¿La Conmebol contra Chile? El fantasma de la persecución que crece en la Roja con los malos resultados en la cancha
Polémicas designaciones referiles, cambios de sedes y alteraciones del calendario han generado molestia, incluso, dentro de la propia Selección. La ANFP ha protestado sin resultados. Ahora viene la fecha triple con un calendario del terror para el equipo dirigido por Lasarte.
Que muchas decisiones y cambios han jugado en contra de la selección chilena, eso no se discute. Pero en el último tiempo se ha instalado la idea de que hay una especie de conspiración para que la Roja no vaya al Mundial de Qatar. Una idea que se ha reforzado en hinchas, algunos comunicadores, exdirigentes e incluso dentro de Juan Pinto Durán, entre jugadores y cuerpo técnico. Medidas poco favorables fuera de la cancha, que muchas veces se utilizan como justificación para la irregular campaña que tiene al Equipo de Todos séptimo en la tabla sudamericana, con apenas seis puntos en seis partidos, que incluyen una derrota con Venezuela y un empate con Bolivia como local.
Posiblemente, si Chile tuviera en su cuenta los cinco puntos perdidos con llaneros y altiplánicos, nada de esto se estaría hablando. Pero el tema ya está ahí, se comenta también en el vestuario de la Roja, de hecho, y con molestia. “No somos nadie en Conmebol”, es el comentario que transita por los pasillos del búnker de la Selección. “Es una pena que nadie diga nada”, acusan otros, apuntando directamente a la dirigencia de la federación, encabezada por Pablo Milad. Hasta la ministra del Deporte, Cecilia Pérez, expuso en una entrevista con El Deportivo que “Chile nunca ha tenido una real preponderancia como fútbol en Conmebol frente a otros países”, aludiendo a la decisión de sacar la final de la Copa Libertadores femenina del país, lo que no tiene relación con las Eliminatorias, pero que también jugó en desmedro de los intereses de la Federación.
Consultados sobre este asunto, en Quilín afirman que no han escatimado en gestiones. “No es falta de muñeca, para nada. Lo que pasa es que la Conmebol hacen lo que quieren. Poco pescan al resto. Más que muñequear, reclamamos. En definitiva, nos cambiaron a todos. Pero en el caso nuestro se nota más, porque nos perjudica”, responden desde la casa central del fútbol chileno. En la sede del fútbol chileno apuntan a diversos factores, que incluyen el contexto generado por la pandemia. “Pablo lleva un año. Ha ido apenas dos veces a Luque. Las reuniones llevan un año siendo virtuales y los contactos se generan de forma presencial. ¿Qué significa tener peso? ¿Ser vicepresidente? Esto es carrera. Le están pidiendo a Pablo lo que no ha hecho nadie”, añaden en el organismo que rige al fútbol nacional. En Peñalolén sostienen que la influencia es un proceso que se construye en el tiempo. Y que, aún así, Chile tiene peso. “Por algo nos dieron el Sudamericano femenino de enero”, exhiben.
El estigma Aquino
El 8 de octubre de 2020, el juez paraguayo Éber Aquino se transformó en el principal enemigo público de los chilenos. En esa jornada, en la que Uruguay terminó venciendo a la Roja por 2-1, la actuación del juez terminó siendo decisiva: dejó sin sanción un penal de Sebastián Coates, quien desvió con la mano un centro de Víctor Dávila en los minutos finales del juego. No había sido su única intervención polémica, pues el primer gol charrúa se produjo después de que, mediante la intervención del VAR, el guaraní sancionara un lanzamiento penal, por una mano de Sebastián Vegas.
El revuelo que generó la actuación de Aquino y, sobre todo, el sentido común, hacían presagiar que difícilmente el juez volvería a cruzarse en el camino de la Selección. Sin embargo, la Conmebol desoyó ambos factores y lo mandó a dirigir el choque entre Chile y Bolivia, en San Carlos de Apoquindo. Otra vez, Aquino dejó su sello: cobró como infracción una mano de Guillermo Maripán frente a un remate de Marcelo Moreno Martins a escasa distancia, otra vez con la intervención del VAR, una decisión que le volvió a generar serios cuestionamientos.
En radio ADN, el exárbitro Iván Guerrero, comentó que este tipos de cosas no podían pasar y que básicamente se debe a que Chile “no tiene representante en la comisión de árbitros de la Confederación”, donde se definen los pitos de cada partido. Según su parecer, había un problema de manejo, no por un tema de evitar manos negras en el proceso, sino justamente porque así se evitaba el nacimiento de cualquier duda en ese sentido.
El viaje eterno a Santiago del Estero
El 3 de junio, Chile consiguió un empate frente a Argentina, en Santiago del Estero. Visto desde el punto de vista del resultado, el negocio se acercaba a lo redondo. Sin embargo, desde la programación del duelo en la ciudad perteneciente al Norte Grande transandino, ya había elementos para sostener que se trataba de una decisión controvertida. La ANFP, de hecho, intentó aferrarse al artículo 21 del reglamento de la FIFA, que establece que el estadio debe estar ubicado a un máximo de 150 kilómetros del aeropuerto internacional más próximo y que el tiempo de desplazamiento desde éste al recinto deportivo no puede superar las dos horas, si se hace por carretera. Para llegar a la sede de ese encuentro, Chile tuvo que recorrer 1.047 kilómetros, permaneció casi dos horas volando y, en total, completó cinco horas de operación relativa al desplazamiento.
No fue el único inconveniente, pues las esperas para los desplazamientos internos también se transformaron en eternas. La delegación debió someterse a una espera que bordeó las tres horas para las pruebas de PCR y ni siquiera contó con sillas para descansar durante el proceso.
Chile reclamó a la FIFA, pero no obtuvo respuesta favorable en el organismo que rige al fútbol mundial. Perdió en los despachos, pero igual ganó un punto como visita ante los actuales campeones de América. Logro que no pudo ser revalidado en casa, tras la farra de goles perdidos ante Bolivia. Al final, la peor pérdida nacional estuvo en la cancha.
Un rival cambiado
En la próxima fecha triple de las Eliminatorias, la Roja se jugará, virtualmente, la vida. El equipo de Lasarte está obligado a sumar una gran cantidad de puntos para mantener vivo el sueño de clasificar al Mundial de Qatar, aunque basta revisar el orden de los partidos para advertir la alta dificultad que afrontará. El recorrido se inicia el 2 de septiembre, nada menos que frente a Brasil. Al margen de los antecedentes históricos, que hablan de una amplia superioridad en favor de la Verdeamarilla, los recuerdos más recientes tampoco invitan al optimismo. De hecho, fue el equipo de Tite el que dejó en el camino a la escuadra de Machete en los cuartos de final de la Copa América.
Los siguientes rivales también están lejos de los que podrían considerarse como fáciles. La siguiente jornada pondrá a Chile frente a Ecuador, en Quito, apenas tres días de enfrentarse al Scratch. El desgaste por el viaje, la altitud y el cansancio por el esfuerzo del primer partido de la serie asoman desde ya como antecedentes considerables. Cuatro días más tarde, la Roja cerrará la fecha triple ante otro adversario de cuidado: Colombia. Los cafetaleros ya representaron una dificultad importante en el choque disputado en Santiago, en el que Chile, entonces dirigido por Reinaldo Rueda, pudo rescatar apenas un empate 2-2.
Sin embargo, ese orden pudo ser distinto. Y, ciertamente, algo más favorable para los intereses de la Selección. En Quilín esperaban que el último rival de la serie no fuera Colombia, sino Paraguay, en Santiago, partido que está pendiente y que corresponde a la quinta fecha de las Eliminatorias. “Lo que nos debió haber tocado era Paraguay de local. Curiosamente se saltan esa fecha y después la reponen. Paraguay va de visita en esta fecha y después tiene dos de local. Y luego vuelve a jugar de local. Es raro, por decir lo menos”, aseguran en la sede del fútbol chileno.
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