La Tercera PM

Iguales pero racistas; libres pero obligados

En la actualidad, nuestra Constitución reconoce la igualdad de los individuos, pero tenemos políticas discriminatorias de inmigración y somos racistas. Por otro lado, somos libres en nuestras conductas sexuales, pero la formación y la prevención es un asunto de política pública.

Vida Diaria

¿Usted sabe lo que es el 'BBC'? La sigla corresponde a un término porno (big black, cock) que hoy es usado entre chilenas mayores de 30 años de sectores medios, medios altos, profesionales, para referirse al sexo casual que tienen con haitianos que encuentran en los paraderos de buses. Quienes describen esta conducta aseguran que está siendo cada vez más habitual en nuestra capital, develando el desarrollo de un verdadero mercado informal de 'sexo exótico' ofrecido por extranjeros. La alarma reflotó cuando en enero de este año el 32% de los 590 casos confirmados de VIH correspondían a inmigrantes, justificando una relación entre el aumento exponencial del sida y el alza de la inmigración centroamericana. Sin embargo, no existe una evidencia empírica que pruebe esta causalidad y, la verdad, tampoco sabemos si los rumores sobre el sexo de color recogen información certera. Aun así, la asociación entre migración y enfermedades de transmisión sexual (ETS) levanta un pregunta fundamental sobre el tipo de igualdad en la que creemos. ¿Es aquella que requiere construir una sociedad moderna y democrática, inserta en un mundo globalizado? Esta es una arista del debate.

La otra se desató tras los infortunados dichos del Ministro de Educación sobre la formación sexual de sus hijos (hombres) al ejemplificar la incapacidad del Estado para entrometerse en ese ámbito dentro del espacio privado de la familia. Acto seguido corrió sangre por las redes sociales. No obstante, el ministro puso el dedo en la llaga al instalar la pregunta sobre el papel del Estado en la provisión de los derechos sociales, y sobre cuáles son sus límites. ¿Hasta dónde debiera llegar el Estado en modelar la vida privada de las personas?. La respuesta plantea una vez más un viejo debate del liberalismo más clásico sobre las fronteras entre el bien común y las libertades individuales.

La complejidad de nuestra sociedad nos obliga a repensar la igualdad y la libertad. En 1776 Thomas Jefferson reconoció la 'igualdad de todos los hombres' en el Acta de Independencia de las colonias norteamericanas y, sin embargo, era esclavista. En la actualidad, nuestra Constitución reconoce la igualdad de los individuos, pero tenemos políticas discriminatorias de inmigración y somos racistas. Por otro lado, somos libres en nuestras conductas sexuales, pero la formación y la prevención es un asunto de política pública. En el siglo XIX el acento fue la 'moralización de las costumbres', en el siglo XX la educación profiláctica y la píldora anticonceptiva, y hoy día el Estado debe fortalecer una política a favor de los sanos, y hacer obligatorio y gratuito el test de diagnóstico de las ETS para evitar el contagio masivo sin información.

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