¿Qué inquieta a Elizalde de la interna PS?
En el partido casi nadie cree que el senador pierda la presidencia en las elecciones. Pero se restó de una invitación del PSOE a las elecciones españolas de este fin de semana, y la irrupción de la nieta de Salvador Allende lo descolocó y golpeó. Además, enfrenta la tensión por el caso del senador Letelier, una desdibujada grilla de presidenciables y críticas a su gestión. Incluso tuvo dudas de repostular.
La duda persistió hasta ayer en la tarde. El plan original era que el presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde, y el vicepresidente del Senado, Alfonso de Urresti, partieran juntos a España este jueves, retribuyendo una invitación personal de Pedro Sánchez, presidente del gobierno español y candidato del PSOE en las elecciones generales de este domingo. La idea era estar en el cierre de campaña y en el conteo de votos. Pero solo De Urresti se subirá al avión.
El cierre de las listas de la interna local socialista obligó a Elizalde a quedarse en Santiago. "Lamentablemente, las fechas de la inscripción de la elección interna, que es de carácter presencial, coincide con el cierre de campaña en España, este viernes", confirma el timonel socialista.
"Históricamente el PS ha tenido una estrecha relación con el PSOE, y con Pedro Sánchez hemos afianzado un nexo permanente. Le he solicitado al vicepresidente del Senado, Alfonso de Urresti, que represente al partido, nos parece que por la importancia de España tenemos que enviar una delegación", recalcó a La Tercera PM.
La inscripción de este viernes es el puntapié inicial de una contienda que hasta hace unas semanas Elizalde no imaginó que jugaría contra la nieta del presidente Salvador Allende, Maya Fernández. Y es que, aunque los pronósticos de lado y lado coincidan en que es muy poco probable que Elizalde pierda el timón al final del proceso, una lista con Fernández a la cabeza es inquietante.
Primero, porque el apellido Allende en la colectividad de calle París 873 pesa y porque la diputada tiene carácter transversal convocante que no tienen ni Marcelo Díaz ni Marcelo Schilling, que sonaron como eventuales candidatos de la disidencia.
En definitiva, Fernández amenaza un triunfo que hasta hace poco parecía holgado. Y, según comentan en la disidencia, también instala el peligro de que tras las elecciones, Elizalde dirija el PS con una directiva harto menos afín que la actual.
Así las cosas, la agenda varió del viaje a España a una gira por regiones en los próximos días. Salvo traslados en avión a regiones alejadas o extremas, tiene pensado viajar por tierra en otras zonas para maximizar su llegada a militantes de base y dirigentes locales.
Así lo obliga la contingencia socialista, porque en esta elección son varios los factores que inquietan al líder socialista: no solo le tocará explicar cómo es que la diputada Fernández pasó de ser una aliada a una contrincante, sino que le corresponderá hacer control de daños en el partido por la situación del senador Juan Pablo Letelier, a quien se le imputa un supuesto tráfico de influencias con jueces de su zona.
Todo se cruza, además, con la decisión de qué hacer con los múltiples precandidatos presidenciales que tiene el partido y con el fantasma de una elección municipal cuyos resultados temen en la oposición.
El "un, dos, tres, Maya es" que lo golpeó
Sorprendido, dolido. Casi traicionado. Así -cuentan en las capas mayores del colectivo- encajó el golpe Elizalde al enterarse que la diputada Maya Fernández Allende había decidido liderar la lista disidente que le competirá. No lo tenía en su radar. Sobre todo, y esta es una de las razones que más le hizo mella, porque se la jugó para que la diputada ocupara la presidencia de la Cámara en el período anterior.
Los aliados del presidente del PS creen que en la decisión de la parlamentaria confluyen dos factores, entre otros. Uno, el objetivo de ganar presencia, con miras a sus eventuales aspiraciones senatoriales por Santiago, y dos, la necesidad de una disidencia demasiado heterogénea de levantar una figura con su perfil.
Es ese último detalle el que más le critican Elizalde y los suyos: que detrás de su lista no hay unidad de discurso porque ahí están distintas tendencias o "lotes" contradictorios entre sí. El ejemplo más repetido es que hayan subido al mismo barco Fernando Atria (Izquierda Socialista), más cercano al Frente Amplio y proclive a pactar con ellos, y José Antonio Viera-Gallo, (Renovación) en ese sentido más conservador y marcado por el eje histórico PS-DC.
Con todo, la mesa anota en su saldo a favor que esto ha centrado por momentos la atención en la competencia entre Fernández y su tía, la senadora Isabel Allende. Esta última está aliada con Elizalde, y su sector, Grandes Alamedas, tiene en la directiva a Andrés Santander en la secretaría general.
El factor Letelier
El fin de semana último los vecinos del cerro Waddinngton, en Playa Ancha, eligieron la figura del Juan Pablo Letelier para la tradicional "Quema del Judas". La interna para el sector de Elizalde -el tercerismo- también pudo incendiarse tempranamente si hubiese sido el senador por O'Higgins y no él quien postulara a la presidencia.
Eso circuló como tibia tesis cuando al jefe del PS le entraron dudas -al decir de su equipo- y por momento dejó en suspenso repostular. Dicen, en gran medida, porque encontraba injustas las críticas internas a su conducción. Él y su gente sondearon hipótesis de recambio con distintos personeros del colectivo. Se pensaron nombres. Pero ninguno asomó como una alternativa realista; Letelier estaba entre las cartas terceristas, pero con el viento en contra de tener detractores internos.
Cuando se supo lo de su hasta ahora no aclarada cita con el fiscal nacional Jorge Abbott y terminó involucrado en la saga de Rancagua, esa ya débil idea se descartó.
Ahora, el problema es si la situación del hijo del excanciller de Salvador Allende se complica todavía más en el mes que queda para la interna (eso, más allá que la elección sea con "guante blanco" y que nadie esté pensando en una contienda muy agresiva dado el estado lamentable de la oposición). Si eso acontece, Elizalde y su gente enfrentarán más presión para pronunciarse o tomar postura; nombres como el senador Carlos Montes y el exministro Ricardo Solari -ícono del tercerismo- ya han pedido que aclare bien su situación.
El jefe socialista hasta ahora ha sido cauteloso y una de las últimas veces que le preguntaron, su respuesta a la prensa terminó con un "mejor que le pregunten a él".
Riesgo de fractura interna
Las elecciones del PS se producen con al menos dos pre candidados presidenciales declarados: Máximo Pacheco y José Miguel Insulza. Elizalde hasta ahora logró que ambas cartas del partido se declaren a favor de su continuidad en la mesa directiva. Ambas figuras -según confidencian sus cercanos- hoy cuentan con que, llegado el momento decisivo, tendrán el apoyo del senador por el Maule. Pero con tantos intereses dando vueltas y frente a una disidencia cada vez más activa y variopinta, crece el riesgo de que el PS termine el proceso con más heridas y fracturas que en un principio.
De cara a ese riesgo, los senadores Carlos Montes y Alfonso de Urresti -quien pasó de ser un contrincante de Elizalde a una figura neutral- se autoimpusieron la misión de hacer control de daños en las bases del PS. Y con ese objetivo iniciarán una gira por regiones para limar asperezas entre los dos sectores en competencia.
De Urresti ya jugó ese rol en el último comité central del PS donde habló de la necesidad de enfrentar unidos al gobierno y a los ataques del oficialismo. "Compañeros, los invito a construir la unidad desde el PS y de cara a las elecciones internas del partido les propongo dejar atrás las viejas rencillas y buscar la mejor salida electoral que no dañe el proyecto que estamos construyendo como fuerza política", dijo ese día el senador por la Región de los Ríos.
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