La batalla de la escena nacional por los conciertos al aire libre
Hace dos meses se anunció el primer show con distanciamiento social en el país: no se pudo llevar a cabo. Aunque sus promotores dan una serie de argumentos, el tema ha abierto el debate: con la reapertura gradual de malls y parques urbanos, muchos involucrados en la industria dicen que se debería aplicar un criterio parecido para los espectáculos.
Se anunció como el primer gran concierto con distanciamiento social en el país. El evento que bajo estrictos protocolos traería de vuelta la música en vivo y que serviría como empujón a una de las industrias más deprimidas por la pandemia del coronavirus.
De hecho, según el plan de sus organizadores, se haría precisamente durante estos días, a mediados de octubre en Espacio Broadway, con Chancho en Piedra a la cabeza y con la audiencia separada entre rejas y sillas, el mismo formato ya exhibido en otras experiencias en Europa y Estados Unidos (ver foto principal).
El desenlace es fácil de concluir: lo que sería una suerte de hito finalmente quedó en nada. La cita no se pudo llevar a cabo por un asunto puntual: Pudahuel, la comuna donde está Espacio Broadway, sigue en Fase 2 (Transición), etapa en que aún las reuniones sociales y recreativas tienen un aforo muy limitado, para máximo 20 personas en lugares abiertos.
Cuando el 15 de agosto se hizo el anuncio, la productora responsable esperaba que dos meses después la situación fuera distinta. Incluso, según recalcan, tres días antes, el 12 de agosto, le enviaron a las autoridades -el Ministerio de Salud y la Intendencia Metropolitana- un protocolo preliminar para llevar a cabo el evento.
También mostraron a la prensa los planos de cómo se distribuiría el público en el reducto de 90 mil metros cuadrados donde se han montado otros festivales como Fauna Primavera: con módulos privados, cada uno con mesas y sillas para diez personas, y separados por pasillos que mantendrían una distancia de varios metros.
Los mismos documentos que, en todo caso, el ministro Enrique Paris dijo no poseer en esos momentos, ya que no tenía ninguna clase de solicitud al respecto. Además, se mostró distante a esta clase de instancias, ya que “en los países donde hay rebrotes se han prohibido ese tipo de actividades”, según recalcó.
José Antonio Aravena, dueño de Espacio Broadway y del Teatro Caupolicán, comenta: “Pudahuel sigue en la fase 2 y no fue posible hacer este concierto. Teníamos todo en regla, entregamos todo el protocolo y se trata de un lugar al aire libre, pero vamos a tener que seguir esperando que el panorama cambie”.
¿Hay algún mea culpa por anunciar una instancia que dependía de la evolución de la pandemia en la capital? “Es que es una emergencia nunca antes vivida y en la industria del espectáculo necesitamos reactivar nuestro trabajo. Es un gremio que se ha visto muy afectado. Más allá de un mea culpa, por el contrario, acá hay una parte que se deja afuera, que es la salud mental, la gente está hacinada y quiere salir a divertirse. No podemos estar arrepentidos por algo que sabemos que va a resultar bien. De la mano de la autoridad, pero sabemos que va a resultar. Además queremos que sean consideradas nuestras propuestas, en el sentido de que si se están abriendo malls o parques, acá tenemos también un parque en excelentes condiciones para recibir un show. No entiendo por qué aún no se puede hacer”.
El caso de parques y malls
El punto de Aravena es compartido por otros actores de la escena musical chilena: ante la gradual reapertura de centros comerciales y parques urbanos, ¿cuál es la opción de empezar a considerar parámetros similares para los espectáculos masivos al aire libre?
El cantautor Manuel García lo planteó ayer en su cuenta de Twitter: “Si los malls están abiertos. ¿Por qué no se pueden abrir los teatros ni hacer conciertos en espacios al aire libre? Con distancia y medidas de seguridad, aforos limitados... Como en otros países. #laculturaessegura”.
Entrevistados por este medio, el conjunto Como Asesinar a Felipes, uno de los más activos del circuito chileno, comenta: “Nosotros, al no hacer música comercial, estamos acostumbrados a buscar canales e instancias. Siempre necesitamos tocar en vivo pero hemos sabido ingeniarnos. Hay varios festivales, por ejemplo Rockodromo de Valparaíso que se hizo por streaming. Han salido ese tipo de shows y no sé qué va a pasar. El otro día pensaba que la gente de los aviones está viajando una al lado de otra, es raro que no empiecen pronto a abrir los teatros y que la gente se siente con distancia. Hay un movimiento extraño con la cultura. No soy amigo de las conspiraciones, pero un amigo que trabaja en una línea aérea (me cuenta que) están todos sentados unos al lado de otros, tal como en un teatro”, dice el baterista Felipe Salas.
En efecto, gran parte de los malls de la Región Metropolitana están operando nuevamente desde el 8 de agosto. Por su parte, los parques urbanos están funcionando bajo capacidad restringida; a modo de ejemplo, el Parque Cerrillos acepta 2 mil personas diarias, mientras que el Parque Padre Hurtado llega a cinco mil.
Jorge Ramírez, de la Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento y Cultura (AGEPEC), cree que el Ministerio de Salud prefiere tratar con paños fríos el tema para no fomentar la opción de que la gente se reúna en espacios abiertos, pudiendo generar rebrotes o situaciones que pueden salirse de control.
De hecho, cuenta que a mediados de agosto, la Red de Asociaciones de Música Chilena -integrada por productores, ticketeras, músicos, técnicos, entre otros- presentó al Minsal su protocolo para reactivar la actividad, el que estaba basado en diversas normas de higiene, en la trazabilidad que se pretendía establecer en los shows y en las experiencias de otros países que han retornado a la música en vivo.
Ramírez profundiza: “Lo esperable y lo coherente es que exista un ordenamiento en la forma y manera en que podamos volver a fomentar la industria del entretenimiento. Ojalá podamos converger con el Minsal en la reapertura lógica de los espacios al aire libre. Hemos hecho y hemos propuesto todo lo que nos ha pedido la autoridad, en la forma y en el fondo; sin embargo no hemos tenido aún respuesta”.
“Necesitamos una respuesta de parte de ellos. Es comprensible que la autoridad resguarde y tema una indebida reunión de personas, porque eso podría complicar su estrategia sanitaria. Pero lo podemos conversar. Hasta el momento no se nos ha dado respuesta y eso no es proporcional con la salida que se le ha dado a otras actividades del quehacer económico”.
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