzará o no para Navidad dependerá de todo esto. Pero además, si el proyecto del gobierno se sale con la suya -en el “mejor” de los casos alcanzaría-, solo la primera cuota del retiro (50%) se podrá cobrar a los 15 días; la segunda esperará 15 días más. El texto de los diputados establece que se paga todo de una vez a los 15 días.
Todo este laberinto plagado de ferretería legislativa, deadlines jurídicos y escaramuzas políticas parece dejar más cerca de la puerta del horno al proyecto del gobierno. Si la oposición concluye, como parece ser, que el texto Jiles-Bianchi se empantana, puede que no le quede más opción que apoyar al de Palacio si no quiere ser culpada -así es la política, los argumentos son un boomerang- de que no le llegue el dinero a la gente.
El gobierno apuesta en esto a un marcador (emulando los dichos de Francisco Vidal cuando hacía apuestas electorales como vocero) de 3 a 0: que gane su proyecto, que pierda el de los diputados, y que toda su gente en el Congreso se cuadre con su texto y no con el otro. Sería un respiro para el ministro Monckeberg, cuya cabeza han pedido ya antes por no poder ordenar a a sus filas. También lograrían, dicen los que tienen fe en esto en Palacio, a que si además ganan en el TC pararían las “reformas transitorias” o las ”elusiones constitucionales”.
Claro que dependiendo de cómo lo resuelva el TC, si le da la razón al gobierno, eso abrirá otra puerta: en qué pie político quedará el ya cuestionado organismo en el debate constituyente.
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