La evolución de Sapiens: Yuval Noah Harari publica un cómic y prepara serie de TV
El historiador israelí y uno de los intelectuales globales más influyentes, trasladó su exitoso libro al formato de las viñetas. Con su empresa Sapienship prepara nuevas producciones en distintos formatos. “Quiero ser el puente entre la comunidad científica y el público general, en todos los medios”, dice.
En las primeras páginas se le ve sentado en un sillón. Su figura delgada y calva sostiene un libro entre las manos. “Hola, me llamo Yuval Noah Harari. Soy historiador”, dice. “Sí, ya sé que los historiadores no suelen hablar de física, química y biología. Normalmente hablan de cosas como la Revolución Francesa”, prosigue. “Pero en realidad la historia humana es una prolongación de la física… la química… y la biología”, añade en viñetas donde aparecen Einstein, Marie Curie y Darwin dibujados como niños. “No comprenderemos sucesos como la Revolución Francesa hasta que entendamos cómo evolucionó la humanidad”.
Doctor en historia de Oxford y convertido en la figura intelectual más influyente a nivel global, Yuval Noah Harari es ahora un personaje de cómic. Reticente al principio, el historiador y filósofo israelí aceptó ser el guía en la lectura de Sapiens: una historia gráfica, el proyecto que trasladó a viñetas su libro más célebre, un fenómeno que ha vendido 16 millones de copias en el mundo.
Publicado en 2011 en su país, Sapiens es una ambiciosa y comprensiva historia de la humanidad que abarca 70 mil años, desde las primeras comunidades de Africa hasta nuestros días. Traducido al inglés en 2014, el libro se convirtió un bestseller y su autor adquirió la estatura de una estrella intelectual, escuchado por empresarios, gobiernos y líderes de la tecnología.
Sapiens, la novela gráfica es un proyecto en cuatro volúmenes que busca acercar los contenidos a un público más joven o que eventualmente se sintió intimidado con el libro. Y es además uno de los primeros productos nacidos al alero de Sapienship, la organización fundada en 2019 por Harari con Itzik Yahav, su esposo y agente.
“La idea es llegar al público general”, dice el historiador en entrevista con el diario francés Libération. “Aunque hoy en día todos se creen profesores de epidemiología, existe una flagrante falta de cultura científica. Sin embargo, más allá de la pandemia, los temas clave de nuestro siglo requieren un mínimo de comprensión científica, ya sea que estemos hablando de cambio climático, inteligencia artificial o bioingeniería. Y quiero ser ese puente entre la comunidad científica y el público general, en todos los medios”, afirma.
Conocido por su carácter sobrio y reservado, el historiador seguidor del budismo y que practica meditación diariamente, no se sentía demasiado atraído de aparecer en la novela, pero se convenció de que es un tipo de presentación más accesible y divertida. “En tiempos de pandemia es extremadamente importante hacer el esfuerzo de llevar el conocimiento tecnológico a una amplia audiencia para no dejar espacio a las teorías de la conspiración. La ciencia es muy complicada de explicar, y mientras tanto circula el rumor de que Bill Gates creó el virus en un laboratorio para controlar el mundo. Es vital que los científicos encuentren modos de comunicarse más interesantes para llegar a la gente”, dijo al diario El País.
Realizada en conjunto con el guionista belga David Vendermelen y el dibujante francés Daniel Casanave, la novela gráfica no es una simple adaptación, subraya Harari, sino una extensión de Sapiens. “Hay algunas ideas nuevas y sobre todo respuestas a preguntas que la imagen, a diferencia del texto, obliga a plantear. Por ejemplo, los primeros sapiens que hicieron fuego: ¿eran negros, blancos? ¿Hombres, mujeres? La respuesta científica no siempre es clara, a veces es necesario pensar en términos ideológicos …”. Publicada en español por Debate, llegaría a Chile a inicios de 2021.
Los nuevos desafíos
Junto con la figura de Harari, el cómic incorpora también un elenco de científicos para explicar disciplinas y teorías. “Es importante mostrar la ciencia como un esfuerzo colaborativo y no como una empresa individual”, dice. Algunos de ellos son reales, como el antropólogo de Oxford Robin Dunbar, y otros ficticios, incluso hay un superhéroe enmascarado, Doctor Ficción, y un detective de Nueva York “que investiga quién mató a la mayoría de los grandes animales del planeta durante más de 10.000 años”.
Con sede en modernas y luminosas oficinas en Tel Aviv, Sapienship es una organización multidisciplinaria que “aboga por la responsabilidad global”, según su página web. Su misión es poner atención en los desafíos más importantes que enfrenta la humanidad: “disrupción tecnológica, colapso ecológico y la amenaza nuclear” . Liderada a nivel gerencial por Itzik Yahav, la empresa busca difundir las ideas de Harari. Además de la novela gráfica, trabaja ahora en una gran exposición inmersiva, una serie de televisión, una historia del mundo para niños y libros de texto.
Al inicio de la pandemia, el historiador escribió un artículo en Financial Times que provocó debate sobre el mundo después de la pandemia. Hoy cree que los mayores riesgos no están en el ámbito de la salud, sino en la economía y en las amenazas totalitarias .
“El mayor peligro del covid ahora es económico y político, no médico. Las repercusiones de la pandemia pueden ser catastróficas y durar muchos años, con el colapso de regiones enteras, como Sudamérica, y la emergencia de nuevas tecnologías de vigilancia. Países muy cuidadosos en la protección de los derechos de sus ciudadanos están legitimando su uso", observa. "Puede que dentro de 50 años, cuando se eche la vista atrás, se la recordará no por el virus, sino por el momento en el que todos empezaron a estar vigilados por el Gobierno. Ese puede ser su gran legado. Sobre todo si existe vigilancia biométrica, no solo para saber adónde va y con quién se encuentra una persona, sino también para observar qué pasa en el interior de su cuerpo: su presión sanguínea, pulso del corazón, actividad cerebral. Los Gobiernos y corporaciones van a ser capaces de conocernos mejor que nosotros mismos; entender nuestras emociones y pensamientos, nuestra personalidad. Es una forma de control social con la que los regímenes totalitarios siempre han fantaseado”.
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